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Un estudiante de la FIO colaboró con la Carrera Solar por el desierto chileno.

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Nicolás Brizzio, unico representante argentino en la carrera solar más exigente del mundo.

• 13 de noviembre de 2018

 

Árido. Inmenso. Ventoso. Sofocante. No hay casi nubes en el desierto de Atacama. El sol siempre es protagonista en esa región de Chile. Ingrato para vivir, pero ideal para aprovechar la energía de la naturaleza.


En ese escenario se corrió días pasados la 5ª edición de la Carrera Solar Atacama, una competencia para vehículos impulsados con la energía del sol que reúne a equipos latinoamericanos, y de algunas otras latitudes. Como fiscalizador y colaborador, viajó especialmente hasta Chile el estudiante Nicolás Brizzio, quien cursa el cuarto año de Electromecánica en la Facultad de Ingeniería de Olavarría. Nicolás trabaja actualmente en el desarrollo de una versión urbana del proyecto Pampa Solar, y si bien no formó parte de los equipos de la FIO que compitieron en Atacama en la primera y segunda edición, conoce todos los detalles de esa aventura.


Los dos autos solares de la FIO que compitieron en el desierto dejaron una gran impresión en los organizadores y en equipos de otras universidades. Con premios a la eficiencia energética y al uso del litio, el equipo olavarriense se posicionó entre los mejores del certamen. Aunque la falta de presupuesto alejó las chances de participar en las demás ediciones, la presencia de un representante local reavivó el espíritu del proyecto, entre otras cosas porque el desarrollo tecnológico sigue estando entre los más avanzados, y porque incluso es referencia actual de otros equipos.


La Carrera Solar de este año largó el 20 de octubre, y durante ocho días los vehículos debieron recorrer más de 2600 kilómetros entre Santiago de Chile y Arica. Además de los locales, participaron equipos de Colombia, Bolivia, Bélgica, y uno mixto entre españoles, árabes y chilenos.


Nicolás fue uno de los responsables de fiscalizar los autos durante las pruebas dinámicas y estáticas, y así determinar si estaban aptos desde lo eléctrico, mecánico, y solar, para poder largar. Durante la competencia, además, fue veedor de distintos equipos, para garantizar las buenas prácticas y una gestión tecnológica responsable.


El estudiante de la FIO fue seleccionado entre una gran cantidad de postulante de todo el mundo, por su experiencia de trabajo en el proyecto Pampa Solar. Fue el único argentino designado para esas tareas, junto a compañeros de Colombia, España, México, Holanda, e Italia.


Distintos e iguales

Esta competencia presentó distintas categorías: Callenger, un solo ocupante y diseño libre; Cruiser, dos ocupantes y urbano; ambas exclusivamente solares. Y también híbridos, con impulso solar con asistencia humana, entre ellos monoplaza y biplaza.


En esta edición, el equipo estrella de la máxima categoría que ganó la competencia con una amplia diferencia sobre su rival, fue “Punch Powertrain”, integrado por unos 25 estudiantes de la Universidad de Lovaina, Bélgica. Este es el tercer mejor equipo del mundo, y el vehículo presentado en Chile tuvo un costo aproximado al millón y medio de euros.


Grandes diferencias para nuestra realidad. Sin embargo, Nicolás pudo advertir que el desarrollo tecnológico es equiparable al del Pampa Solar. “Sobre todo con el Pampa II, estamos muy cerca de los belgas. La gran diferencia es que tenían celdas solares con un rendimiento de 35%, cuando el Pampa es de 19%. Y las comerciales rinden alrededor de 16%”, explicó Brizzio.


Después, “la parte de telemetría, adquisición de datos, el encapsulado de las celdas, los componentes usados, los criterios de diseños, el diseño de los componentes electrónicos que son vitales en este tipo de carreras, son iguales a los nuestros”, relató el estudiante. “En la FIO –por ejemplo- se hizo un dispositivo BMS que controla todo el tiempo la batería, y el equipo belga tenía uno desarrollado por ellos con similares criterios, iguales técnicas de balanceo, seguidor de máxima potencia para los paneles. Tecnológicamente estamos igual”, insistió Nicolás. “Incluso tenían en el auto una tablet que les va dando datos sobre el funcionamiento del auto en tiempo real, igual que el Pampa”, agregó.


Pero el gran equipo de Bélgica no fue el único que activó el reflejo del auto solar construido en la FIO. El vehículo presentado por la Universidad Adolfo Ibáñez, de Chile, admitió haber basado su diseño, un híbrido biplaza, directamente con los fundamentos del Pampa Solar. Ese equipo obtuvo el primer premio en su categoría.

 

 


El sol espera

Nicolás Brizzio se sacó las ganas de vivir una experiencia única. “La pasé muy bien, siempre tuve ganas de ir a una de estas carreras. Y tengo unas ganas bárbaras de volver”, admitió. “En Chile nos preguntaban por qué no habíamos ido, y no hay otra respuesta que no sea la dificultad económica, porque el desarrollo tecnológico está”.
El sueño de todo el proyecto Pampa Solar es poder construir un vehículo para competir en Atacama en la categoría mayor. Que sea exclusivamente solar. El conocimiento es cada vez más amplio, y los desarrollos cada vez más probados. Y sabiendo que la tecnología empleada está a la altura de los mejores del mundo, agiganta el sueño. Por ahora, será eso: un deseo.

 

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