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Estudiante de la FIO realizó una pasantía estudiantil en Colombia.

 

egar dest

 

7 de agosto de 2019

 

Conocer otra cultura siempre es una experiencia movilizante, y a cada persona le despierta diferentes inquietudes. En el caso de Edgar Aguirre, por ejemplo, contribuyó para valorar aún más aquello que lo rodea. Este estudiante del anteúltimo año de la carrera de Ingeniería Electromecánica de la Facultad de Ingeniería estuvo poco más de 5 meses en Cartagena de Indias, Colombia.


En la Universidad Tecnológica de Bolívar el joven cursó un cuatrimestre de la carrera Ingeniería Eléctrica, a través del Programa de Becas Santander, con la coordinación del área de Relaciones Internacionales de la FIO.


Oriundo de Tandil, Edgar no era el único argentino en la universidad colombiana. Había también una veintena de estudiantes que provenían de México, Alemania, España y Francia. Y aunque eran solo dos en la Facultad de Ingeniería, coincidía con el grupo en otras actividades de recreación. “Nos conocimos en la bienvenida que organizó la universidad, y si bien no cursé con ninguno, compartíamos salidas y demás”, contó el estudiante. “Teníamos paseos programados por la universidad: nos llevaron a la playa, recorrimos la ciudad en colectivo e incluso nos festejaban los cumpleaños”, recordó.

 

 

 


De Cartagena, lo que más llamó la atención de Edgar fue el contraste entre la ciudad turística y la ciudad que no te muestran en las revistas de viajes, la de zonas más vulneradas. “En general, la población colombiana vive en los barrios alejados del centro. Por el contrario, el centro es habitado sobre todo por extranjeros”. Además de Cartagena, conoció Barranquilla el Parque Nacional Tayrona, el famoso volcán de lodo y el salar rosado.


En cuanto a la experiencia en la Facultad extranjera, el estudiante de la FIO se encontró con diferencias muy marcadas. “Hubo algo que me llamó muchísimo la atención, y es que además de la cuota elevada de la facultad (alrededor de 70 mil pesos mensuales), cada estudiante tenía que pagar los materiales para usar en el laboratorio. En cada materia había un trabajo final que incluía un gasto de materiales significativo. Si no lo podías comprar no aprobabas. Lo vi injusto porque había chicos que no podían pagarlo”, señaló.


Otro aspecto que resaltó fue la forma de evaluar y los contenidos. “La calidad de los profesores era muy buena, pero en algunos temas me sentía más preparado que mis compañeros. Y algunos exámenes me parecieron más fáciles. Eran una parte teórica y otra multiple choice. Acá en la FIO vemos más resolución de problemas y aplicaciones prácticas”, destacó el joven.

 

Las culturas también se cruzaron desde otro lugar, ya que Edgar Aguirre, eximio bailarín de tango, pudo dar algunas clases a sus pares a través de un programa estudiantil.

 

En cuanto a lo gastronómico, resaltó que la comida es muy sana y el servicio de comedor económico y variado. “En particular me gustaron mucho las arepas, hay mucha oferta de comida y café ambulante”, contó.

 

Finalmente, recomendó la experiencia de realizar movilidades estudiantiles, y destacó que “aprendí a valorar más la calidad de la Facultad, en cosas como por ejemplo que allá los estudiantes trabajan y venden cosas para costear su propio estudio, en cambio acá la educación es gratuita y no siempre se aprovecha”, sostuvo.

 

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