¿Cómo se hace para devolverle a un viejo edificio, su textura original? ¿Y qué sucede si, para aumentar el desafío, se trata de una construcción declarada “Patrimonio histórico”?
Asociar ese dilema a una Facultad de Ingeniería, parece difícil. Sin embargo, la FIO está transitando varios pasos que otorgan respuesta a esa curiosa demanda del entorno.
La Ingeniera Viviana Bonavetti, desde el Área de Materiales y Construcciones, se entusiasma al relatar sus experiencias: “Ofrecemos muchos Servicios a Terceros vinculados con los materiales de construcción, pero este tema surgió como un subproducto de valor para la comunidad. Especialmente cuando se trata de construcciones que sean patrimonio histórico, ya que al repararlo debe quedar exactamente igual a como había sido construido. Con frecuencia se trata de edificios de muchísimos años, entonces para el constructor se le plantea la duda acerca de los materiales a usar, las cantidades, cómo acertar con las tonalidades de color”.

¿Cómo se hace?

El personal de la FIO, en esos casos, toma muestras de la textura a copiar (ver foto); por lo general, se trata de viejos revoques. De esas muestras se hacen estudios con instrumental adecuado, “y le informamos a quien encargó el trabajo todas las características y las proporciones de los materiales componentes”, relata Bonavetti.
Uno de los antecedentes más relevantes sobre este tema, lo ha constituido la renovación del revoque exterior del Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de Rosario. “En este momento, estamos trabajando para determinar las características del revoque de una iglesia en Benito Juárez”, amplía la profesional. La iglesia está clausurada en este momento, por el riesgo que implica el revoque en mal estado, por lo que “hay una comunidad que está esperando los resultados de nuestro trabajo, para que el arquitecto pueda proceder a la reparación y devolverle a la feligresía su espacio de convocatoria. Es muy apasionante, porque en casos así tenés la Ingeniería Civil al servicio de la gente en un modo muy tangible”.

Cuanto más viejo, mejor

Consultada acerca de si la antigüedad de la construcción supone una dificultad adicional, la Ingeniera Bonavetti aclara: “no, porque buscamos entender de qué materiales se trata y en este sentido, disponemos de todo el conocimiento para determinar con mucha precisión la respuesta. Esta iglesia fue construida, según los datos que nos aportaron, en 1931, pero vamos a llegar a una respuesta correcta”, dice entre sonrisas de satisfacción.
Bajo los análisis de laboratorio, todos los secretos constructivos salen a la luz: los aglomerantes, arenas silíceas, polvo de ladrillo si es que hay. Al final del cuento, “les damos una especie de receta con todos los componentes y sus cantidades, para que puedan volver a hacer ese material compuesto exactamente como se había hecho en el origen. Eso garantiza también algo importante, que es conservar el color, porque en la preservación de patrimonios históricos eso es muy relevante.

A tono con la tendencia

Aunque se supone que hay varios centros de investigación en la región capaces de desarrollar este tipo de servicios, poco a poco la FIO se ha ido convirtiendo en un referente regional. “Acompañamos una tendencia arquitectónica, que hoy en día pasa por preservar o restaurar los edificios emblemáticos. Nuestro trabajo no se nota, pero lo vivimos con mucho orgullo porque sabemos que, sin un estudio como el que se hace acá, sería imposible llegar a resultados tan satisfactorios”, completa Viviana.