micropart dest “Esto arranca hace unos años, cuando Fabián (Irassar) trajo la iniciativa de empezar a investigar los separadores de polvo, porque él traía la inquietud desde su condición de especialista en hormigones; y sabía la importancia que tenía el tema para ese material para logar determinadas propiedades”, dispara la Dra. Mirta Barbosa desde el Laboratorio de Micropartículas.
El arranque se dio con separadores ciclónicos, que fue un tema nuevo para la FIO pero no para otros científicos del mundo.

Génesis

La idea original surgió de un consorcio de empresas metalmecánicas de Olavarría, a través de un trabajo integral que abarcó diversos frentes, pero que terminó atacando una de las debilidades del sector.
Relata el Ing. Fabián Irassar: “Las empresas metalmecánicas tienen un elevado volumen de producción a fasón, que se mide por kilo de hierro; entonces se decidió ponerle conocimiento a los kilos de hierro, para ponerle valor agregado”. El plan contemplaba que la Universidad generara un aporte al conocimiento de las empresas, para convertirse entre todos en propietarios de ese nuevo saber.

El viejo método

El polvo, finamente dividido y luego recuperado (usando la vieja técnica de separación de la paja del trigo), posee una enorme, cada vez mayor, aplicación en la industria. En la multiplicidad de aplicaciones, la región central de la Provincia ofrece una veta de progreso muy atractiva. En efecto, y tratándose de una zona minera por excelencia, se generan arenas que provienen de la 

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trituración de la piedra, y esos son enormes depósitos que están desaprovechados. Esto se debe a que las arenas no tienen la granulometría adecuada, pedida por las normas, para la producción de hormigones. “Haciendo una correcta distribución de las partículas, lo que implica separar las partículas y volverlas a dosificar de acuerdo con la Norma, se logra un muy buen aprovechamiento”, señala Barbosa.
Ese desafío forzó a abandonar los separadores ciclónicos, insuficientes para los efectos buscados, desarrollando otro tipo de máquinas que resultaran más aptas. Allí entra a jugar la importancia del Ing. Andrés Petit, estudiante de doctorado de la FIO que llevó adelante su Trabajo Final de Carrera sobre esa línea de conocimiento. Actualmente está desarrollando su tesis a través del diseño y construcción de una máquina separadora, consiguiendo no solo un crecimiento personal sino un aporte importante para la FIO.

Empresa + academia

“Lo más relevante de todo este proceso es que la Universidad logró asociarse con las empresas para dar una solución a un problema real”, apunta Irassar. “Y hay una continuidad en el horizonte, es el desarrollo de tecnologías con un laboratorio que pueda valorar la producción de esas máquinas y, sobre todo, certificarlas”.
Existe en la zona un mercado de producción y venta de maquinarias para esta rama de la industria; sin embargo, el negocio se potencia en la medida que aparezca un desarrollo diferencial, que se distinga de la oferta convencional. Para esto, la FIO ha trabajado en una cadena de valor que significó hacer proyectos sobre ‘Mejora de la productividad en la empresa’, ‘Capacidades de diseño’ que se lleva adelante en gran parte en el Laboratorio de Micropartículas, ‘Equipos de medición’, y finalmente la Planta Piloto donde esas máquinas se pueden probar, cerrando así la cadena de creación del conocimiento. “Esto respondió a un plan estratégico elaborado junto con las empresas”, dice el Ing. Irassar, “en el que se tuvieron en cuenta varios aspectos como la competencia a nivel regional, nacional e internacional; buscamos detectar dónde estaban los mejores nichos de oportunidad. Encontrarnos que en el país solo hay dos empresas que hacen una pequeña parte de este proceso, y en el mundo también hay pocas. Como además encontramos que el tema tenía aplicación para el cemento, los granos, los alimentos, etc., dedujimos que ese era el tema a abordar. Y acá estamos...”.

La estructura

El edificio surgió a través de un proyecto conjunto, financiado por la Universidad, a través de aporte reembolsable a instituciones. La estructura está comandada por el Ing. Fabián Irassar y la Dra. Mirta Barbosa, pero también participa un grupo de docentes entre los que destacan el Dr. Leonel Pico y el Ing. Oscar Cabrera. Resultó relevante la intervención de Gustavo Sosa, por su experiencia en la industria; y con el tiempo llegó la Dra. Cecilia Paulo ocupando funciones relevantes especialmente en Optimización.
El emprendimiento científico ha resultado, además, campo fértil para importantes desarrollos académicos. Por ejemplo, Leonel Pico realizó su tesis doctoral en el marco de este proyecto, y actualmente se están desarrollando las tesis doctorales de Andrés Petit y de Miriam Cocconi.
El sistema de separación a nivel Planta Piloto consta de un dosificador de polvo, el separador propiamente dicho (ciclón u otra máquina), un filtro de mangas y un ventilador que impulsa el flujo. La construcción de la máquina adaptada a las necesidades de la investigación y diseñada por Andrés Petit fue construida por la empresa SIMPI en el marco de un acuerdo Facultad-Empresa.
Con toda esta estructura, el Laboratorio de Micropartículas se prepara para jugar rondas cada vez más exigentes. El equipo de trabajo es consciente de que la venta de su labor es un punto en el que hay que trabajar arduamente. Destacan especialmente el papel jugado por el Ing. Horacio Balbiani, del IDEB, para promover el contacto con las empresas clientes, con potencial alcance nacional. El paso siguiente pasa a ser la creación de una marca comercial, por protocolo.

Horizonte abierto

“La generación de conocimiento se ha consolidado en estos años”, declara Irassar. “En eso estamos bien. Ahora debemos escalar a que las empresas puedan vender los prototipos a nivel nacional. Eso ya no es nuestra misión, pero podemos acompañar a las empresas”.
La visita del Dr. Cecatto, Director del CONICET, no pasó inadvertida. Ni tampoco lo fue el Laboratorio para el ilustre visitante. Según la Dra. Barbosa, “el CONICET privilegia la aplicación del conocimiento, y eso acá se vio claramente. No sirve de nada investigar si el conocimiento no se aplica a mejorar el contexto. Y particularmente, la tendencia es mover hacia los cuidados del medio ambiente. Por lo tanto esto es un tema que se viene inexorablemente...”.

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