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Un repaso de lo sucedido en 2018.

 

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• 19 de diciembre de 2018

 

El Ingeniero Marcelo Spina es un referente de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN. Con una larga trayectoria en la docencia, es también uno de los personajes ineludibles a la hora de hablar de la historia reciente de esa institución.


Es Decano desde 2013, pero ha recorrido todos los rincones de la gestión universitaria. Ha visto pasar turbulencias en la vida pública, con distinta afectación al mundo universitario. “Cuando el ecosistema que rodea a la Universidad entra en períodos de retracción, es cuando más activa debe estar esa Universidad”, dispara.


La FIO marcó en 2018 un record de inscripción, con más de 300 estudiantes que arrancaron en sus aulas. “No es casualidad”, afirma Spina. “Los momentos de crisis económica afirman la presencia de la educación en el territorio. Hay gente que se priva de acceder a una carrera universitaria por estas situaciones, pero también están quienes buscan la capacitación como una herramienta. Y en este sentido las Facultades regionales, a escala humana, con gratuidad por pertenecer a la educación pública, marcan la diferencia. En nuestro caso tenemos un prestigio académico que nos posiciona muy bien como una opción accesible pero de alta calidad. A sabiendas de esto, trabajamos mucho para llevar la oferta a la región y después aparecen los resultados”.


En el repaso anual de la institución, 2018 no ha sido uno más. La FIO se puso al hombro la representación regional del centenario de la Reforma Universitaria de 1918, convirtiéndose en el epicentro regional de las celebraciones. Bajo ese paraguas, llevó adelante no solo eventos de celebración, sino también una intensa agenda de actividades de fuerte contenido científico y tecnológico: el Forum de Logística, ámbito de trabajo coordinado de municipios y especialistas, el IPECyT congregó a lo más reconocido del país en materia de ingreso y permanencia, allá por mayo. Al mes siguiente llegó la hora de la Mejora Continua con un encuentro de carácter provincial. Las Jornadas de Seguridad e Higiene marcaron la semana de la Industria. El mundo del hormigón se reunió en noviembre, y pocos días atrás la Jornada de Desarrollo Territorial convocó a funcionarios de municipios bonaerenses. Según Spina, “eso es algo de lo mucho que se ha hecho, pero si visitás la Facultad de Ingeniería encontrás a cada paso y cada día un mundo de producción en plena ebullición: además del lógico dictado de las materias hay capacitaciones, cultura, deportes, vínculos con el tejido productivo. No perdamos de vista que este año se instaló en nuestro predio el Club de Emprendedores en conjunto con la Municipalidad, que no surgió de la nada sino que es el fruto de un trabajo de muchos años que se viene haciendo en el campo de la innovación y el emprendedorismo. Me refiero a que la Universidad encuentra un rol activo en la conformación del tejido socio productivo. Y en instancias en que no hay condiciones para el desarrollo, es cuando la Universidad debe estar más fortalecida: es el momento de la capacitación, de las alianzas estratégicas, del derrame de saberes para optimizar procesos. Entendemos que ahí debemos estar, por eso este 2018 ha sido tan activo para la FIO”.


La creación del Polo de Ingeniería en Energías Renovables no escapa a esa lógica. Con el concurso de las más emblemáticas instituciones olavarrienses, el Polo reúne a las principales voluntades de la zona en materia de energías renovables. “Nos fuimos convirtiendo en referentes del tema en el país”, afirma el Decano de la FIO, “y la confirmación del Polo nos coloca en ese papel que describía antes, como impulsores de esfuerzos para generar riqueza en el territorio. Cerramos el año formulando una propuesta de autoabastecimiento energético fotovoltaico, con la participación de los actores olavarrienses que pueden aportar sus saberes y recoger los frutos”.


En perspectiva

Naturalmente, este posicionamiento puertas afuera de la casa, ha obligado a estar muy firmes en la estructura interna. “Nada se podría hacer si no estuviésemos tan ricos en nuestra estructura interna”, sostiene Spina. “Verdaderamente estamos muy bien, hay una intensidad de trabajo muy gratificante. Estamos llegando al cincuentenario de la Facultad (se cumplirá en septiembre de 2019). A principios de año aprobamos la reestructuración de los Departamentos, que le dio un golpe de oxígeno importante a la marcha institucional. Poco después aprobamos la Planificación Estratégica para los próximos cuatro años, y veníamos de crear el Área de Calidad de la Facultad. Con esa base, es mucho más sencillo sobrellevar los avatares del contexto. Tuvimos problemas presupuestarios, pero pudimos cerrar el año con prolijidad y en equilibrio. Incluso los movimientos en defensa del presupuesto universitario y la educación pública, que no estuvieron desprovistos de disensos, se llevaron adelante en el marco de una pluralidad enriquecedora y democrática. Y estamos trabajando muy fuerte en los derechos de género, un tema que además nos fortalece internamente porque nos da una perspectiva múltiple muy valiosa”.


Visualizando lo que se viene, Spina es “lamentablemente optimista”, según su propia definición. “No vemos que el año por venir marque grandes diferencias en la situación macro, por lo que también sería previsible que la Facultad de Ingeniería siga ocupando, junto con otras instituciones, un rol preponderante. Estaremos donde el territorio nos requiera y donde entendamos que podemos agregar valor. Los roles elementales de formación de profesionales se cumplen con creces; de hecho, en este 2018 cumplimos dos hitos históricos al llegar a cumplir el ciclo de las carreras de Licenciatura en Tecnología Médica y tener los primeros graduados en Ingeniería en Agrimensura. Pero son tiempos de ir por más, institucionalmente no podemos salirnos de un contexto que nos necesita más que nunca”, afirma.

 

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