El ingeniero Héctor Comparato analiza la relación entre inundaciones y obra pública.

12 de abril de 2017

  comparato
El ing. Héctor Comparato es docente de la Facultad de Ingeniería.

Otoño desembarcó con un gran caudal de lluvias que parece no dar tregua a localidades de todo el país. La inundación en Comodoro Rivadavia, que en la última semana arrasó con la ciudad, pareció inaugurar un escenario que en menor escala de daños se replicó en General Villegas, Trenque Lauquen, Mar del Plata, La Madrid y La Cocha (Tucumán), Santa Rosa (La Pampa), Posadas (Misiones); y puso en alerta tantas otras en un total de diecisiete provincias. El panorama despierta los peores recuerdos para los olavarrienses, y el análisis del ingeniero Héctor Comparato, docente de la Facultad de Ingeniería, exige una revisión del accionar político.

No hay obra que impida el paso del agua cuando cae el doble y hasta el triple de la media anual, en sólo unos días. “Si el régimen de lluvias de Comodoro Rivadavia es de 200 milímetros por año y caen cerca de 400 en una semana, es fuera de lo normal y la ciudad no está preparada para recibir esa cantidad de agua en poco tiempo”, explicó quien además es director de Hidráulica de Azul. “Por ejemplo, en nuestra zona, centro de la provincia de Buenos Aires, el promedio anual es entre 800 y 900 mm”, agregó.

lluvias
Fuente: Christian Garavaglia, SMN. 

“Buscar la causa de las inundaciones puede ser muy errático, difícil de encasillar”, dijo Comparato. “Si hablamos del clima, el globo terráqueo está rodeado de una masa de aire en pleno movimiento con determinada presión, temperatura, etc. Nosotros estudiamos la probabilidad del tiempo, los pronósticos, en ese sentido tenemos una relación muy cercana con el Servicio Meteorológico Nacional”. Entonces la pregunta es, una ciudad como Comodoro Rivadavia ¿pudo haber prevenido la catástrofe por la cual se evacuaron a más de 10 mil familias? “Las condiciones son adversas pero esto es un hecho inédito. Cuando ocurrió la inundación del ’80 lo que se dijo a nivel gobierno fue ‘bueno, esto fue algo excepcional, no va a volver a suceder’ y cinco años más tarde se repitió”, ejemplificó. En este sentido, la ciudad petrolera hace más de cinco años que sufre inundaciones.

La obra pública, la mejor carta

Comparato fue el primer subsecretario de Hidráulica que tuvo Olavarría, en el año 2014 cuando se creó el área. Casi dos años después renunció a su cargo y actualmente se desempeña como director de Hidráulica del municipio azuleño, de donde es oriundo. Además, es docente de las asignaturas Hidrología y Obras Hidráulicas de la carrera de Ingeniería Civil de la FIO, y fue coordinador de las Comisiones técnicas de estudio de factibilidad de construcción de defensas contra inundaciones en la cuenca alta del Arroyo Tapalqué en el Partido de Olavarría.

La obra pública atraviesa gran parte de su trayectoria. “La obra hídrica es fundamental, y me sigo enterando de lugares donde hacen el pavimento sin tener en cuenta el desagüe pluvial. El tema político es algo que está siempre en movimiento y nunca vas a saber el final de la historia. Si bien se hacen cosas bien, es muy difícil instalar los planes directores a largo plazo”, explicó el ingeniero. “Por eso, instituciones como la Facultad tienen que tener presencia en este tipo de proyectos pensado también para la región”, añadió. Justamente a ese objetivo apuntó el seminario de Mejores Prácticas en la Ingeniería Municipal, que la FIO dictó hace poco destinado a funcionarios y equipos técnicos de localidades del centro de la provincia.

“El defecto del sector político es pensarse en su Partido”, apuntó Comparato. “En Olavarría en un momento podríamos haber trabajado juntos y no se logró, y después se instala el hecho de que Azul se inunda y Olavarría no, pero eso también es de mucha ignorancia, porque en estos temas se habla de cuencas, no importa si es Olavarría, Azul, Tandil, etcétera”, señaló el funcionario; y contó que “uno de los planes directores que hicimos pero quedó en los papeles fue el Plan de Ordenamiento Hídrico de 1.600.000 hectáreas en el partido norte de las sierras de Tandilia que comprendía Olavarría, Azul y Tandil, y aguas abajo Ayacucho, Rauch, etc. Fue una gran idea, trabajamos hasta el anteproyecto, pero hubo un cambio político y lo perdimos, este ejemplo es el mayor problema de nuestro país. Para colmo tenemos elecciones cada dos años y pensamos en ese plazo, pero hay que pensar a 50 años”, consideró.

El caso Azul

El ingeniero llevó el plano de análisis a lo ocurrido con la ciudad cementera y la cervantina: “La verdad es que si Azul no se hubiera inundado los últimos años, no sé si estaríamos por inaugurar una presa. Después de 30 años se está por inaugurar La Isidora y otra, Manantiales, está en proceso de construcción”. Por eso –insistió- uno de los problemas troncales es saber qué va a pasar, y para afrontar esto los planes directores son el único camino. “Acá todo tiene que ver: la naturaleza, lo político, el conocimiento científico”, expresó Héctor Comparato.
"Si Azul no se hubiera inundado los últimos años, no sé si estaríamos por inaugurar una presa"
Héctor Comparato

Las cuencas de Azul y Olavarría tienen características similares, a pesar de que las acciones para atenuar las consecuencias de las inundaciones son diferentes. “Es la ingeniería la que busca atenuar los fenómenos”, remarcó el ingeniero civil, y se refirió nuevamente a las presas: “En el año 1989 se pidió un estudio al BID (Banco Interamericano de Desarrollo), que financió el proyecto de La Isidora y Manantiales, que está en ejecución. Es un terraplén de 4000 metros, tiene 8 orificios y lo que hace es que en esa zona alta donde el agua baja muy rápido, se regule el paso. En una medición que hicimos pasaban 100 metros cúbicos por segundo, el impacto de la Isidora es que bajaría a 36 por segundo”. Pero entre el ’89 y el 2017, los vecinos de Azul sufrieron varias inundaciones.

Más allá de la coyuntura política, el Estado debe articularse para llevar soluciones a las comunidades, que es en última instancia, razón de su existencia. La Isidora, por ejemplo, logró reunir modelos de simulación de la Facultad de Ingeniería, la Municipalidad de Azul y el Instituto de Hidrología de Llanuras para llegar a un proyecto completo. Será cuestión de llevar el ejemplo tanto al norte como al sur del país.

 

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