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El docente Fernando Benger presentó un trabajo en San Juan.

  luces dest

•17 de noviembre de 2021

 

La Facultad de Ingeniería olavarriense lleva adelante, desde hace años, un programa institucional denominado Eco-FIO, que se ocupa de energías alternativas y temáticas medioambientales. Ese contexto le permitió a la institución realizar primero un trabajo de investigación y, posteriormente, poner esos conocimientos en práctica para sus propias instalaciones.


Los resultados son sorprendentes. El ingeniero Fernando Benger, quien además es investigador del Grupo Intelymec, fue uno de los protagonistas de ese trabajo, y acaba de presentar las conclusiones en un Congreso llevado a cabo en San Juan.

 

benger


El profesional no trabajó solo, ya que estuvo acompañado por su colega Cristian Ruschetti y contó con la colaboración de Silvano Rossi, Matías Meira y Gustavo Kazlauskas.


El trabajo presentado resume los resultados de un relevamiento y mediciones efectuadas en los diferentes edificios que componen la Facultad de Ingeniería, dentro del complejo universitario de Olavarría, apuntando especialmente a los dispositivos de iluminación. En ese caso, se encontró que en principio todos los artefactos contaban con tubos fluorescentes. Basado en el relevamiento del total de los edificios de la FIO, Benger determinó la potencia en watts requerida para el funcionamiento regular de las instalaciones. Posteriormente, modeló la misma situación pero suponiendo el recambio de la totalidad de esos tubos por lámparas de tecnología led.


“Los resultados son sorprendentes”, afirma Benger, “no tanto por la mejora en la eficiencia energética, que es algo que en el mundo científico nadie duda, sino por la velocidad de pago de la inversión y también por otras mejoras que se desprenderían de esa decisión, como la reducción de gases de efecto invernadero”.



Números claros

Las primeras conclusiones obtenidas del estudio hablan de una sensible mejora en la calidad de la iluminación obtenida. “Buscamos que el recambio sea sencillo, reemplazando tubos fluorescentes de 40 W por tubos led de 16 W; la premisa era mantener los niveles de iluminación, medidos en lux, sobre el plano de trabajo”, sostiene Benger. Sin embargo, ya allí aparece una diferencia pequeña pero importante: las lámparas led, si bien tienen menor potencia y algo menos de flujo luminoso, registran pequeños incrementos en los niveles de iluminación, debido a la manera en que se proyecta este flujo sobre el plano de trabajo”.


Además, las lámparas fluorescentes con balasto convencional producen un efecto llamado flicker, que es el parpadeo a veces imperceptible en la emisión de la luz. Ese parpadeo suele reducir el rendimiento laboral, afecta la salud de quienes trabajan a diario sometidos a ese efecto, y crea entornos inseguros. “Esto no pasa con las lámparas led”, sostienen los profesionales de la FIO.


Pero lo curioso es que, al menos para el caso analizado, la inversión necesaria para cambiar la totalidad de los artefactos y tubos, reemplazándolos por la nueva tecnología, se recupera en menos de un año. “El ahorro en términos de energía es tal que en poco tiempo ya se repagó la inversión y, a partir de ahí, todo es ahorro”, dice el ingeniero. Para dejar más en claro aún, en el caso analizado de la Facultad de Ingeniería, la energía ahorrada mensualmente es la equivalente al consumo de 22 hogares de una familia tipo.


La Facultad de Ingeniería comenzó hace ya unos años con este recambio de luminarias. Lo presentado en San Juan fue una comparación entre al “antes”, y el “después” cuando todo esté reemplazado, una etapa que ya está a muy poco tiempo de culminar.



Otras ventajas

La propuesta llevada a cabo por los olavarrienses apunta también a la mejora medioambiental. El cambio de tecnología contribuye a la optimización de los recursos naturales, ya que la mayor parte de la matriz energética está compuesta por gas natural. Pero la parte más llamativa, y que surge de la investigación realizada, se vincula a la medición de gases de efecto invernadero para ambos escenarios. “El efecto sobre el cambio climático, debido a la disminución de los gases de efecto invernadero, es significativo. Esto se vuelve aún más importante si esto se proyecta a otros edificios e instituciones locales o nacionales.


La disminución del consumo energético en términos de iluminación, en un 60%, es una oportunidad única que se ve posibilitada por tecnologías de iluminación más eficientes”, expresa el ingeniero.



Tomar conciencia

Consultado acerca de las razones por las que estas propuestas no calan profundamente en la mentalidad de quienes deciden la asignación de gastos, cualquiera fuere su pertenencia en el contexto socio-económico, Fernando Benger apunta a “una cuestión de información y concientización. Decidir el recambio de la totalidad de artefactos lumínicos que se encuentran funcionando puede parecer un gasto excesivo. Sin embargo los números muestran claramente que se trata de una inversión de pronto recupero. Eso sin considerar los beneficios adicionales que conlleva si pensamos en el bienestar de los trabajadores y en el medioambiente. Pero debemos insistir desde la ciencia para mostrarle a la sociedad la conveniencia de tomar prontamente estas decisiones que no solo benefician al planeta sino que, además, mejoran la cuenta económica”, concluye el ingeniero Benger.

 

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