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Son de Colombia y vinieron a Olavarría para estudiar carreras en la FIO.

• 03 de octubre de 2017
 colombia dest
Las estudiantes no se conocían antes de llegar al país

Se conocieron en la FIO, harán las carreras completas en esta unidad académica y no es lo único que tienen en común. Las tres son mujeres, jóvenes y nacieron en Colombia.
Anje Daniela Ardila tiene 21 años y nació en Zarzal, departamento del Valle del Cauca, al suroeste del país. Allí hizo una tecnicatura en electrónica, y llegó a la Facultad de Ingeniería local porque su primo Esteban realiza una estancia doctoral en el departamento de Electromecánica. “Antes de llegar tuve entrevistas con María Inés (del área de Orientación). Mi primo me contactó con las diferentes áreas así que no tuve dificultad”, sostuvo la joven que llegó en febrero, y estudia Ingeniería Electromecánica.
También con una tecnicatura en electrónica llegó a Olavarría, Ángela María Parra Ordoñez, de 21 años, “pero esa formación fue de más práctico y menos teoría”, sostuvo en comparación con la FIO. Ella es de Toro, también del Valle del Cauca, y hace cuatro meses que está en la Facultad. A diferencia de Anje, aunque tiene formación en electrónica, decidió estudiar Ingeniería Industrial. En su país, Parra trabajó en una empresa azucarera donde descubrió que los procesos de la industria iban más con su perfil, y aquí llegó a la unidad académica por recomendación de un profesor.
La más joven de las tres es Valeria Clavijo, de 20 años, también estudiante de Industrial. Su historia es más romántica. Valeria conoció a su novio bonaerense por Internet. “Nico” fue a Colombia a conocerla con planes de estudiar en el país cafetero, pero los costos de una educación son elevados, por lo que ambos se vinieron a la FIO. Vive en Azul con él, y colabora en la distribuidora familiar. Nacida en Bogotá, “estudiaba ingeniería en la Escuela Colombiana de Ingeniería, con una beca. Al ver mi novio que me estresaba mucho, porque si no cumplía cierto puntaje me sacaban la beca, y aún así el costo era elevado, decidimos venir”, contó.
Experiencias nuevas
Hace un año y medio que Valeria cursa en la FIO, y le parece que van ‘rápido’: “Lo que acá vimos en una materia, nosotros en Colombia lo vemos en un año. Está bueno porque te enseñan lo que te sirve, van al punto. También me gustó que en un día haya una clase, o dos. Yo por ahí tenía 3 o 4 en un día”, comparó, y finalmente señaló que en su universidad, los exámenes eran multiple choice. “Acá te hacen justificar por qué pusiste tal respuesta y me gusta mucho”.
Las tres coinciden en que Olavarría es “linda y muy tranquila”, y si bien no tienen planes inmediatos de salir de la ciudad, excepto Anje que volverá a Colombia para pasar las fiestas con su familia, les gustaría conocer Buenos Aires, Mendoza, Córdoba, las Cataratas del Iguazú y el sur patagónico.
También concuerdan en que les costó un poco adaptarse al ritmo de estudio, pero resaltan positivamente la cantidad de docentes y apoyo que tienen en las cátedras. “En Colombia teníamos un maestro en las clases, acá hay varios ayudantes”, destacó Anje, que es la única que prefiere el mate amargo.
La idea es que puedan finalizar las carreras, en el marco de un convenio específico de movilidad, en una Facultad de Ingeniería cada vez con menos fronteras

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