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Primeros fulgores personales después de Atacama

Cuando empieza a atenuarse el sol radiante del desierto y el tiempo permite pensar sin enceguecerse, el equipo Pampa Solar ya está mirando el horizonte de riquezas que le dejó su segunda participación en la carrera de autos solares en Atacama.

La inmensidad desolada del norte chileno se reduce ahora a las íntimas sensaciones compartidas por el grupo que viajó, que no son hijas de la gloria ínfima de una carrera sino del espíritu de superación, motor de los grandes cambios.

La competencia en sí es una excelente excusa para movilizar voluntades, enlazar disciplinas, investigar, aprender, para probar tecnología, acercar los claustros, y entusiasmar a los aventureros. Todo esto, que motiva el calor de toda una comunidad y que trasciende los resultados, es la prueba evidente de la ciencia andando en la calle, de que es posible usar al sol para movernos, y de la cantidad de jóvenes que desde la universidad están pensando un futuro cercano y distinto.

Terminada la competencia del Pampa Solar II en Chile, cada uno de los miembros de la delegación argentina reordenó emociones, evaluó el trabajo, y renovó su compromiso para los nuevos desafíos que ya se inventan.

 

Federico Salvá es de Tandil, está en cuarto año de Ingeniería Electromecánica, y tiene experiencia en la preparación de autos de competición. En el proceso de construcción, fue uno de los encargados de soldar y encapsular las celdas solares, y manejó el Pampa el primer y el cuarto día de competencia.

“Todo esto implica un mérito muy grande por el esfuerzo hecho, por llegar al final de la meta y haber hecho todo con energía solar, sin pedaleo. Un mérito por la cantidad de horas dedicadas al conjunto.

Ahora me inspira más ganas de seguir trabajando y mejorar para estar siempre entre los primeros. Ya me motiva pensar en otro vehículo de primer nivel, porque como equipo las condiciones las tenemos”.

 

Enzo Lionetti también es de Tandil, está entre tercero y cuarto de Ingeniería Electromecánica. Él trabajó en el carenado del Pampa y en Chile le tocó pilotearlo en una de las etapas más difíciles, con agotadoras pendientes que llegaron hasta los 3400 metros de altura.

“Me reconforta haber participado del grupo de trabajo que se armó, y creo que en Chile se logró el objetivo de completar todos los tramos sin remolcar, y demostrando que es posible hacerlo con la energía que aporta el sol. La competencia fue muy dura pero valió la pena el esfuerzo para alcanzar lo que habíamos previsto, desde lo personal y lo grupal”

 

Leonardo Ayalef es olavarriense y está en la etapa final de la carrera de Ingeniería Industrial. Además de competir en karting, es la segunda vez que conduce un Pampa en el desierto de Atacama. Leonardo tuvo la misión de cumplir la tercera etapa recuperando todo lo posible la batería, tan exigida el día anterior.

“En el último año se ha trabajado de la mejor manera para tener un nuevo vehículo, más confiable, con el que pudimos lograr nuestro objetivo de recorrer los 1300 kilómetros con tracción eléctrica. Llegamos a Chile con una idea sobre autos solares, no sobre bicicletas. Sobre la organización de la carrera, a veces deja mucho que desear. Nuestro grupo sigue con el ímpetu de trabajo de siempre, apostando a la transferencia de conocimiento.

Este tipo de proyectos son el punto de partida para darle impulso al uso de energías renovables, que en definitiva son el futuro”.

 

Hernán Porrini está en quinto año de Ingeniería Electromecánica y ya tiene experiencia en los desafíos del Pampa ya que el año pasado también participó activamente y formó parte del aquel primer grupo que inauguró las carreras solares. Hernán, también este año, se ocupó del diseño, desarrollo y elaboración de los seguidores de máxima potencia que equiparon al Pampa II. Su trabajo, que es el eje de su proyecto final de carrera, alcanzó una eficiencia cercana a los equipamientos comerciales, y allí radica la importancia de su tarea.

“Rescato el espíritu de todo el grupo, y hago hincapié en la transferencia tecnológica que hemos logrado, que no tienen todos los equipos con los que competimos, ni siquiera los más grandes”.

 

Agustín Isasmendi es el más joven de la delegación, con apenas 19 años. Es otro estudiante proveniente de Tandil, que pese a estar recién en segundo año de Ingeniería Electromecánica estuvo a la altura de las exigencias propias de estos compromisos. Agustín se encargó de parte de la instrumentación del Pampa en competencia, asumiendo la compleja tarea de encontrar soluciones rápidas y efectivas a los ocasionales problemas.

