Guaraní
GuaraníDÍA DEL INGENIERO. Un nuevo modelo amplifica los alcances de la profesión.
• 16 de junio de 2017
Transformar la realidad. No es fácil ni rápido, pero hay que hacerlo. Todo el tiempo. Siempre con nuevos desafíos, inéditas necesidades, complejas soluciones. Un mundo tan dinámico requiere una adaptación ambiciosa de quienes son capaces de motorizar esas transformaciones. La energía, la vivienda, el transporte, los alimentos, ya no se conciben con las lógicas del siglo pasado. Por eso es imprescindible una nueva cosmovisión para que esa adaptación sea la más justa para la sociedad. En ese escenario, se impone cada vez con más fuerza un nuevo perfil de ingeniero. Sólido en lo técnico, pero con una dimensión social y ambiental que define el impacto de su trabajo.
La ampliación de sus competencias no es algo novedoso. La Facultad de Ingeniería de la UNICEN desde hace años incorpora a sus estudiantes la idea de trabajar en el marco de un desarrollo sostenible, orientado al uso adecuado de los recursos, con compromiso social. Ahora, a partir de acuerdos mundiales sobre las necesidades del planeta, se revalorizó una nueva formación profesional, donde el ingeniero es protagonista.
El decano de Ingeniería, Marcelo Spina, indicó que “en un esquema anterior las incumbencias reservadas al título tenían que ver con el saber, y el saber hacer. Era un conocimiento cerrado. A partir de una nueva realidad, se redefine el perfil de ingreso y egreso de los ingenieros, donde está la dimensión académica, la dimensión profesional, la dimensión social y la ambiental. Saber, saber hacer, saber estar y saber comportarse en un medio social y productivo”, detalló.
Las nuevas dimensiones no implican específicamente nuevas materias en la formación. “Se trata de actividades reconocidas que los estudiantes en su trayecto formativo puedan ejercer fuera de la institución”, indicó Spina. “Hay que pensar en la movilidad internacional y nacional, el trabajo en empresas, en ONG´s, en capacitaciones específicas. Esos reconocimientos deben estar contemplados dentro del diseño de la formación del ingeniero”, amplió.
De perfil
El nuevo ingeniero “va a tener una nueva visión del contexto donde ejerce su profesión. Pensando en que si va a realizar un proyecto deberá tener en cuenta los impactos sociales y ambientales. Y que vea la necesidad de su entorno social y productivo”, definió el decano.
Es decadente el paradigma que formaba ingenieros para una empresa. Hoy se impone un nuevo modelo. En su recorrido académico se incorporan otras actividades que tienen que ver con herramientas de emprendedorismo, gestión, cuestiones humanísticas, compromiso político-social, capacidad de liderazgo, y de promoción de proyectos colectivos. “Hay que pensar por ejemplo en la realización de ciudades sustentables, ciudades inteligentes, en la resolución de problemas sociales que causan problemas ambientales. Todo con una mirada más integral”, sostuvo el decano de la Facultad olavarriense.
El trabajo, será otra cosa. “La mayoría de los puestos laborales que se van a crear para cuando esta camada de nuevos ingenieros esté lista, todavía no existen”, auguró. “Habrá nuevas tareas que hacer en estaciones de energías renovables, en la utilización de la biomasa, la bioenergía, la electromovilidad”, enumeró. “Y son puestos que no están creados todavía, y donde el ingeniero va a tener un rol central en la generación de proyectos. Hay que estar preparados, interactuar y descubrir nuevas oportunidades laborales, con esa visión integral, con más competencias sociales y ambientales”, insistió Spina.
Será una convivencia necesaria entre la rigurosidad científica y técnica, con la sensibilidad social y ambiental que requiere esta etapa de la humanidad. “El profesional debe plantearse ideológicamente la resolución de un problema. Y eso lo lleva a posicionarse desde la práctica de la ingeniería, pero también desde la práctica política, la dirigencia social”, planteó el decano.
De frente
El diseño institucional para la formación de ingenieros va a reconocer formalmente las competencias vinculadas a las nuevas dimensiones. La FIO ya está transitando ese camino, pero todavía falta un mayor reconocimiento. En este sentido, las competencias están en plena revisión en cada institución de ingeniería. Se están revisando los estándares de acreditación de carreras para que incorporen estas nuevas visiones. Las verificaciones deberán evaluar que esas competencias tienen un trayecto para lograrlo. No es una materia más, es una estrategia de la carrera para que un estudiante alcance esas nuevas habilidades.
“El primer cambio es interno, más cultural”, reconoce Marcelo Spina. “Que podamos reconocer cosas valiosas que hace un estudiante en su trayecto, requiere más convenios entre organizaciones. Es algo que incipientemente veníamos haciendo, y que ahora tiene fuerza de ley para que lo ejecutemos, a partir del trabajo sobre los nuevos estándares que viene realizando el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI)”.
Para el futuro inmediato, el propio CONFEDI adhirió a una serie de objetivos planteados por la ONU para transformar el mundo vinculados al desarrollo sostenible. La idea es llegar al 2030 con una masa crítica de ingenieros capaces de poner en práctica las nuevas competencias.
Son objetivos mundiales donde la ingeniería tiene directa injerencia, y que tienen que ver con una educación inclusiva, equitativa y de calidad; la reducción de la pobreza y la mejora del empleo; el desarrollo de infraestructura, energía y minería; el manejo y disponibilidad del agua; la sustentabilidad de los procesos productivos y cuidados del ambiente; la prevención de riesgos y catástrofes; la provisión de alimentos y la agroindustria; la mejora en la competitividad de las pymes; así como la integración regional.
El mundo necesita ingenieros que piensen y actúen con otra dimensión. Que transformen la vida y la realidad de su entorno. Que sean protagonistas de los nuevos desafíos en busca de una humanidad más justa e inclusiva.
