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La FIO realiza una muestra de objetos que recorren sus 50 años.

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Horas dibujando líneas perfectas, no hay un milímetro de error en el plano, pero un movimiento descuidado con la pluma Rotring estropea lo que era una obra de arte. Hace unos años atrás era una tragedia, sobre todo con el tiempo de entrega corriendo. Hoy, los y las estudiantes de Ingeniería están a salvo de esas catástrofes, no hay nada que Ctrl+Z no solucione. Apelar al recuerdo de grandes y al asombro de jóvenes (“¿disquettes? ¿y eso?”), ese tipo de reacciones busca la muestra que la Facultad de Ingeniería realiza con motivo de sus 50 años.

“Antes de que me olvide” se llama la exposición que a partir de este jueves 6 de junio, Día de la Ingeniería, se puede visitar en el Hall de la unidad académica. Una regla de cálculo que actuaba como calculadora analógica; una memoria RAM de 144 bits, como la usada en el alunizaje del Apolo XI; un episcopio, que mediante sistema de espejos lograba proyectar objetos; una máquina de escribir Olivetti; o un medidor de potencia trifásica que actualmente redujo el tamaño de una valija a un smartphone, son algunos de los objetos que se han reunido, con la colaboración de la comunidad universitaria.

“Recurrir a la memoria colectiva es un recurso ineludible para proyectar lo que viene”, sostiene la vicedecana María Peralta. “Pero al mismo tiempo es recreativo, y nos lleva a poner en el consciente esos momentos felices, tanto en el plano institucional como en el personal”, agrega.


Un pasado bien presente


La muestra convoca a observar, experimentar nostalgia en ciertos casos, y extrañeza en otros. De eso se trata. De mirar hacia atrás en el camino recorrido, desde el momento en que no había un solo ladrillo en el predio de Del Valle 5737, alzar la vista y ver edificios y laboratorios en plena actividad. Incluso, tendrá momentos en que los visitantes podrán manipular los objetos exhibidos.

 


Marcelo Spina asegura que “es un símbolo de nuestra historia: estos objetos fueron contribuyendo, en su medida, a hacer la Ingeniería. Lo mismo que ha sucedido con la Facultad, que arrastra una trayectoria que impacta cuando se la mira en el presente, pero se viene construyendo día a día”, dice el decano. “Si se repasan los momentos y los protagonistas de la FIO, uno se encuentra rápidamente con que son muchísimos y cada uno ha permitido construir esta realidad que nos da orgullo”, expresa.

La FIO cumple 50 años, una instancia que encuentra a la casa de estudios en su momento más alto. Con récord de inscriptos, un prestigio sostenido desde el año 1, y un desarrollo institucional arrollador, Ingeniería ha dispuesto un conjunto de actividades bien diverso para celebrar la instancia. Encuentros deportivos, charlas, congresos y eventos culturales, entre otros, se vienen realizando desde marzo. El punto central de los festejos tendrá lugar en la cena que se realizará el 31 de agosto, para el 13 de septiembre llevar a cabo el acto central.

Ingeniería no pierde de vista que ha crecido a la par de Olavarría y la región. La búsqueda en aquellos años, de profesionalizar la actividad industrial que convertiría al centro de la provincia en lo que es, no fue errada y necesitó de voluntades varias. Medio centenario después, la Universidad Pública continúa defendiendo su lugar. En cada diploma entregado, en cada profesional que desarrolla su trabajo en distintos puntos del país, en cada ilusión que se renueva tras un parcial aprobado y en las caras de cada trabajador de la FIO, la historia se refleja con la convicción de que hay un horizonte aún más grande, y con mucho más por cumplir. 

 

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