“El hecho de haber llegado es muy importante para todos. Fue una experiencia muy linda, cargada de una gratificante responsabilidad, y con un grupo muy interesante. Reconozco que he aprendido muchas cosas en este proceso”.

 

Guillermo Santillán es docente del área de Mecánica del Departamento de Ingeniería Electromecánica, quien además de hacer aportes en esa disciplina fue el responsable de la fabricación del carenado del auto. Para él también fue la segunda experiencia en Chile.

“Es vital para la continuidad de estas ideas generar los compromisos necesarios en torno a las energías renovables. En Atacama, haber llegado en las condiciones que lo hicimos es un mérito muy importante. Valoro el logro del grupo, al que se ha sumado mucha más gente a trabajar, gente nueva, muy involucrados, y eso es promisorio para seguir adelante”.

 

Alfredo Andía es el encargado de Mantenimiento y Producción de la Facultad, y el responsable de la asistencia mecánica del Pampa.

“Es una satisfacción poder compartir el proyecto con profesionales y con futuros profesionales. Veo una garra interesante y contagiosa. Más allá de los baches de la organización de la carrera, tengo la satisfacción de ver el auto llegando entero a la meta, con eso ganamos aún sin tener la punta. Ahora hay que seguir trabajando en esa línea”.

 

Adrián Macías trabaja en el Área de Comunicación de la Secretaría de Extensión, Vinculación y Transferencia, y fue uno de los encargados de registrar material fotográfico y periodístico sobre las alternativas del Pampa Solar en la carrera.

“Rescato que el proyecto, a través del auto en competencia, renovó su mística. Porque no es fácil construir y sostener una convicción científica y técnica amparada en el entusiasmo social que genera. Cuando el Pampa es el protagonista de las charlas en los laboratorios, pero también el nexo involuntario que acerca desconocidos en la panadería o el mercado, en ese instante, el proyecto ya no nos pertenece del todo. El fervor que transmite, rejuvenece la eterna idea de creer en algo con pasión. Allí reside su pragmática admiración”.

 

Daniel y Javier fueron los choferes del vehículo que trasladó al equipo a Chile, y que actuó de apoyo al Pampa toda la carrera. Pero no fueron simples conductores, sino que se involucraron instintivamente con la competencia, y formaron parte imprescindible en las tareas de logística, seguridad, traslado y acondicionamiento del Pampa.

 

Roberto de la Vega es director del Departamento de Electromecánica y subcapitán del equipo. Tuvo al mando toda la electrónica e instrumentación del Pampa II.

“El auto es superior al del año pasado, superior en performance, en tecnología, en lo técnico, equivalente a los autos de la categoría superior. Además, le tocó un recorrido con condiciones mucho más duras que las del año pasado.

Sobre el grupo, se ha sumado gente nueva que permite pensar en una continuidad con el proyecto, con una evolución hacia la categoría superior y con aplicaciones utilitarias para la vida común.

Además, nos quedamos con un auto solar funcionando, que será objeto de estudio para mejorar la tecnología que estamos aplicando”

 

Marcelo Spina es el capitán del equipo y quien dirige el proyecto Pampa Solar.

“Volver a poner por segundo año consecutivo un auto en el desierto, armado desde cero, mejorado y con tecnología a la altura de los grandes autos solares, es un mérito enorme.

Es un triunfo de todo el equipo que sigue apostando a la movilidad eléctrica, sin tracción humana, pensando en un futuro cercano vinculado al uso de energías alternativas. Y en esto ya somos referentes en Argentina”.

 

Los logros alcanzados por el Pampa Solar tienen su mérito también en el hecho de contar con apoyos económicos de dimensiones muy diferentes a los que exhiben otros equipos.

El desafío será para la próxima aventura contar nuevamente con las instituciones y empresas que apostaron por este proyecto de Ingeniería, y sumar nuevos compromisos que permitan consolidar la tecnología desarrollada en Argentina, en sintonía con los alcances y expectativas de los grandes equipos.

Con todo, este equipo que sumará cada vez más integrantes, es la manifestación latente de las ideas que atraviesan las aulas, se nutren de múltiples miradas, proponen una intervención apasionante de la ciencia en la vida cotidiana, y tienen la virtud de contagiar su emoción a toda una comunidad.

La leyenda comenzó… y sigue en marcha.

 

 

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