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Ingeniería trabaja para mejorar las casas de familias carenciadas

Un inodoro higienizado, una canilla que vierta agua, una habitación con piso que no haya que regar, un techo sin goteras, son aspiraciones que todavía tienen varias familias de Olavarría. Hacinamiento, riesgo sanitario, alteraciones alimenticias, promiscuidad, son algunas de las problemáticas que emergen cuando las necesidades básicas están insatisfechas.

“Nuestra intención es que estas familias puedan vivir un poco mejor”, admite el arquitecto y docente de la Facultad de Ingeniería, Néstor Mineo. Su entusiasmo es prudente, porque sabe que estos problemas necesitan cambios estructurales más profundos, pero admite que para los que tiene poco, o nada, hasta las mínimas ayudas son importantes.

Mineo es el director del proyecto de Voluntariado Universitario “Materializando solidaridad”, que pretende ayudar a completar y mejorar las viviendas de familias de bajos recursos, quienes ya han solicitado colaboración al municipio. La idea es que Ingeniería elabore el proyecto para la construcción de las reformas, la Municipalidad -a través de la Secretaría de Desarrollo Social- aporte los materiales, y cada familia se encargue de la mano de obra.

El Programa Nacional de Voluntariado Universitario es una iniciativa impulsada por el Ministerio de Educación de la Nación, que pretende profundizar la vinculación de las universidades públicas con las necesidades de la comunidad e incentivar el compromiso social de los estudiantes. El Proyecto de Ingeniería, presentado a través de la Secretaría de Extensión, Vinculación y Transferencia, fue uno de los beneficiados en la convocatoria 2011, y está en marcha desde noviembre. En este marco, unos diez alumnos de Ingeniería Civil, más un número similar de docentes de diferentes especialidades, trabajan en el diseño y apoyo técnico para las mejoras habitacionales.

Autoconstrucción asistida

A través del trabajo de asistentes sociales, el municipio elaboró un listado de los casos más vulnerables que han requerido asistencia. Los casos se dan en diferentes barrios suburbanos, e incluso descampados. Las asistentes trazaron un orden de prioridades, con casos en los que es necesario construir toda una vivienda, hasta aquellos en los que la urgencia es un techo que se llueve, un baño, una fuente de agua, o la instalación eléctrica.

Con esos datos, “después vamos nosotros, analizamos la vivienda y vemos cuál es la real necesidad. En general, la familia pide de acuerdo a sus necesidades. Nosotros las examinamos, vemos el estado de cada vivienda, determinamos lo más urgente, y eso lo compatibilizamos con la familia y con las posibilidades de la Municipalidad. A partir de esos datos hacemos un cómputo y una lista de materiales para cada caso”, explicó el arquitecto Mineo.

Una de las dificultades que se contempla es la propiedad y disponibilidad de los terrenos donde están ubicadas las viviendas, para que, en el futuro, no se vean perjudicados.

Hasta el momento, “entregamos cinco proyectos, en tres barrios distintos. Vamos a hacer varios más en el periodo de un año que abarca el Proyecto de Voluntariado, pero es sólo el inicio”, admitió. “Nuestra misión también, es darle herramientas al municipio para que llegue más y mejor a todos, como un principio de organización para hacer estos trabajos”, amplió.

Con estos proyectos la Municipalidad ordenará el suministro de materiales, según las urgencias, en el marco de un programa que ya tiene en marcha. Resuelto cómo y con qué, las familias deberán encargarse de la construcción, para la cual también hay previsto un asesoramiento técnico.

La Facultad de Ingeniería y la Municipalidad, a través de la Secretaría de Desarrollo Social, destacaron la importancia del Voluntariado Universitario, que promueve trabajos conjuntos que suman soluciones a los problemas más urgentes de decenas de familias.

Compromiso social

Cuando los alumnos de Ingeniería recorrieron los suburbios en busca de soluciones técnicas, reconocieron también la crudeza de una realidad muy cercana. En general las viviendas no cuentan con agua corriente, por lo que se debe obtener de bombas manuales, algunas veces compartidas. Los baños, en general, son simples escusados alejados de la casa, y en algunos casos ni eso tienen. Casi siempre son pocos ambientes para las personas que residen. Además, muchos conviven en el mismo lugar donde guardan los elementos de trabajo, con el riesgo de roedores y alimañas.

voluntariadoEl Proyecto “es también una buena experiencia para los estudiantes, porque ven cómo vive todavía una parte de la sociedad, contribuyendo a su sensibilidad social y a la asunción del compromiso con la calidad de vida de la gente, además de la experiencia profesional sobre casos reales”, sostuvo Mineo. Siempre es bueno que los alumnos y docentes conozcamos toda la realidad y aportemos algo, no porque creamos que podemos resolverlo definitivamente, sino, por lo menos, haciendo algo para que estas familias vivan un poco mejor. Que en su casa puedan tener un contrapiso en vez de la tierra, una cañería con agua potable, un inodoro en vez de escusados, que haya un dormitorio para los padres, que el techo no tenga goteras. y también corriente eléctrica”, graficó el director del proyecto.

“La idea de esto es darle continuidad en el tiempo, más allá del Voluntariado. Que sirva para que la Facultad y la Municipalidad continúen trabajando juntos porque, a pesar de las mejoras en los últimos años, la necesidad va a seguir existiendo. Por eso es un gran desafío poder modificar esta realidad”, aseguró.

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