silvia dest "Mientras una docente del nivel secundario está en clase, un grupo de alumnos se encuentra completando un cuadernillo del curso preuniversitaro, otro grupo de chicos habla por celular, y otros alumnos preguntan ' ¿Para qué carajo nos sirve lo que nos estás enseñando?´". La anécdota fue el disparador con que la licenciada en Ciencias de la Educación, Silvia Duschatzky, comenzó la conferencia "¿Los problemas de la escuela o la escuela como problema?" que brindó en la Facultad de Ingeniería de la Unicen.

002Ante más de 150 personas ligadas al ámbito educativo, la investigadora de la Flacso habló sobre la necesidad de incorporar nociones nuevas de la escuela como institución, y de redirigir lamirada a las experiencias subjetivas que se corren de las normas educativas tradicionales. De las experiencias de lo no escolar, como define Duschatzky, y que permiten pensar escenarios que muchas veces la escuela o no ve, o interpreta y finalmente rechaza.

De acuerdo a la docente, "la escuela siente que tiene un universo de problemas, pero no está en problemas". La situación de la profesora de secundario que no logra conectarse con sus alumnos "distingue la diferencia entre la sensación de estar abrumado por muchas cuestiones y estar en problema. Para nosotros es celebratoria la situación de estar en problemas porque si no se está en problemas ninguna situación se suscita", aseguró Duschatzky. "Esa docente nos decía que para ella los pibes no tienen interés, no les importa nada, pero esa formulación no es una formulación problemática", señaló la especialista.

La conferencia fue organizada por el GODCE (Grupo Operativo en Didáctica de las Ciencias Experimentales) del Departamento de Profesorado de Física y Química de la Facultad de Ingeniería. "Un problema siempre es una afirmación, nunca es un déficit. Porque analizarlo como déficit es pensar que la realidad está equivocada, y que el punto de vista que evalúa la realidad es el que contiene toda la verdad de las cosas. Como los pibes no se conectan, están desinteresados, y yo, docente, evalúo en función de satisfacer mi punto de vista escolar. De aquí sale una primer premisa, que es para hacer hablar a la escuela necesitamos abandonar el punto de vista escolar", expresó ante un auditorio repleto.

"Si yo formulo el problema como desinterés, es decir como un déficit de la realidad, todo lo que vaya a hacer, va a ser buscar dispositivos o recursos que restituyan aquello que se perdió. Eso es un desvío estéril", aseguró.

La disertación se extendió a lo largo de dos horas en las que Silvia Duschatzky habló de experiencias que se desprendieron de sus trabajos de investigación sobre "Violencia, escuela y subjetividad. Sobre las formas de violencia contemporánea, su relación con la experiencia escolar y con los modos de producción subjetiva en jóvenes urbanos" y que plasma en los libros que editó. También proyectó fragmentos de la película "Detachment" de Tony Kaye, sobre un profesor y su relación con sus alumnos, para abrir el debate con los presentes al finalizar la actividad.

"Es muy fácil pero muy devastador atribuir un déficit a eso que no sabemos explicar. Como no soportamos no saber, rápidamente encendemos el automático de un montón de clichés de interpretación, clasificación, y según ese cliché o protestamos, o derivamos a un psicólogo, o convocamos a los padres, o hacemos un curso para saber qué hacer cuando en verdad sólo se trata de pensar lo que no se sabe. Pero pensar lo que no se sabe implica un dispositivo de trabajo sostenido, incierto", señaló Duschatzky.

Por último, la investigadora dijo que le interesa un "pensamiento educativo, no solamente hacer hablar a la escuela, sino elaborar un pensamiento acerca de qué es estudiar. La escuela es en sus modos de expresión", indicó, y agregó que "el problema es que su modo de expresión está profundamente deshilvanado porque no responde a un común de sentido ni a una comunidad. Históricamente alumnos y docentes sabían que la escuela se habitaba de un modo, hoy aunque la escuela guarde algunas dimensiones antiguas no expresa un único modo de funcionamiento", y consideró: "creo que se debe encontrar que la escuela es un territorio de la ambivalencia de la multitud como dice Paolo Virno, donde todo puede pasar, donde también pueden pasar cosas interesantes", sostuvo.

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