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soldati dest“En el año 2010 varias instituciones de enseñanza de Olavarría nos solicitaron que las ayudáramos con algunas cuestiones relacionadas con la enseñanza de las Ciencias Naturales”, arranca contando la Magister Adriana Bertelle. “Necesitaban desarrollar esos contenidos en forma experimental, pero tropezaban con distintas carencias: en algunos casos, requerían asesoramiento o actividades para los docentes. En otros, se agregaba la necesidad de material para los laboratorios, o directamente el espacio físico”.

Embrión de proyecto

Ese fue el disparador de un nuevo proyecto en la FIO. Bajo el nombre “Relevamiento, Diseño, Equipamiento en laboratorios de enseñanza en instituciones educativas”, la movida pudo ingresar a los primeros Voluntariados de la Secretaría de Políticas Universitarias. “Pero la idea original fue dar respuesta a la demanda del entorno”, cuenta Bertelle, a cargo del Proyecto.
Los Voluntariados permitieron comprar los primeros materiales y equipamiento. Otras instituciones, que contaban con recursos económicos, accedieron solo al asesoramiento.

Aprendiendo lo más difícil

En aquel esquema de demandas que la FIO buscaba satisfacer, se agregó una especial: algunas escuelas no contaban con lugares específicos, por lo que debían adaptar los lugares existentes para convertirlos en pequeños laboratorios. Eso significó la incorporación de la gente de Civil, que se sumó a través del Ingeniero Néstor Ferreyra y su materia “Instalaciones complementarias”. Esto inauguró una interdisciplinariedad que terminaría enriqueciendo al conjunto. Porque de la mano de los docentes se agregaron los estudiantes, consiguiendo un triple acierto sobre la formación. La Magíster Ana Fuhr describe que “los chicos que estudian Profesorado encontraron una aplicación práctica para la materia ‘Diseño de Trabajo Práctico’; los chicos de Civil llegan a través de la materia de Ferreyra; y los de los demás carreras se han sumado como parte de su formación social y humanística, porque la idea no es solo que armen las cajas, sino que se acerquen a la institución, que participen en la entrega”.

Más desafíos

Las dificultades para convertir los espacios físicos en laboratorios llevaron a ingeniárselas para fabricar unas mesadas móviles, tarea que quedó a cargo de Néstor Ferreyra y la Especialista Cristina Grasselli,
Además está el acompañamiento a los docentes en la implementación del material, a través del desarrollo de diferentes encuentros destinados a problemáticas diferentes. Y ahí van sumándose docentes de otros Departamentos de la FIO. Por ejemplo, la Ingeniera Mónica Trezza está a cargo del encuentro de Seguridad en el uso del material de laboratorio, un aspecto medular del trabajo experimental, donde se comparte con los docentes los cuidados y precauciones que se deben tener para el desarrollo de las actividades. La Esp. Marta Tenaglia y la Dra. Bettina Bravo desarrollan actividades experimentales, trabajando contenidos de Física; y las Licenciadas Verónica Ramos e Irupé Falabella hacen lo mismo con contenidos de Biología.
Hoy en día, el Proyecto trabaja con tres escuelas de Olavarría, las cuales se enmarcan también en el proyecto de Voluntariado “Compartiendo Experiencias”, a cargo de la Esp. Cristina Grasselli. El estar incluidas en el proyecto de Voluntariado posibilita que estas escuelas cuenten no solo con el asesoramiento sino también con el material.

Tan lejos y tan cerca

Por esas cosas del destino, una escuela de Capital Federal terminó sumándose al proyecto. Pero no se trata de una escuela más. El Colegio Virgen Inmaculada está enclavado en la Villa Soldati, uno de los barrios porteños más castigados por las desigualdades. Y puntualmente, este establecimiento se enclava en el medio de una villa, por lo que el acercamiento entre la ciencia y una realidad educativa que golpea, cobró un especial significado.
Lo que apuntaba para ser una reseña de un proyecto institucional llevado al terreno, termina siendo un relato personal, en el que no faltan las emociones ni los ojos enrojecidos. “Cuando partimos de Olavarría pensábamos encontrarnos con personas que nos esperaban por todo lo que llevábamos... Sin embargo, todo lo que encontramos en Villa Soldati fue personas con entusiasmo, pasión por la docencia, ganas de hacer cosas, y comprometidas con el proyecto educativo del que forman parte. El mobiliario que llevábamos se transformó en una excusa para que profesionales comprometidos con la educación, estuviésemos compartiendo una jornada de intercambio, muy enriquecedora para todos”, cuenta Ana Fuhr.

Lecciones compartidas

“Sí que fue una lección, si lo mirás desde el punto de vista profesional, porque al enseñar a ser Profesor es imposible soslayar este tipo de situaciones posibles. Pero en realidad este encuentro, que se va a repetir en el acompañamiento que le daremos a la escuela, desbordó lo laboral y se nos metió en el cuerpo, cuentan a dúo Fuhr y Bertelle, a las que se han sumado la Dra. Adriana Rocha y la Lic. Irupé Falabella, todas participantes de la visita a Villa Soldati.
“Los chicos, que en su mayoría superan la edad promedio de sus pares de otros colegios, te rodeaban extasiados y te pedían que les explicaras los fenómenos de la Física o de la Química. Eso es impagable, y no pasa siempre. Con mucha naturalidad hacían comparaciones entre los procesos científicos que les mostrábamos, con otros procedimientos químicos que les resultan familiares en sus contextos familiares. Y eso es también una manera de aprender. Ellos y nosotros”.
Esta experiencia es el primer encuentro entre quienes forman parte del proyecto de la FIO y la escuela de Villa Soldati, pero no el único. “Tenemos pensado seguir acompañando a este proyecto educativo en cómo enseñar ciencias, no perdiendo de vista la realidad de la que forma parte la escuela” culmina la Mg. Adriana Bertelle.

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