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El ingeniero Fabio Arrignon y la importancia del mantenimiento de las construcciones.

07 de junio de 2017

 

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El Ingeniero Fabio Arrignon, es docente de la FIO

El ABC de las obras dice que el uso para el cual se construye, va a determinar desde los materiales, hasta la vida útil que tendrá. Es decir, durante cuánto tiempo cumplirá la función para la que fue creada. Una vez que finaliza la construcción, lo ideal es diseñar una serie de mantenimientos, para evitar que se enfermen. El ingeniero y docente de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN Fabio Arrignon, habló sobre la importancia de estas rutinas de control, que previenen patologías de la construcción.

La ingeniería civil ha tomado del campo de la salud, algunos conceptos, que lejos de sonar desubicados, encajan perfectamente. “Uno puede ver una sintomatología en las obras, humedad, filtraciones, fisuras. Y al igual que en el cuerpo, se detecta una vez que ocurrió el fenómeno. Pero a diferencia del médico que le puede preguntar a su paciente, no le puedo preguntar nada a la construcción, y no siempre es consecuencia de un solo problema”, señaló el profesional.

“En principio, lo que hay que establecer es que los edificios se diseñan para una determinada vida útil, y para que se cumpla hay que hacer una serie de mantenimientos a lo largo de toda esa vida útil de manera tal que ese edificio mantenga las condiciones iniciales. Esto es similar a cuando uno compra un automóvil, se sobreentiende que hay que hacerle un service, pero la gran diferencia es que generalmente en las edificaciones no se hace”, consideró.

Evitar el quirófano

Constantemente, sobre todo en construcciones de muchos años, o que sean de uso intensivo, surgen problemas evitables. El último caso resonante en Olavarría fue el de la Escuela Nº 60, ubicada en Belgrano y Alberdi, que a raíz de problemas edilicios mantuvo sus puertas cerradas durante un mes y medio, y perdió el 20% de su matrícula.

“Los aspectos en los que se puede intervenir cuando hablamos de edificios son varios. Desde la estructura, que es la parte más importante que puede hacer colapsar el edificio, hasta los cerramientos y las terminaciones, sumado a eso las instalaciones”, explicó Arrignon. “Lamentablemente cuando uno ve la sintomatología en el edificio ya es tarde y tiene que actuar sobre algo que hay que solucionar y en ese caso hay que proceder a hacer ‘cirugías mayores’; demoliciones parciales, revoque, levantar cielorasos, cambiar instalaciones y demás que si se hubiera hecho el mantenimiento adecuado no se tendría que hacer”, aseguró.

Pero el tema de las inspecciones básicas es muy relativo, “porque muchas veces depende de la tipología constructiva. Esto es, en función del tipo de construcción que se hace son las cuestiones básicas que uno tendría que atender en una inspección. Básicamente lo que uno tendría que tener en cuenta es lo que se ve. Lamentablemente en una construcción, la mayoría de las patologías son de lo que no se ve y es ahí es donde hay un problema”, dijo el responsable de la asignatura Construcción de Edificios, de la carrera de Ingeniería Civil de la FIO.

“Las patologías más frecuentes son por causas mecánicas (que tienen que ver con lo estructural) por causas físicas, que tiene que ver generalmente con cerramientos o por causas químicas, que tienen que ver con cuestiones de humedades o condiciones medioambientales”, indicó.

Al momento de concebir una obra, es importante respetar el destino o uso de la misma, si se deben tener en cuenta acciones dinámicas, como máquinas, tránsito, viento, o sismos. También el lugar donde se emplaza, para tener en cuenta los aspectos relacionados con la durabilidad de las estructuras a lo largo de su vida en servicio, lo cual hace a la sostenibilidad de las construcciones. Si uno habla de un edificio para un taller, probablemente las rutinas de mantenimiento serán distintas, de por ejemplo, un edificio de un ámbito educativo, o un aula, donde los componentes son distintos, y lo que se inspecciona también.

“La gran mayoría de patologías más comunes en viviendas familiares, edificaciones generales, escuelas, oficinas y demás, viene generalmente por no tener en cuenta, desde el proyecto y la construcción, problemas de humedades, paredes, cieloraso”, aseguró Fabio Arrignon. “Ahí hay dos cuestiones, uno proviene de cuestiones meteorológicas exteriores, losas o cubiertas mal mantenidas, paredes o humedades con ascensión capilar desde el suelo; y otra que no se controla aunque haya una ley, las condiciones higrotérmicas de los ambientes interiores. Esto es, para tener un determinado grado de confort, se debe controlar la temperatura interna y externa”, explicó. En este sentido, la ingeniería civil se basa en una serie de Normas IRAM que regulan las construcciones.

Pero, de ¿cuántos años de vida útil se habla? Entre 30 y 50 años, sostuvo el ingeniero. “Los edificios superan ampliamente este tiempo aunque no se le hagan mantenimientos a los edificios. Vida útil se piensa que es cuando la edificación colapsa, pero básicamente es cuando deja de cumplir la función”, señaló, y agregó: “Una vez que cumpla su vida útil hay que revisar qué cuestiones se pueden recuperar o modificar. Hay patologías de proyectos, de cambio de destino y de utilización de materiales no correspondientes. Si en el proceso constructivo yo cometo errores de construcción seguramente aparecerán patologías”, concluyó el Ingeniero Civil.

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