Un GPS sobre todos los inmuebles de Olavarría, con planos de mensura y delimitación de calles, constituye el mapeo diario de Pierina en la función pública. A diferencia de Nicolás, que “dialoga” con proyectos civiles, metalúrgicos y electrónicos industriales como referente de una pyme después de aprender sobre contabilidad y pymes. Stella Maris, en cambio, hace foco en el monitoreo de voladuras y minerales para una cementera multinacional, de la mano de drones, en relación de dependencia. Tres ejemplos, tres realidades laborales, tres profesionales de la Facultad de Ingeniería de Olavarría que hacen de la disciplina ingeniería un modo de vida y se constituyen en ejemplo de una vocación sin fronteras.

El Día del Ingeniero/a se celebra cada 16 de junio por la implementación de la carrera, que marcó el inicio de estos estudios en Argentina, en 1865. También recuerda a Luis Augusto Huergo como el primer ingeniero recibido en 1870 y Elisa Beatriz Bachofen, la primera ingeniera argentina graduada en 1917.

Dentro y fuera del Estado

La Facultad de Ingeniería de Olavarría cuenta con 1230 estudiantes y 1954 graduados/as, de los cuales Pierina Di Tommaso Lencina es una de ellas. Tiene 26 años y actualmente es ayudante diplomada en las materias Agrimensura Legal 1,2 y 3. Puertas afuera de la FIO trabaja de manera independiente (matriculada en el Consejo Profesional de Agrimensura) y al mismo tiempo ejerce en el ámbito estatal, como flamante directora de Catastro en la Municipalidad de Olavarría.

Llegó al área que registra los bienes inmuebles de todo el distrito “en 2019, cuando me inicié con una pasantía y estoy en el cargo desde abril de 2023”, indica la ingeniera en Agrimensura.
Desde la oficina comunal “gestionamos el registro de todos los inmuebles del Partido” además de “regularizar situaciones de hecho mediante planos de mensura, amojonamos calles para su apertura, asesoramos profesionales y particulares, y realizamos el visado de los planos de mensura y de obra, entre otras cosas”, explica con precisión.

Entre voladuras y retroexcavadoras

Al borde de una cantera y rodeada de volquetes, la realidad de Stella Maris Salina se encuentra lejos de toda urbanidad. Es ingeniera en Construcciones y en Seguridad e Higiene en el Trabajo y lleva 15 años vinculada a la minería.

“Trabajo en Randstad Argentina, desarrollando mis tareas de forma permanente en Cementos Avellaneda S.A.”, apunta. Hace cálculos volumétricos de materiales extraídos de las canteras, relevamientos de voladuras, mediciones y cálculos volumétricos de carbón, yesos, óxidos y clinker utilizados para fabricar cemento, cal y distintos productos mineros.

 
Destaca la incorporación de nuevas tecnologías y “el uso de drones (que) ha reemplazado el GPS en las mediciones a cielo abierto aunque seguimos con mediciones tradicionales también” mientras “nos capacitamos con distintos softwares de procesamientos”.

Desde una pyme

Luis Nicolás D´Alessio tiene 39 años, es ingeniero electromecánico y trabaja de manera autónoma donde “tengo la libertad de elegir los proyectos en los que deseo trabajar y establecer mis propias condiciones laborales”. Pero además decidió avanzar más allá de la formación de base en “proyectos civiles, metalúrgicos y electrónicos industriales” y desde su propia pyme IMEDA S.A. brinda “servicios de cocina, transporte, mantenimiento de áreas verdes, limpieza y producción”.

El Ing. Nicolás D´Alessio dirige una pyme que presta servicios en empresas multinacionales.

 
Tuvo que aprender cuestiones legales, contables, de marketing, calidad y gestión para luego incursionar en “servicios a empresas multinacionales de los rubros cemento, cerámica, alimentos y energía. Siempre fui cuentapropista. Solo trabajé en relación de dependencia durante 10 meses realizando una pasantía en una empresa cementera”, reconoce el Ing. D´Alessio.

Cuestión de género

La Ing. Stella Salina aplaude los avances que tuvo la ingeniería en cuanto a perspectiva de género. “Hace años éramos muy pocas mujeres dentro de una fábrica. Hoy somos muchas y también en puestos importantes como jefe de Cantera, donde hay una egresada de la FIO”, grafica. Enfoca su mirada en “la igualdad de oportunidades (…) No creo en la incorporación con una igualdad meramente numérica en ninguna profesión porque esa es la primera desigualdad que generamos”.

De hecho, las carreras de Ingeniería “tienen disparidad de género en su elección, con lo cual no se puede pretender igualdad en los puestos laborales”, indica la profesional. La FIO supera largamente el 30% de ingresantes mujeres, índice aún insuficiente pero que supera la media nacional.

La huella de FIO

“La FIO fue muy importante”, dice la Ing. Di Tommaso que destaca la relevancia de “la educación pública” para alcanzar “un título universitario donde gané los conocimientos necesarios para insertarme en el ámbito laboral y desarrollarme en lo que elegí” priorizando la vocación antes que al rédito económico o la posición social.

El Ing. Nicolás D´Alessio cursó entre 2002 y 2007. “La formación académica de una carrera tan amplia en sus incumbencias me permitió incursionar en otras áreas de la ingeniería”, enfatiza el profesional que decidió apostar por el mundo pyme.

“La FIO da un gran empuje para que la Industria local y regional se potencie y destaque” con “profesionales tan cercanos que tienen buena inserción y reconocimiento”, señala la Ing. Stella Salina, que incluiría “alguna ingeniería más afín al desarrollo de la minería propiamente dicha, muy requeridas en la zona”.

Tres ejemplos, tres realidades laborales, tres profesionales de la Facultad que abrazan la “Universidad pública y gratuita” y llevan una “caja de herramientas” con el sello de la FIO que es distintivo y marca la diferencia.