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La investigadora Belén Fernández, al frente de uno de los Programas de Incentivos del TECSE.

 

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• 7 de mayo de 2021

 

La Dra. Belén Fernández forma parte del TECSE (Tecnología en Semillas) aproximadamente desde 1999 cuando se sumó al Núcleo de investigación como estudiante a través de una beca. Desde entonces ha formado parte del grupo donde a lo largo de su carrera como investigadora y docente trabajó en distintos desarrollos. Ahora se encuentra al frente de la dirección de uno de los Programas de Incentivos, sobre calidad y tecnologías aplicadas a cereales y oleaginosas. En el TECSE hay otros proyectos de incentivos más, dirigidos por Mg. Ana Pagano y Dr. Guillermo Manrique.

 

En primer lugar, Fernández destacó el crecimiento del núcleo a lo largo de los últimos años, “tanto en equipos como en espacios de trabajo”, y contó que a la decena de investigadores e investigadoras que actualmente se desempeñan en esta línea, se suman nuevos recursos, como la becaria doctoral Estefanía Coronel (graduada de la FIO y recientemente reconocida por su trabajo de una premezcla de pan sin TACC). La Investigadora también se mostró entusiasmada porque una reciente convocatoria de recursos para un PICT despertó interés de profesionales en el exterior.

 

“Las redes son fundamentales”, expresó Fernández. “No solamente a nivel Facultad de Ingeniería, ya que entre nosotros nos mantenemos comunicados respecto a convocatorias, congresos, fechas y demás, sino que hay lazos construidos con otras organizaciones, fruto del trabajo de quienes han estado al frente en todos estos años”, resaltó. El grupo se mantiene en contacto con el CIDCA, el PLAPIQUI, INTA, INTI, profesionales de otras provincias argentinas, México, España, “eso nos ayuda a crecer al igual que las empresas que nos proveen los granos que son nuestra materia prima de investigación”, señaló.

 

Tecnología y sustentabilidad

 

Dentro del proyecto de Incentivos hay varias líneas de trabajo. La que está relacionada a los aportes tecnológicos a procesos, engloba por ejemplo estudios del alpiste para el consumo humano o en el campo del girasol se está trabajando con un híbrido alto esteárico alto oleico. “Siempre hubo desarrollos para ver cómo solidificar los aceites, por ejemplo antes se hidrogenaba y ahora se sabe que eso genera grasas nocivas. Este híbrido generaría un semisólido sin grasas trans”, contó Fernández.

 

“Además, estamos incursionando en tecnologías amigables con el medio ambiente. Estas grasas solían extraerse con hexano y ahora estamos incursionando en solventes amigables como el alcohol etílico y tecnologías emergentes como el ultrasonido. Afortunadamente son posibilidades a aplicar”, sostuvo la directora.

 

“Hay otra línea abocada al aceite de canola en cuanto a la aplicación de estas tecnologías. Pero también se busca analizar qué hacer con lo que le decimos la torta, el subproducto que queda, y estamos viendo que cuando se somete a tratamientos térmicos genera compuestos altos en antioxidantes que podrían aprovecharse en varias aplicaciones”, añadió.

 

La sustentabilidad y búsqueda de usos para los residuos de la industria de granos y cereales es un gran tema a explorar. En este sentido Fernández habló de la búsqueda de destinos innovadores para las cáscaras, aspecto que se ha trabajado en varias líneas de trabajo a lo largo de los años. Actualmente, hay una destinada a analizar compuestos fenólicos de cáscaras de girasol y alpiste, para explorar propiedades bioactivas. Esta exploración llevará a la investigadora Marcela Rodrigueza Instituto Universitario de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo, en la Universidad Politécnica de Valencia, durante la segunda mitad del año.

 

El aspecto industrial y la zona en que la FIO se ubica es altamente propicia para este tipo de innovaciones y desarrollos, que involucra a la investigación científica, los consumidores y la industria de manera fluida. En muchos casos, este impacto es más visible que otros, tal vez por la agenda pública, por la forma en que se comunican o tal vez por el consumo, que en el campo de la Tecnología de los Alimentos marca un camino.

 

Desde hace años hay un trabajo que sigue sumando capítulos: el análisis de la semilla de la chía, un alimento en tendencia con altas propiedades nutritivas, explorable para producir aceites y harinas. De hecho, en estos días cobró notoriedad una investigación realizada por el CONICET con el aporte de investigadoras de la FIO.

 

Un gran equipo de trabajo que se consolida año a año, y logra crecer de manera interdisciplinaria.

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