Nuevas campanas de extracción para los laboratorios de la FIO.

El 5 de diciembre de 2007 ha quedado marcado en la memoria de los profesionales vinculados con la Ingeniería Química en Argentina.
Ese día, poco después de las diez de la mañana y en instalaciones de la Universidad Nacional de Río Cuarto, un tambor de hexano cayó de un montacargas, provocando un incendio y una explosión en cadena. Un estudiante y cinco investigadores muertos fue el saldo de la tragedia. Aunque a un alto precio, la comunidad científica tomó conciencia de la importancia de la seguridad en los ambientes académicos.
La manipulación de productos riesgosos para el personal ha sido enfocada desde otra perspectiva a partir de entonces. En ese encuadre cobra especial trascendencia la llegada a la FIO de nuevo equipamiento. Se trata de extractores de gases y vapores, con sus respectivas campanas y dispositivos de comando.

Suenan campanas

Las campanas de extracción son un tipo de sistema de ventilación, cuya función primordial es proteger al usuario (estudiantes, becarios, docentes, investigadores) contra la exposición a vapores químicos, gases, polvo y aerosoles; funcionan como barreras físicas entre los reactivos y el laboratorio, ofreciendo protección contra inhalaciones, derrames de sustancias peligrosas, reacciones y fuego.

Según explica la Directora del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología de los Alimentos, Isabel Riccobene, todo se concretó por intermedio de un Proyecto presentado al Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. El trabajo de estudiantes de la carrera vinculados con la temática de Seguridad e Higiene, la conciencia grupal acerca de la seguridad en su contexto laboral, y el acierto de las gestiones posteriores, condujeron la propuesta hacia un resultado feliz.

Norte claro

César Castiglia, Asistente Técnico del Departamento y figura emblemática de la seguridad en los laboratorios químicos de la FIO, asegura que se trata de un equipamiento de primera calidad, “de lo más moderno que se puede conseguir hoy en el mercado”.
Según Riccobene, “estos equipos no llegan solo para optimizar las condiciones de trabajo actuales; también está en pleno surgimiento el Laboratorio de Microbiología, un paso importante para la ciencia olavarriense en general, y para la Facultad de Ingeniería particularmente”.

Los extractores y las campanas arribaron a Olavarría en un contexto general que obliga a extremar los recaudos a la hora de invertir en equipamiento para investigación. “Nos sorprendimos”, admite la Directora del Departamento; “pero esto da fuerzas porque confirma que si hay un norte claro y se trabaja con seriedad, las respuestas aparecen. Es más, a los pocos días recibimos mobiliario para el almacenamiento de inflamables y corrosivos…”.