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En el Día del Camino y de la Educación Vial, la Ing. Silvana Gobbi propone desde la FIO ampliar la mirada con una hoja de ruta que incluye tanto a la formación básica como a las gestiones de Gobierno.

 

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La Ing. Silvana Gobbi señala que la educación vial debería ser política pública nacional, provincial y municipal.

  

4 de octubre de 2021

 

“¿Saben todas las muertes, lesiones y el consecuente sufrimiento de familiares que nos ahorraríamos? Los costos sociales de la siniestralidad son altísimos, tanto por su impacto humano como económico”, plantea con preocupación la ingeniera Silvana Gobbi, docente de la Facultad de Ingeniería.


En el Día del Camino y de la Educación Vial, la profesional observa que la temática debería estar presente ya desde el jardín de infantes y ser transversal, integral, multidisciplinar. También considera que tendría que asumirse como política pública en todos los niveles de gobierno, con planes de infraestructura que trasciendan al automovilista e incluyan a todos los usuarios de la vía pública.


Silvana Gobbi lleva 17 años junto al Ing. Dante Galván abocada a diferentes proyectos de investigación, extensión y servicios de consultorías a municipios con la participación activa de estudiantes de la FIO. Desde ese lugar, es voz autorizada y promueve que la institución académica se empeñe en “enseñar y fomentar la educación y seguridad vial”.


Integra dos cátedras que abordan tanto la seguridad vial desde el diseño geométrico vial de carreteras o caminos como cuestiones vinculadas con la logística, transporte y tránsito, principalmente urbano.

 

 

educacionvial

Desde la FIO promueven el diseño de infraestructura urbana con los estudiantes

 

“Muchos siniestros, tanto en rutas como en calles urbanas ocurren por desconocer las leyes de tránsito, no internalizarlas o directamente por la falta de respeto hacia el otro”, señala la profesional.

 


Hay números que certifican ambas realidades: “Las estadísticas de siniestralidad se mantienen constantes, excepto en 2020 pero no por el cambio de conductas y que hayamos aprendido la lección, sino por la menor movilidad derivada de la pandemia”, ejemplifica la Ing. Gobbi. 


¿Cuál es la solución?


¿Qué respuesta sería la más adecuada? ¿Trabajar en la infraestructura urbana y carretera? ¿Hacer mayor control y penalización? ¿Impulsar la educación y concientización vial?


Es una problemática que merece “un abordaje integral, multidisciplinar”, sostiene la profesional, convencida de que “una de las grandes deudas en Argentina es la Educación Vial”.


Desde su mirada, la temática debería estar presente ya en las aulas del jardín de infantes y hacerse extensiva a todos los niveles educativos con “contenidos transversales” y el énfasis puesto “en los últimos años del secundario donde los alumnos ya están próximos a obtener su primera licencia de conducir”.


La referente académica se pregunta si la agenda de los poderes Ejecutivo y Legislativo priorizan el tema en busca de integrar la educación vial como uno de los factores de cambio. “Hay escuelas de Olavarría como la 17 que han trabajado en proyectos con el Municipio. Pero no debería ser a nivel escuela-municipio, sino una política pública establecida desde los niveles nacional y provincial para todo el territorio y que, como política pública, tenga continuidad”, aconseja.


Eso debería estar acompañado de “capacitación docente” y que los contenidos sean “incorporados transversalmente”, agrega.


La educación vial “comienza cuando el niño de 3 años aprende que, como peatón, debe cruzar por la senda peatonal o, si esta no existe, por la esquina. Nos debemos respetar entre todos seamos peatón, ciclista, conductor de un vehículo”, explica con compromiso la Ing. Gobbi.


Por eso insiste: “Las leyes están para todos los modos de transporte y hay que cumplirlas. Y ese niño de 3 años que va creciendo con ese conocimiento se lo transfiere al adulto y en algún momento las malas conductas de los adultos deberían comenzar a modificarse”.
Además de la Educación Vial, menciona la concientización, control, penalización e infraestructura como dimensiones clave.

 

Ampliar la mirada

 

En cuanto a infraestructura, la ingeniera Silvana Gobbi propone no asumir el viario desde una concepción del automovilista sino como un espacio inclusivo que el mapeo contemple a todos los usuarios, haciendo especial hincapié en peatones y ciclistas.


“Si pensamos en la acepción típica del camino, uno de los mayores desafíos es incorporar el concepto de indulgencia en el diseño de la infraestructura en general y de este en particular, que no es otro que ´perdonar´ el error humano e inclusive la transgresión de las normas, cuando las restantes estrategias no han sido lo suficientemente efectivas”, reflexiona la docente.


No obstante, apunta que es determinante trabajar en infraestructura urbana con diseños que logren atenuar la velocidad de vehículos motorizados, incluir ciclovías o pintar sendas peatonales. “Ayuda y contribuye a disminuir los siniestros viales”, apunta.


Sin embargo, es conveniente ampliar la mirada: “Hay que democratizar el espacio urbano y que no sea solo para el vehículo motorizado”, señala a modo de cierre, ubicando a la educación y la infraestructura como prioridades en esa hoja de ruta.

 

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