constru destUno de principios básicos de la Universidad es contribuir al progreso social, tanto a través de la formación de profesionales, como en tareas de extensión con el resto de las instituciones de una sociedad, siempre en busca del crecimiento. En este sentido, desde la Facultad de Ingeniería de la UNICEN se promueve la intervención activa de la comunidad universitaria, y eso ha llevado a innumerables proyectos junto a entidades barriales, educativas, deportivas, empresariales, etc.

Estas iniciativas cobran cada vez más presencia y permiten que los estudiantes logren sus primeros acercamientos profesionales de manera comprometida con el entorno. Así, la construcción es formal, pero también real, especialmente en el ámbito de la ingeniería civil, donde la FIO diseña obras en un club, una sociedad de fomento, un barrio y una institución educativa.

El arquitecto Miguel Cilley, docente de Ingeniería, considera que las relaciones con estas entidades surgen en “la necesidad de una institución, que generalmente brinda un servicio a la sociedad y quizás no tiene la posibilidad de contratar a un profesional de forma privada, entonces presenta su inquietud a la universidad”, señaló. Cilley, junto a un grupo de estudiantes, interviene en la construcción del barrio BICE (Barrio Iglesia Cristiana Evangélica), en el diseño del Jardín Maternal Upa La Lá dentro del Complejo Universitario de Olavarría, la remodelación del Club Pirovano de la localidad bolivarense, y la ampliación de la Sociedad de Fomento Villa Aurora.

Construcción comunitaria

Las instituciones nacen con un propósito e influyen en las prácticas de los actores que las utilizan, pero a su vez atraviesan transformaciones producto de los mismos usos, entonces un playón que en principio fue diseñado para hacer deporte, con el tiempo se transforma en un escenario ideal para espectáculos, porque eso le sirve más a la comunidad. Esto ocurre con el Club Atlético Pirovano Juniors, y experiencias de intervención como estas son sumamente enriquecedoras para los estudiantes de Ingeniería, que no sólo tienen sus primeras prácticas en terreno profesional, sino que aprenden que hay muchas formas de “construir”: edificios, accesos, pero también sentido social y relaciones. Las partes involucradas se reúnen, discuten, plantean los aspectos a tener en cuenta y se arma un programa.

Hace más de 20 años que la Facultad de Ingeniería asesora construcciones y trabaja rediseños de instituciones de la zona. El historial abarca desde reformas en clubes como Racing o Ferro, hasta casas parroquiales. Todas las demandas son abordadas, a veces como trabajos dentro de las cátedras, otras concretándose en proyectos de extensión o voluntariado. Tal es el caso de “Materializando Solidaridad”, que inició el arquitecto Néstor Mineo en el 2011 y actualmente volvió a presentar Miguel Cilley, por el cual a través del Programa Nacional de Voluntariado Universitario se diseña y brinda apoyo técnico a mejoras habitacionales de familias de bajos recursos que solicitan colaboración al Municipio.

Cimientos sólidos

Construir es un término muy versátil, que en general se asocia a hechos positivos. Como el que da origen al Día de la Construcción, por el 17 de noviembre de 1869 en que se inauguró oficialmente el Canal de Suez que une al Mediterráneo con el Mar Rojo. Desde ese entonces es un símbolo de las posibilidades de la industria de la construcción, como también del esfuerzo del hombre al servicio de la comunidad. Con impacto regional, Ingeniería también apuesta la construcción solidaria.

En la sede de Los Gladiolos 2285 de Villa Aurora, la institución participa del reacondicionamiento de una biblioteca para la Sociedad de Fomento del barrio. El equipo de trabajo está integrado por los arquitectos Miguel Cilley y Lorena Markovina, y los estudiantes de agrimensura Víctor Angelelli y Manuel Madero, de electromecánica Luciano Díaz y de ingeniería civil, Gonzalo Falcón, quienes trabajan multidisciplinariamente. La idea es confeccionar un proyecto íntegro para que la entidad barrial tenga su propia biblioteca, además de una oficina para la psicopedagoga y las familias. Con este trabajo, la entidad podrá solicitar los materiales necesarios a las autoridades municipales y concretar un nuevo sueño.

En este proyecto, los vecinos no habían pensado en que la oficina de la psicopedagoga podría tener una antesala para quienes esperan fuera. “Nuestro trabajo, con los chicos, es proponer alternativas que tal vez no han tenido en cuenta. Desde la disposición de los libros, a la posibilidad del acceso a Internet. Son múltiples las forma de diagramar esto, pero es la comunidad quien decide los usos y eso interviene en el diseño”, expresó Cilley.

Un tanto más ambiciosa es la iniciativa de construir un edificio para el Jardín Maternal Upa la lá dentro del Complejo Universitario de Olavarría (CUO). Cilley y la estudiante de ingeniería civil Macarena Menón, diseñaron una obra especialmente para este fin, con referencias de las autoridades del maternal tanto como de otros jardines. De concretarse las obras que se proyectaron a través de un proyecto de extensión, las docentes y alumnos de 45 días a 3 años podrán desarrollar su actividad en una construcción creada para tal fin.   

“Creo que la institución busca un respaldo del saber, que está garantizado por la historia de la Facultad de Ingeniería”, expresó el arquitecto, que sostiene que las obras “comunitarias” no conllevan grandes diferencias con las particulares. Al momento de proyectar una obra en edificios donde circula mucha gente o son utilizados socialmente, “no hay diferencias en cuanto al diseño, tal vez sí en los usos o la seguridad, pero en cuestiones ambientales, aprovechamiento del sol, aislamiento del ruido, eso es más o menos lo mismo”, indicó.

Con la docente Lorena Markovina también participa del asesoramiento y asistencia del barrio BICE (Barrio de Iglesias Cristianas Evangélicas) Se trata de una obra de cien viviendas, en el norte de la ciudad. La obra ya está en marcha, con el método de autoconstrucción y si bien esta característica la sitúa en un largo plazo de ejecución, la FIO ya entregó propuestas de planos de las casas, instalaciones, y soluciones constructivas.

Por su lado, el proyecto que se desplegó en uno de los dos clubes históricos de Pirovano, el Atlético Pirovano Juniors, surgió de un pedido de la Fundación "Proyectar por los Pueblos", para confeccionar refacciones y ampliación de las instalaciones. En primer lugar, la restauración de estos espacios, iban a destinarse a revivir el deporte y recreación en la localidad rural, pero con el tiempo surgió el pedido de guiar la propuesta a un espacio que sirva para recibir a músicos y montar espectáculos culturales. “En este caso particular se notó más la diversidad de opiniones que existen, a diferencia de obras más pequeñas”, contó Cilley, que integra el proyecto junto a la estudiante de ingeniería civil María de los Milagros Varela.

A diferencia de lo que se podría creer, no son los cálculos matemáticos y estructurales los que orientan este tipo de proyectos, sino un trabajo sociológico más extenso en el abordaje de los usos, costumbres, prácticas y necesidades de la institución que guía la obra. “Además de ser fundamentales, los requerimientos son únicos de cada sociedad de fomento, de cada directora de jardín, de esta comisión del club. Por eso además el crecimiento y las transformaciones hay que pensarlas a futuro en la instancia inicial, no cuando ya finalizó la obra”, señaló el arquitecto.

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