Equilibrios entre prácticas virtuales y presenciales.

 

 

• 14 de julio de 2021

 

Dos estudiantes del Profesorado en Química que están en la etapa final de la carrera debieron adaptarse a una nueva modalidad para ejercitarse frente a los alumnos, con métodos y estrategias marcados por la pandemia.

Para completar su formación, los y las estudiantes deben realizar una Residencia que los habilita al ejercicio profesional. En épocas normales desarrollan dos proyectos educativos, uno pensado para el nivel secundario, y otro para el nivel superior. En el contexto actual de restricciones sanitarias, las actividades prácticas fueron todo un desafío.

Las estudiantes Natalia Sabbi y Ornella Gómez llegaron a esa instancia con muchas incertidumbres, pero con una nueva energía y el apoyo de la Facultad de Ingeniería, así como de instituciones educativas, lograron entrenarse en esos contenidos pedagógicos.

Natalia reconoció que la Residencia “fue atípica por la pandemia. Hubo un periodo donde no sabíamos si volvía la presencialidad, teníamos dudas sobre si podríamos entrar a las aulas, hasta que la FIO resolvió tener actividades virtuales”.

 

La cursada formal de la Residencia comenzó a través de plataformas digitales. Las acciones en el aula y las intervenciones, todo en forma virtual. “Tuvimos de alguna manera que reinventar los modos, la presentación de actividades, la observación”, apuntó Sabbi.

Una primera intervención virtual la realizó con alumnos y alumnas de segundo año de la Escuela Normal. “Toda esta parte la trabajamos a través de tutorías, y tuvimos un acercamiento que desde mi propia experiencia fue bastante positivo, si bien tuvimos que sortear cuestiones de conectividad, o que los chicos no prenden las cámaras, pudimos acercarnos a ellos, acompañarlos en las actividades”, relató Natalia.

Como experiencia, “fue mucho más compleja. En la primera parte abordamos modelos de química, que ya tiene su complejidad, y trabajarlo de manera virtual fue difícil, pero les acercamos una simulación para reemplazar el contacto en el aula”.

Según Sabbi, “pude ver que los chicos estaban un poco bajoneados en una primera parte, les costaba entender, algunos no tienen el dispositivo, o la conectividad no es buena. Pero hubo buena predisposición y voluntad, al notar que nos preocupamos por ellos, les escribíamos, los alentábamos, si bien fue un acercamiento virtual nos permitió el contacto y el acompañamiento desde una plataforma”, explicó.

El segundo proyecto, pensado para un ciclo superior y que la pandemia complicó por la cancelada presencialidad en los Institutos, derivó en una propuesta del equipo docente de trabajar en la propia Facultad. Con todos los protocolos sanitarios necesarios, las residentes implementaron sus prácticas con estudiantes de años anteriores. A su vez, esos estudiantes tomaron las prácticas como cursos optativos de Ingeniería Química. “Es otro contexto –admitió Sabbi-, otro tratamiento de contenidos. Y además en un laboratorio de química hay otra manera de desarrollarse, distintas a las de un aula”, agregó.

Para que se puedan llevar a cabo estas iniciativas educativas, una de las responsables de Residencia, Mg. Adriana Bertelle, destacó la predisposición de las asignaturas Química Analítica y Química Biológica, cuyos equipos docentes brindaron el espacio, la información, y la colaboración para realizar esas prácticas. “Porque esto no fue solamente el desarrollo de la práctica, sino que se hicieron observaciones, se compartieron actividades con estudiantes”, puntualizó Bertelle. "Para que las chicas pudieran intervenir en aulas virtuales, por ejemplo, las tuvimos que preparar también, con distintos recursos. Entre otras cosas, desarrollaron una guía didáctica para trabajar en aulas no presenciales", subrayó.

Ornella Gómez, por su parte, realizó una de sus instancias de Residencia en la Escuela Secundaria Nº 1, donde una egresada de la FIO y docente de ese colegio, Mariana Róbalo Santos, le permitió trabajar en uno de sus cursos. La otra instancia, presencial, la realizó en los laboratorios de Ingeniería, con estudiantes de la asignatura Química Analítica. Aún en un contexto de pandemia, "puedo decir que fue una experiencia muy linda e interesante. Por suerte se pudo cumplir con las dos instancias propuestas, una virtual y otra presencial", señaló.

 

"Fueron experiencias muy distintas, pero ambas creo que hicieron un aporte muy importante para mi formación ya que tuvimos que aprender y adaptarnos a estas nuevas formas de aula, a utilizar la tecnología que disponemos de otra manera, a pensar actividades que puedan ser trabajadas desde la virtualidad, a los protocolos, etc. Previo a la realización de la actividad presencial abundaba la incertidumbre por no saber si íbamos a poder culminar con Residencia debido a los cambios de fase y todo lo relacionado con la situación sanitaria de la ciudad que obligó a suspender y reprogramar fechas. Pero por suerte pudo concretarse", agregó Ornella.

 

Como una de las tareas finales de Residencia, Natalia y Ornella realizaron una actividad no formal con estudiantes del Colegio Libertas, en forma presencial, con acuerdo de las autoridades y con todos los protocolos sanitarios de rigor. Ellas fueron acompañadas por otra de la docentes responsables de Residencia, Fiorella Lurbet.

 

La práctica fue con alumnos y alumnas de cuarto año de nivel primario, donde propusieron una serie de actividades lúdicas para trabajar sobre contenido científico. En este caso particular, hubo diversos experimentos para conocer científicamente al aire.

 

 

"Para ello le propusimos la construcción e intervención de unos molinillos de viento, carreras de pelotitas con obstáculos, y movimientos en espejo con bolsas. Tuvimos una respuesta muy linda por parte de los estudiantes que se mostraron muy participativos e interesados por la propuesta. Por lo que estamos agradecidas por la posibilidad que nos dio la escuela y esperamos podemos completar la actividad luego del receso invernal con el resto de los estudiantes del curso", se entusiasmó Ornella.