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Miriam Gómez, Ingeniera y Nodocente.

16 de junio de 2017
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Ing. Miriam Gómez

“Me pone más nerviosa hacer la nota que inspeccionar las obras”, confiesa Miriam Gómez en el arranque.

Es que ese personaje silencioso, usualmente ataviada con botines de seguridad y casco blanco, es una de las principales responsables de que las obras que se ejecutan en el Complejo Universitario lleguen a buen final.

Su último logro es la ampliación del edificio de Aulas Comunes, puesto en funciones formalmente para la muestra del Edificio de la Biblioteca Nacional. “Esta obra salió sin mayores problemas, la verdad es que no hubo grandes conflictos. Diría que lo más severo fue trabajar en pleno verano”, comenta Miriam entre sonrisas, “pero ya es parte de mi rol. Las obras no paran, y menos en enero que es cuando hay más obras, más movimiento. En especial en nuestro Complejo, porque paran las actividades académicas y administrativas y eso permite avanzar mucho con las construcciones”.

Cuidar nuestra casa

Miriam es Ingeniera Civil; forma parte del plantel Nodocente de la FIO, con funciones de Técnico Profesional dependiendo de la Secretaría General. Su misión más resonante es la de inspeccionar la ejecución de los trabajos. Traducido, es quien cuida la correcta aplicación de los fondos públicos aplicados a las obras en el Complejo. No se considera una inspectora complicada, aunque acepta que “me gusta ir todos los días, estar encima de los trabajos, porque siempre se te puede escapar algún detalle”.

En cuanto al flamante edificio, cuenta que “hay cosas interesantes, en especial en lo relativo a instalaciones. Por encima del cielorraso pasa la mayoría del cableado, por ejemplo está todo previsto para instalar cañón, iluminación especial. Hay una sala de Proyección, detrás del Aula grande y conectada con ella, para controlar todo lo que es imagen y sonido”.

En su experiencia, la obra muestra “cosas innovadoras en el equipamiento. Por ejemplo, en las Aulas se han instalado pizarrones de vidrio, que facilitan la limpieza y evitan el rayado. Y otro elemento destacable es la rampa de acceso desde el Estacionamiento, que respeta todas las Normas de Accesibilidad. Se le agregaron las baldosas para disminuidos visuales, tanto al principio como al final de la rampa para que puedan percibirla, por textura y por color”.

Orgullo de mujer

Durante la charla, se vuelve inexorable hacer una referencia a su condición femenina inserta en escenarios mayoritariamente masculinos. “Al principio cuesta un poco”, relata. “Pasa que a veces los trabajadores cuestionan alguna decisión, pero si va otra persona... bah, un hombre, la toman sin discutir”, admite. “Pero estoy segura de lo que hago, así que finalmente se salvan todas las situaciones. No recuerdo haber tenido nunca un problema serio con los trabajadores”.

Ocurre que su rol la pone en situación de dialogar día a día con el personal que trabaja en las obras. “El diálogo entre la Facultad y el Representante Técnico de la empresa lo sostiene Lalo (N.R.: el Secretario General de la FIO, Néstor Ferreyra). Lo que yo hago es ir todos los días a la obra, y veo los detalles, hago alguna observación o reclamo. Hay cuestiones que se resuelven en el momento y en otras tiene que intervenir Ferreyra”.

En su historia como trabajadora de la FIO también acumula tareas como proyectista. Pero toda la comunidad FIO la visualiza en su papel de inspectora. Casco, discreción y persistencia, se ve desde afuera. Pero desde adentro ella asegura que las claves para hacer bien su trabajo son “ir todos los días, recorrer la obra, llevar los planos y pliegos por si surge una diferencia. Pero, sobre todo, hablar con la gente”.

No descansa. Ya está entusiasmada con la obra que se viene, el Sector de Oficinas para SEVYT y Posgrado. Y se resiste a aceptar el reconocimiento por un edificio que funciona tal como se había previsto gracias a su rol. “Solo hice mi trabajo”, dice. Y se va, apurada por revisar unos “detallecitos” que, según ella, le han quedado pendientes...

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