Referentes de la ingeniería expusieron sus miradas en el Mes de la Mujer en la FIO.

• 9 de marzo de 2021

En el marco de las actividades impulsadas desde la FIO en conmemoración por el Mes de la Mujer, se realizó ayer un conversatorio virtual abierto con referentes internacionales de la ingeniería.
Fue un espacio que permitió repasar la historia de la Mujer en Ingeniería, y que contó con la presencia de la ingeniera Elisa Carlota Mestorino Bachofen, hija de la primera ingeniera Argentina y Latinoamericana, Elisa Bachofen; y también con la nieta de ésta, la ingeniera Esther Elena Arce Mestorino. Participaron además la vicedecana de la FIO, magíster ingeniera María Peralta; y el ingeniero Roberto Giordano Lerena, decano de la Facultad de Ingeniería de UFASTA. Todo fue moderado por la docente e investigadora de la FIO, doctora ingeniera Silvia García.
El encuentro convocó a distintos integrantes de la comunidad universitaria e interesados en la temática, donde se plantearon reflexiones y acciones que apunten a mejorar la presencia de mujeres en ingeniería.
En el inicio, Elisa Mestorino contó acerca de la historia de su madre (Elisa Bachofen), recibida en 1918. Era a su vez hija de un ingeniero recibido en Zurich. Radicados en Argentina, su mamá estudió Ingeniería Civil, trabajó en Puentes y Caminos (que después sería Vialidad Nacional).
Elisa admite que lo que más le impactó de su madre es el “saber ser” del Ingeniero. “Veía su pasión, sus charlas de todos los días. Y a mí nunca se le cruzó otra cosa que ser Ingeniera. Mi mamá siempre me decía que no había que quedarse solo con las tareas del hogar, que la mujer debía salir a ampliar sus horizontes”.
Desde el seno familiar ella aprendió a amar la ingeniería. En la época de su mamá fue diferente, no podía estar en obra, aunque no le fue difícil moverse en la profesión, aunque en otros campos.
“De mi mamá recibí un bagaje riquísimo, tanto de su palabra como de sus escritos. Escribía artículos para abrirle la cabeza a la mujer”.
Elisa también contó historias de su paso por la FIO, a principios de los años 80. Y varios de los asistentes del conversatorio se identificaron como sus exalumnos.
Luego fue el turno de Elena Arce. Tercera generación familiar de ingenieras, dijo que “para mí estudiar Ingeniería no era nada raro, porque mi abuela y mi mamá eran ingenieras. Después fui descubriendo que el campo de la ingeniería es tan rico, no es solo hormigón o matemáticas”. A veces se planteó “¿esto para qué me va a servir? Y creo que cada vez que dije eso después lo terminé aplicando en el campo profesional”.

En un pasaje de su charla bromeó con su infancia diciendo que “odiaba” a Olavarría porque cuando todos los papás salían a pasear con sus hijos, los de ella estaban subiendo a un micro para viajar a la FIO.
“Creo que la mujer es solucionadora de problemas, por eso debe buscarle la vuelta a su rol en la ingeniería porque sigue habiendo obstáculos”, sintetizó.

Cambiar la realidad

En su intervención, María Peralta sostuvo que “los números muestran que aun hay cosas por hacer”. Repasó los objetivos 2030 para el desarrollo sostenible que plantea la ONU, y mostró la cantidad de ingresantes a las universidades argentinas, cotejado con la cantidad de graduados en el mismo periodo.

Sobre la presencia de mujeres en carreras de ingeniería, Peralta exhibió los datos de todo el país, y en especial los de la FIO, que mejoran esa media nacional, tanto en ingresantes como en graduadas.
También habló acerca de la presencia femenina en cargos directivos, en ejercicio de docencia, y en matriculación de ingenieros. “En todos los casos se marca una brecha importante, sobre todo a medida que los puestos aumentan su jerarquía. Creo que una de las claves es generar alianzas en el campo de la ingeniería”, sostuvo la vicedecana.
Hacia el final, Roberto Giordano Lerena recorrió la historia de la cátedra abierta latinoamericana “Matilda y las mujeres en ingeniería” y el rol fundamental que tiene el CONFEDI. “Matilda” es un espacio académico para el debate y la reflexión de sobre el rol de la mujeres en el ámbito académico y profesional, para promover la igualdad de derechos y oportunidades.

“Se trataba de cambiar una realidad poco alentadora para las mujeres”, ponderó. Y describió el funcionamiento actual de la cátedra, y cómo se va expandiendo en Latinoamérica.
El conversatorio y sus repercusiones volvieron a instalar como eje el rol imprescindible de las mujeres en la ciencia y la tecnología, así como en distintos ámbitos de la sociedad, en la búsqueda de espacios más justos y equitativos.