Archivo de Noticias

benedetti destEs el primer argentino que comenzó a trabajar en el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN), gestor del acelerador de partículas más complejo y grande del mundo, conocido como “La Máquina de Dios”, y dueño de una pasión que lo hace emocionar en cada una de las charlas que brinda; como la que dio en la Facultad de Ingeniería de la UNICEN. Mario Benedetti es ingeniero en Telecomunicaciones, y un convencido de que si uno hace lo que le gusta, y se disfruta el momento, la vida te da cosas hermosas.

El objetivo del Gran Colisionador de Hadrones que se emplaza en un túnel de 27 kilómetros de largo, 100 metros bajo tierra en Ginebra (Suiza), es reproducir de forma infinitesimal lo que pasó millonésimas de microsegundos después del inicio del Universo, o el Big Bang. Para esto, se colisionan partículas infinitamente pequeñas a velocidades cercanas a la velocidad de la luz, con temperaturas de más de 100.000 veces la del centro de nuestro Sol. Es tal la temperatura que se alcanza, que en una de las pruebas que falló, se necesitaron tres meses para enfriar las instalaciones, de acuerdo a lo relatado por Benedetti.

En el Auditorio de la FIO dio dos charlas a más de 300 docentes, Nodocentes, estudiantes universitarios y secundarios que conocieron el funcionamiento de esta tecnología, en primera persona. El italiano naturalizado en Argentina vive en Mar del Plata, y ya jubilado, se dedica a continuar aportando conocimiento al CERN y brindar charlas por todo el país. Además de explicar el origen del Universo, los avances del colisionador de hadrones, o “La Máquina de Dios” sirvieron para desarrollar tomografía PET, un tipo de tecnología médica avanzada que sirve para el diagnóstico precoz en Alzheimer, el tratamiento de tumores resistentes a la radioterapia convencional o próximos a órganos vitales, entre otros aportes.

Un suceso de buenas decisiones

Contó que siempre supo que quiso ser ingeniero, desde que tenía alrededor de 10 años y fabricaba sus propios juguetes. “Mis padres tenían mucho trabajo y yo vivía en la calle, que me enseñó a ser muy curioso. Los juguetes comprados eran caros así que desarmaba todo lo que había a mi alcance y construía juguetes pequeños, pero por otro lado, mi papá italiano, su ilusión era el figlio ingegnere. Entonces coincidió una vocación natural con un mandato familiar”, dijo Benedetti, y agregó: “Yo ya asociaba la ingeniería con el conocimiento de las cosas”.

Su llegada al Centro Europeo de Investigación Nuclear, es producto de una serie de decisiones, “propias”, aclara ante la pregunta de una estudiante secundaria. “Lo que sucede es involuntario, no manejamos nada del Universo, pero lo único que decidimos son nuestras propias acciones”, expresó este profesional que dijo no creer en el destino sino en el azar.

Mario Benedetti llegó a Ginebra, primero por una situación que debió resolver en Italia, por pedido de su padre antes de morir en la década del 70’. Tras resolver ese asunto familiar con una tía, se dirigió a la ciudad suiza para saludar a una trabajadora de la embajada australiana por pedido de un primo suyo. “No existía Internet”, aclaró a los tiempos que corren. Esa mujer terminó por convertirse en su segunda mujer, y quien le habló del CERN, tras conocer el trabajo del ingeniero en la Argentina, en el Laboratorio de Electrónica de la Universidad Nacional de La Plata.


Ser argentino, al principio pareció un obstáculo para su ingreso en el centro europeo, por lo que Benedetti consiguió un trabajo en el sector privado de una empresa suiza, ya que había pedido licencia sin goce de sueldo en la universidad. Un día, realizando una entrega al CERN le presentaron a un científico francés al que le contó que su campo de especialización era la Electrónica de Potencia, justo en el momento que al generador de hadrones le fallaban 200 fuentes.

Luego de poder acceder al CERN, su trabajo fue realizar un simulador de cada una de las fuentes, capaz de generar las respuestas a los estímulos. A esa plaqueta le pusieron L´Argentine en su homenaje, y a través de su trabajo fueron más de 30 los científicos argentinos que lograron contribuir al proyecto, que se puso en marcha a partir del 2009 y actualmente continúa su desarrollo. “Elijo a los becarios por su calidad humana, porque investigar, investiga cualquiera”, aseguró en la FIO. En el proyecto de “La Máquina de Dios” intervienen un total de 87 países con 500 universidades del mundo entero y más de 10 mil personas de todas las razas, religiones y de varias generaciones trabajan en conjunto.

Ciencia Industria Argentina

Mario Benedetti destacó entre risas que ser homónimo al escritor no le generó inconvenientes, al contrario, y que hoy, cuando se googlea su nombre, Wikipedia lo incluye entre las opciones. “Sean apasionados, disfruten el momento, honren la vida, sean éticos, hagan lo que les gusta, porque no sabemos que va a pasar dentro de un rato o mañana”, alentó a los estudiantes.

En relación al escenario científico argentino, el especialista expresó que "la ciencia argentina ha tenido y sigue teniendo grandes referentes, con participaciones bastante individuales. Particularmente, mis logros se han debido al trabajo voluntario de quienes han participado en el proyecto conmigo, y que lo han hecho crecer, pero después del 2009 tuvimos un gran apoyo por parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología, y creo que con la continuidad del dr. Lino Barañao esto tiene un cierto grado de continuidad el cual celebro y creo que está muy bien”, sostuvo.

“Lógicamente tenemos problemas de recursos; tenemos problemas de políticas equivocadas, desde el punto de vista económico traen consecuencias en el desarrollo tecnológico; la calidad de los profesionales es muy bueno, a pesar de que se ve en los inicios de las carreras que la cultura de las personas viene en franca caída y eso es un problema”, consideró el doctor en Ingeniería, y continuó: “Mucho de los problemas que tenemos los argentinos son culturales, educacionales. Los jóvenes tienen que aprender, tienen que tener posibilidades. No todos tienen las mismas condiciones y la mala alimentación trae consecuencias, a nivel ético y moral, porque la educación es un gran soporte de la etica y la moral, y eso atrae pensamientos erráticos en nuestra sociedad. Por eso pienso que hay que invertir mucho en educación, mucho en alimentación, pienso que es posible, pero hay que trabajar en equipo”, dijo.

Comenzó a dar charlas en el año 2009, luego que una docente de Marcos Juárez le pidiera vía teleconferencia que le diera una a sus alumnos. Él, que contesta todos los mails que le llegan, preparó una presentación. Esta charla fue grabada y reproducida en un programa de un canal de cable, que justo vio a su vuelta en Argentina. “Luego de mi charla le hicieron preguntas a los chicos, ¿y sabés que decían? que ellos no pensaban seguir estudiando, pero que después de mi explicación tenían ganas”, dijo sin poder contener las lágrimas. Lo hace gratis, lo convocan de todos lados, y él, -vuelve a asegurar y es imposible no creerle- se emociona cada vez.

“No tengo tiempos libres, porque siempre estoy haciendo algo”. Entonces, ¿cómo es un domingo al mediodía en la vida de Mario Benedetti? “Puede incluir tele, descanso, visitar a uno de mis hijos, jugar con un nieto, mientras estoy despierto, vivo”. Cosas universales.

facefio
twfio
youtubefio
instagramfio