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Cómo construir un aeropuerto en Armenia

Apretada entre Europa y Asia, huérfana de mares, antigua y avasallada, la República de Armenia está en plena reconstrucción desde su independencia de la Unión Soviética, en 1991. Aún envuelta en conflictos territoriales, hace apenas un año terminó de construir una obra que la conecta al mundo. Se trata de la modernización del aeropuerto internacional Zvartnots, ubicado a unos 10 kilómetros de su capital, Ereván.
En esa obra, monumental y extraña para Armenia, trabajó Oscar Cabrera, un docente de la Facultad de Ingeniería de la Unicén con sede en Olavarría, como parte de un equipo de ingenieros y arquitectos argentinos que se ocuparon del diseño y ejecución del renovado aeropuerto. A través de una concesión, el encargado de la obra fue el grupo Aeropuertos Argentina 2000, propiedad del empresario argentino-armenio Eduardo Eurnekian. Su construcción tuvo tantos desafíos para la ingeniería, que el proyecto fue distinguido por la Asociación de Ingenieros Estructurales de Argentina.
El proceso de modernización comenzó en 2002 y, después de varias fases, se concretó el año pasado. Zvartnots se presenta al mundo como símbolo de una nueva era de la estructura aeroportuaria.
Los edificios tienen tecnología antisísmica, control termo-lumínico inteligente, equipamiento automático para la seguridad y los servicios al pasajero, y otros adelantos que incluyen los estándares más altos exigidos por las organizaciones aeroportuarias internacionales.
Por su experiencia y conocimientos, el ingeniero Cabrera fue convocado por el Instituto Tecnológico del Hormigón, el laboratorio privado de la especialidad más importante de Argentina. Su trabajo consistió básicamente en el control de los materiales, el diseño de los hormigones y el control de la elaboración del hormigón. Para toda esa tarea que ponía en juego nada menos que la calidad de las estructuras, el ingeniero tuvo que empezar desde cero. En un principio llegaban muestras de los materiales a Buenos Aires, donde se hacían los estudios, pero luego Cabrera debió instalarse en Armenia para dirigir el proceso. Debió viajar una vez en el 2005, otra en 2008 y dos veces en el 2010. En total estuvo más de seis meses en la obra, aunque el trabajo más importante se concentró en el primer viaje, donde se definieron las mezclas y dosificaciones.
En lo técnico, debió hacer ensayos específicos, como por ejemplo con el basalto del lugar, muy diferente al conocido en nuestro país. Trabajó con 40 grados en el verano y con temperaturas bajo cero en invierno. En este último caso, con tres meses bajo nieve, la obra nunca se detuvo y el hormigón debió premoldearse al vapor para evitar que se congele. El clima obligaba a aplicar técnicas específicas, nunca implementadas en nuestra región.
El suelo también obligó a nuevos desafíos. Cabrera explicó que "los edificios principales son dos: uno de 145 y otro de 200 metros de largo, y ambos están construidos sin ningún tipo de junta, con una muy alta densidad de armadura, algo que no es habitual". A su vez están colocados sobre aisladores sísmicos "que hacen que ante en un terremoto grande, el movimiento que sufrirá la tierra será transmitido al edificio de manera muy suave. Y no se rompe, porque los aisladores tienen goma, hierro y plomo", reveló.
El ingeniero Cabrera admitió que "la construcción del aeropuerto fue complicada, porque Armenia no tenía todavía un desarrollo tecnológico importante, y muchas cosas se llevaron desde distintos países: La estructura metálica de los techos, por ejemplo, se trasladó desde Eslovenia, el acero de Turquía y Ucrania, los aditivos desde España, otros implementos de Afganistán, todo un desafío de logística para suplir las carencias propias.

Experiencia y premio

El docente de Ingeniería reconoció que "una obra tan compleja y en un lugar tan diferente culturalmente no se consigue todos los días". Por eso no dudó en aceptar el desafío. Si bien había varios argentinos trabajando, para comunicarse con los empleados que hablaban ruso o armenio debió recurrir a traductores. "Es un pueblo que ha sido muy maltratado, invadido y dominado, pero la gente es muy cálida", confesó.
Tanto tiempo trabajando en un lugar rodeado de países convulsionados, con conflictos étnicos y políticos sangrientos, hacía que los argentinos allí comentaran con frecuencia que "si se desvía un misil medio grado lo recibimos nosotros", calculó Cabrera. "Es un mundo muy diferente".
Este trabajo, repasó el ingeniero, "sirve también para ver qué pasa con nuestras aptitudes fuera de la dinámica universitaria. Y creo que uno tiene capacidad para adaptarse al medio productivo de una empresa. A mí no me costó, estaba capacitado para resolver los problemas que surgieron", sostuvo.
"Lo aprendido acá sirvió para trabajar allá", sintetizó. "Es una buena medida para los que estamos haciendo investigación y pruebas de laboratorio, además de la docencia, porque requiere adaptarse a otros desafíos. En una obra de estas características los volúmenes que se manejan son gigantescos, se toman decisiones rápidas para los problemas que surgen", repasó.
Además, "en nuestra cotidianidad estamos acostumbrados a los resultados, a la forma de hacer ensayos, pero en estas obras tiene tanta importancia como la trazabilidad de los materiales, los registros, los créditos, poder cumplir con los plazos", enumeró
La modernización del aeropuerto de Zvartnots, por sus características, fue distinguida por la comunidad de ingenieros estructurales argentina como la obra del bienio, porque "ha marcado un hito en la construcción argentina". El premio se otorga a proyectos realizados por argentinos en el mundo, y en este caso se destacó la solución antisísmica, que los enormes edificios no tengan juntas, el manejo ecológico que implementa, y en general al desafío tecnológico que requirió la obra.
El ingeniero Cabrera formó parte de ese grupo premiado. Una distinción personal, además, fue haber podido estar a la altura profesional de una obra compleja y trascendente para un país, y haber demostrado que su formación está en sintonía para enfrentar los grandes desafíos mundiales.

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