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Los robots empiezan a tomar el control

La continua incorporación de robots a la sociedad es imparable. No para competir ni reemplazar al ser humano sino como complemento. Desde el robot explorador que llegó a Marte hasta el que aspira la casa, todos son la demostración del hombre empujando las fronteras de la ciencia.
Con diversas complejidades, cada robot encierra la pretensión de hacer la vida más fácil, menos peligrosa, más satisfactoria, o menos tediosa. Sin embargo, aún con la capacidad de decidir artificialmente una acción, nunca serán capaces de pensar, ni sentir, ni crear como los humanos.
Estas nociones fueron el telón de fondo de las VII Jornadas Argentinas de Robótica que se realizaron durante tres días en la Facultad de Ingeniería de la Unicén. Se concentraron allí los máximos referentes nacionales en la especialidad, junto a otros expertos de España, Brasil y Uruguay.
Durante las Jornadas, cada expositor presentó el avance de sus investigaciones, las innovaciones alcanzadas, las aplicaciones logradas, y detalles de soluciones a problemas que permanentemente surgen del estudio de la robótica.
En realidad, es una comunidad relativamente pequeña de personas que se dedican al tema. "No hay mucha investigación en robótica porque quizá todavía no se ve su incidencia en la mejora de la calidad de vida de la gente. Todavía la seguimos viendo como de una sociedad del futuro, de ciencia ficción, frente a problemas más urgentes que resolver, como si la robótica no pudiera ocuparse de muchos de ellos", señaló el doctor en electrónica Gerardo Acosta, docente de Ingeniería, miembro del Conicet, director del grupo "Intelymec" (Investigación Tecnológica en Electricidad y Mecatrónica) de la Facultad, y uno de los pioneros en investigaciones científicas asociadas a la tecnología inteligente aplicada.
Olavarría concentró a los principales especialistas del país, provenientes de San Juan, Córdoba, Buenos Aires, Bahía Blanca, y de la propia Facultad de Ingeniería. También llegaron referentes de la Universidad ORT Uruguay, de la Universidad Espíritu Santo de Brasil, y de la Universidad de Girona, España.
Las tendencias de las disertaciones plantearon diversos avances en robots autónomos, con innovadores sistemas de sensores y control de trayectorias, además de diversas aplicaciones concretas donde ya están actuando máquinas inteligentes. Entre los casos se expusieron detalles de un pequeño prototipo de robot helicóptero de cuatro rotores para tareas de inspección y monitoreo, un robot cuatriciclo para tareas agropecuarias, andadores y sillas de ruedas robóticas, entre otros. Asimismo, Ingeniería expuso sus desarrollos con el prototipo de robot Carpincho, capaz de trasladarse en forma autónoma a partir de una serie de órdenes de referencia, y que se puede utilizar para vigilancia, monitoreo, exploración, investigación, así como para trabajos de agricultura. Y también la versión acuática denominada Ictiobot, un vehículo autónomo submarino, con sonares de barrido lateral y ecosondas a bordo, GPS y navegador inercial combinados, pensado para la industria off-shore, batimetrías portuarias, pesca, entre otras aplicaciones. También se puso en marcha el brazo robótico ubicado en la celda de manofactura flexible, donde los visitantes pudieron observarlo en pleno funcionamiento.
Estas son apenas muestras de los avances mundiales en robótica, donde ya se utilizan en actividades militares riesgosas, en la industria de la minería, en cirugías de precisión, en la limpieza de residuos tóxicos, manipulación de explosivos, y hasta en tareas domésticas como planchar, aspirar y barrer.

Convivencia

El progreso vertiginoso de la robótica ha hecho posible que cada vez haya más máquinas que realicen tareas automáticamente, las que requieren cierto grado de comportamiento inteligente. Contienen en su estructura de sensores, motores, y microchips, la capacidad de decidir una conducta. No emulan al cerebro, pero pueden controlar variables que definen una acción, sin la intervención humana.
Este potencial artificial soluciona muchas de las actividades propias del hombre, pero al mismo tiempo abre puertas desconocidas para la ciencia y plantea nuevos problemas, desde técnicos, hasta éticos.
Como sea, la robótica propone una nueva convivencia entre personas y máquinas. "Teniendo robots capaces de producir podemos pensar en una sociedad en la que tengamos que trabajar menos horas, y dedicarnos a actividades más creativas. Habría una liberación del humano de las cosas pesadas", planteó Acosta.
"Hay que transitar un camino largo de asimilación de las nuevas tecnologías por parte de la sociedad. Todavía no se considera como un elemento indispensable la presencia de los robots en la vida cotidiana. Además, si la tecnología es muy costosa tampoco se instala en la gente. Un poco nuestro compromiso es ese, a medida que se abaraten los costos se van a hacer más masivos, y entonces más aceptados para más tareas", repasó el doctor en electrónica.
En general, siempre hay un progreso a partir de una necesidad. Y eso se va retroalimentando porque para resolver problemas fue necesario investigar y desarrollar, y después aplicar esa tecnología para resolver otros problemas. "Este espiral favorece el desarrollo de disciplinas como ésta, y de las sociedades que tienen el coraje de invertir en este tipo de desarrollos", subrayó Acosta. "Lo más importante que no hay que perder de vista es la gente, toda esa tecnología tiene que estar al servicio de las personas, de su bienestar", agregó.

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