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forlan destPablo Furlán es uno de esos casos típicos de estudiantes que se ven forzados a retrasar su graduación universitaria, por haber ingresado al mundo del trabajo profesional en un modo precoz. “Yo arranqué la Facu en el 2004, hice una carrera más que aceptable y pude terminar de cursar en el 2010. ¡No está tan mal!”, expresó entre sonrisas. “Pasó que justo ese año empecé a hacer una pasantía que ofreció la Facultad, en la empresa IMPO, así que fui llevando el final de la carrera entreverando finales y trabajo”.
Pablo no preveía el rumbo que iba a tomar aquella pasantía para su incipiente ejercicio de la profesión. “Me quedé en esa empresa, y me fui desarrollando, hasta que en 2012 me ofrecieron ir a trabajar a Uruguay. Debía algunos finales, pero son oportunidades que no se pueden dejar pasar, así que terminé de rendir el último final que me quedaba en febrero, y ya para abril de ese año hice los bolsos y me fui”. Parece un relato repleto de nostalgias, aunque se trate de pocos años atrás.forlan1
Se pone serio cuando cuenta acerca del campo laboral: “En Uruguay fui a trabajar en la ampliación de la fábrica de cemento de ANCAP, en la ciudad de Minas. Ese mismo año fui terminando la tesis hasta que logré rendirla en diciembre”.
No oculta su orgullo por haber encarado exitosamente un desafío no sencillo. “El laburo que yo hacía en la fábrica de cemento consistía en llevar adelante la ingeniería completa de las obras civiles. Además, dirigía la ejecución de estructuras metálicas y deslizados de hormigón”. Le brillan los ojos cuando agrega: “Hubo que hacer una torre intercambiadora de... ¡casi 90 metros! Me tocó la ingeniería y la ejecución”, subrayó.
Lo acertado de su desempeño hizo que se prolongara la estadía en ese país. “Estuvimos en esa obra hasta septiembre de 2013, pero al mismo tiempo la empresa había encarado un proyecto muy atractivo, en el que tuve la suerte de participar: la ingeniería para una fábrica de cal desde cero, propiedad de Cementos del Plata S.A., en la ciudad de Treinta y Tres. En esta obra, la empresa era el contratista principal por lo que estábamos a cargo de toda la ingeniería, y también de la ejecución de todas las obras civiles”. Ante la pregunta, cargada de ironía, acerca de si todo sigue en pie, suelta una carcajada. “Sí, sí, en este momento la fábrica está marchando, solo quedan algunos edificios chicos y detalles para terminar, pero se puede decir que se cumplió con el deber”.
Pablo no le escapa a la mirada introspectiva. “En mi caso, la primera obra de Minas fue todo nuevo, yo no tenía experiencia en obras industriales de tal magnitud, pero fue muy enriquecedora; vas aprendiendo todos los días de gente con mucha experiencia, sorteando obstáculos de ingeniería y de obra. Y todo eso es una ganancia que te va quedando, son ejemplos que más adelante sirven y mucho...”, relató. “Para la segunda obra en la fábrica de cal ya contaba con esa experiencia, no te das una idea lo que me sumó. Y así ha sido todos los días, he ido aprendiendo y tratando de sacarle todo el jugo al trabajo”.

Crecimiento continuo

Respecto de aspectos más específicos de su especialidad, la Ingeniería Civil, Pablo agregó que “hubo mucho aprendizaje en métodos constructivos, y soluciones de todo tipo que ponen a prueba los conocimientos de la Facu”.
“En la parte humana se formaron muy buenos grupos de trabajo en las dos obras, con gente proveniente de lugares muy diversos. Eso hizo que toda la experiencia fuera mucho más completa, porque sumás crecimiento profesional pero también personal. ¡Y ahora tengo muchas amistados en los dos lados del charco!
forlanLa charla no da respiros. Pablo amenaza con prolongar la entrevista horas y horas hablando de Ingeniería y mostrando fotos. Y las muestra, apasionado por la profesión como si fuese un veterano de mil batallas.
Cuando llegó el momento de reflexionar sobre el papel de la FIO, afirmó que “la formación en la Facu me sirvió un montón, incluso durante estos cuatro años y medio trabajando allá, siempre mantuve contacto con profesionales de la Facultad para hacer consultas, pedir algún que otro consejo; y hasta hemos encargado algunos estudios puntuales a la gente de Civil para dar solución a problemas que surgieron en la obra. Nos llegamos a meter en temas que no nos correspondían rigurosamente como contratistas principales, pero lo hicimos sabiendo que contábamos con el soporte de la Universidad que nos daba respuesta”, sostuvo.
“La Facu siempre me trae buenos recuerdos, estar en contacto con amigos (ahora colegas); y nunca perdí la relación con los docentes, ¡la verdad que vale la pena mantener ese vínculo! Más de una vez me tocó volver a la Facultad después de haberme recibido y la verdad siempre trae buenos recuerdos, cada vez que voy rescato del recuerdo viejas anécdotas como las debemos tener cada uno de los que pasamos por ahí”, reflexionó con una sonrisa pícara. “¿Te cuento una que tengo con un profesor?”, convidó. Y retomó el relato entre risas. Pero ya el grabador estaba apagado...

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