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Egresó de la FIO en 1984 y fue electo, por cuarta vez, intendente de un pueblo de Misiones.

 

garay

 

• 27 de noviembre de 2019

 

En diciembre de 1984 José Luis Garay egresaba de la FIO con su título de Ingeniero en Construcciones. ¿Cómo terminó siendo, por cuarta vez, intendente de un pueblo en la provincia de Misiones? Una historia de vida diferente, en una entrevista a la distancia.

¿Cómo fue tu salida de la Facultad de Ingeniería al mundo laboral?
Me recibí un 21 de diciembre, y el 7 de febrero del año siguiente estaba en Misiones, buscando trabajo. Me quedaban pendientes varias cosas en Olavarría, como el servicio militar que por entonces era obligatorio…

¿Por qué Misiones?
Seguí los consejos que me dio Agustín Landívar y su familia, que conocía bien la zona y me decían que iba a conseguir trabajo rápidamente. Tenía unos contactos en Oberá, y así empecé a recorrer la provincia. Hay que tener en cuenta que en Misiones hacés 20 km y tenés un pueblito, así que iba recorriendo cada rincón en búsqueda de alguna oportunidad.

Y llegó…
Sí, mi primer trabajo vino de la mano de la docencia. En Aristóbulo del Valle precisaban profesionales para dictar clases en una escuela técnica, así que me fui para ahí y empecé a trabajar como profesor. Después, una cosa lleva la otra, renunció el gerente de una cooperativa eléctrica muy pequeña, en Dos de Mayo, que es el pueblo donde estoy actualmente. Me ofrecieron la posibilidad de integrarme, primero trabajé en un proyecto forestal muy importante de ese momento. Misiones es una provincia forestal, en esa época se trabajaba con mucha madera nativa. Eso ahora cambiado y se usa el bosque implantado, pero la cuestión es que trabajé unos meses en un proyecto de viviendas de madera, hasta que después me ofrecieron quedarme a cargo de la cooperativa. Esa etapa fue muy rica porque hubo que organizar la cooperativa casi desde cero, si bien había empezado en 1961 después fue intervenida y recién volvió a manos de los asociados en 1982. Estaba todo por hacerse, y terminamos convirtiéndola quizás en la empresa más importante que tiene hoy Dos de Mayo.

¿Seguiste con la docencia?
Sí, cada vez menos horas pero en un momento convivieron ambas actividades, incluso monté una empresa de construcción privada, con la que hicimos algunas obras. Fue un hermoso desafío de adaptación a lo que surgiera en ese momento.

 

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José Luis Garay, en charla por videoconferencia en la primera edición de "Profesional se hace", un ciclo de graduados y graduadas de la FIO.


¿Y la política, cómo entra en tu vida?
La construcción de viviendas de madera me fue poniendo en contacto con el mundo de la política, porque participé en el Consejo Provincial de Desarrollo Económico, viajé a especializarme a Suecia, Alemania, Finlandia. Y ya después cambió el gobierno provincial pero yo ya había empezado a involucrarme en lo que era la cuestión política.

No es frecuente la conexión entre la ingeniería y la política, ¿no?
Sí, en mi caso el pasaje de la ingeniería a la política se dio naturalmente, a partir de la militancia, del compromiso con la comunidad en la que vivía. También ocurrió que en la cooperativa se iban haciendo redes eléctricas, una estación transformadora, una planta potabilizadora de agua, y por otro lado yo me convertí en un administrador de todo ese movimiento. Y esa era una cuestión que no dominaba, me fui haciendo de a poco. Y ese fue mi proceso, hubo mucho compromiso, y uno los conocimientos que ha adquirido en la ingeniería los va aplicando en las distintas actividades, por ejemplo, cuando asumo la primera vez en la Municipalidad, la parte de Obras Públicas la miraba yo personalmente; analizaba cada plano, el empedrado que es una especie de “adoquinado” que se hace aquí, el cordón cuneta, la apertura de calles. Yo había trabajado en eso, pero fui aplicando los conocimientos a medida que los fui necesitando. Después, al estar en la Municipalidad tenés que manejar desde casos de violencia hasta ver cómo se equipar el hospital. También creamos un centro médico espectacular, el mejor de Dos de Mayo. Eso lo hicimos desde la cooperativa, y lo empecé yo. Con la ayuda de un médico empecé a aprender algunas cosas elementales de medicina, que tenían que ver con el equipamiento básico. Pero a la vez aprendí cómo tiene que ser el trabajo organizativo de una clínica, un trabajo en equipo. Y después termino aplicando eso en el ámbito municipal.

Contado así parece lógico un paso lógico…
(Risas) No es que uno se prepara como ingeniero y después el día de mañana se pasa a la política. Quizás en otras profesiones, como la abogacía, creo que están más formados para la actividad pública. Nosotros no tenemos esa formación de origen y nos cuesta un poco. Pero a medida que uno va evolucionando en distintas funciones, sobre todo en funciones de responsabilidad, se va haciendo y al final, cuando entro en la Municipalidad en 2003, que estaba en una situación desastrosa, en poco tiempo lo pudimos revertir y pudimos hacer una gestión bastante transformadora. Creo que eso es lo que reconoce la gente, y ha votado en las elecciones permitiéndome volver a asumir un nuevo mandato.

¿Qué recuerdos te quedan de la FIO?
Ya ves, mi etapa formativa está siempre presente. Yo ya soy misionero, tengo mi vida, mi familia armada acá, y hasta tengo la tonada misionera (risas). Pero siempre tengo presente mi origen, y hay cuestiones emotivas con la gente que me acompañó en esa época universitaria, pero también un agradecimiento infinito por las herramientas que pude conseguir para llegar a hacer esta trayectoria que me tiene muy satisfecho.

 

 

 

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