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La aplicación de los equipos técnicos y el rol de la agrimensura fueron claves. Así lo explicó el doctor ingeniero agrimensor Demián Gómez, docente de Geodesia en la Universidad de Ohio, en el marco de una charla que organizó Ingeniería en Agrimensura de la FIO.

 

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•24 de noviembre de 2021

 

“Salieron al campo el día del eclipse, pusieron su GPS, midieron dos horas antes y dos horas después. Eso fue posible gracias a esas observaciones y a las colaboraciones que tuvimos”, destacó el doctor ingeniero agrimensor Demián Gómez, graduado de la UBA y docente de Geodesia en la División de Escuela de Ciencias de la Tierra de Ohio State University, Estados Unidos.


El profesional expuso los detalles del análisis ionosférico realizado con equipos de GPS y estaciones meteorológicas para medir el impacto atmosférico del eclipse de diciembre de 2020, donde la agrimensura tuvo un rol protagónico. Lo hizo en la charla que se llevó a cabo el 23 de noviembre, organizada desde la carrera de Ingeniería en Agrimensura de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN.


El eclipse de diciembre de 2020 fue muy particular debido a que ocurrió en una zona de altas montañas donde existen condiciones favorables para la generación de los denominados “vientos cordilleranos”. Las perturbaciones meteorológicas de este fenómeno, que sucede cuando la luna se ubica por delante del sol y produce un oscurecimiento total en pleno día, produjeron cambios en las condiciones atmosféricas naturales de la Cordillera de los Andes, durante el verano, que afectaron de manera importante el comportamiento del plasma ionosférico.


Los datos GNSS del contenido total de electrones (TEC) registrados cerca de los Andes muestran que, luego del pasaje de la totalidad del eclipse, ondas de gravedad generadas por forzamiento sobre los Andes se propagaron en forma vertical hasta una altura de 300 km. Se concluyó que los cambios atmosféricos generados por el eclipse favorecieron la observación de dicho fenómeno ondulatorio que solamente es visible durante la época invernal.


El instrumental utilizado durante la observación es fundamental en la agrimensura y es aplicable para analizar este caso u otro tipo de fenómenos.


“Los Andes son de por sí una zona de alta cantidad y energía de ondas de gravedad producidas por el forzado del viento. Pero solo se observan en la alta atmósfera durante el invierno, no en verano y el eclipse fue en verano”, indicó el doctor Demián Gómez.


En ese contexto, “hubo perturbaciones en el contenido total de electrones en la ionosfera que no estaban en el modelo y fueron 30 minutos después del eclipse. Esto sugiere que el eclipse favoreció la observación de ondas de gravedad en la ionósfera”, enfatizó el especialista.

 

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“El enfriamiento en la atmósfera y el aumento de la velocidad del viento hicieron que esa barrera invisible en la mesosfera desapareciera y más energía se pudiera propagar y esas ondas de gravedad penetraron más rápido en la termosfera y permitieron verse en el contenido total de electrones. Utilizando la técnica pudimos aislar estas ondas de gravedad y encontrar la explicación, que era lo que buscamos lograr”, indicó el Dr. Gómez.



Rol determinante

De la presentación participaron 53 asistentes, entre los que hubo estudiantes, docentes y profesionales relacionados con la temática tanto de la FIO como de todo el país. Quienes deseen acceder a la charla sobre los resultados del análisis ionosférico del eclipse del 14 de diciembre de 2020 en la Patagonia podrán hacerlo a través de https://osu.zoom.us/rec/share/D-GOafFHacIil6n8Q5FFOMBuPVhyI2H0Ep42F7CocfKh3_g8OMHJTbmc_cC8Y2pi.UWE4koyo8RhYLorL


Carlos Melitón, docente de la carrera de Agrimensura de la FIO, manifestó tanto su agradecimiento al doctor Gómez como las gestiones realizadas por el profesor de Geodesia (FIO-UNICEN), Ing. Agrimensor Tomás Cannon. La exposición fue “muy clara y muy interesantes las conclusiones” que demandaron “un sacrificio importante en medio de pandemia. Estamos muy conformes con este estudio”, indicó el agrimensor Melitón.
Por su parte, Demián Gómez dejó en claro que “todo fue posible gracias a las observaciones y colaboraciones y puso en valor “las actividades que tenemos como agrimensores y quiero destacar la buena voluntad y colaboración de profesionales de Río Negro y Neuquén. Los datos ayudaron a mejorar estos resultados” e instó a las/os futuras/os graduada/os a que “sigan adelante con los estudios. Es una profesión hermosa, aprovechen todas las oportunidades que hay”.


De hecho, aprovechó una consulta para dimensionar el papel que juega la agrimensura con respecto a las redes de monitoreo en tiempo real para generar “sistemas de alerta temprana por ejemplo en caso de sistemas de tsunami. El Centro Sismológico Nacional de Chile tiene la misión conectar datos GPS para tener alerta temprana de tsunami. La mayoría de las estaciones están en tiempo real transmitiendo datos para desplegar estas alertas tempranas”.


Demián Gómez es profesor de Geodesia en la División de Escuela de Ciencias de la Tierra de Ohio State University en Estados Unidos. Anteriormente, fue director de Geodesia en el Instituto Geográfico Nacional donde se dedicó principalmente a la actualización del marco de referencia oficial POSGAR07 y al fortalecimiento y densificación de RAMSAC. Desde Ohio State, continúa trabajando juntamente con el IGN en diversas investigaciones relacionadas con GNSS, incluyendo deformación sísmica y efectos ionosféricos.

 

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