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DÍA DE LA CONSTRUCCIÓN. El rol de la ingeniería para reducir la energía involucrada.

•  17 de noviembre de 2017

 construccion
Se debe pensar en proyectos integrales y amigables con el planeta.

 

Casi la mitad de toda la energía que genera el mundo se usa para la construcción. Es una colosal cantidad de energía que diariamente está destinada a extraer materiales de la naturaleza, procesarlos, con ellos construir todo tipo de infraestructura, hacer que funcionen, y disponer de un sistema de mantenimiento. Ese ciclo es cada vez más demandante, y cada vez es más perjudicial para el planeta. Porque para obtener mucha de esa energía se emiten gases contaminantes, se explotan recursos no renovables, se ponen en riesgo equilibrios ambientales.
El desafío actual es, entonces, reducir esa necesidad creciente de energía, cambiando los esquemas de construcción. No se trata de reducir el nivel de confort habitacional y de infraestructura que alcanzó la humanidad, sino de lograr un modelo más sustentable, para los habitantes actuales y sus futuras generaciones.
Vital en estos casos es el rol del ingeniero, quien tiene la capacidad técnica y la responsabilidad social para encontrar las mejores soluciones. Ese es el camino que transita la Facultad de Ingeniería de la UNICEN, con investigaciones y actividades orientadas al desarrollo sustentable. Uno de sus docentes, el ingeniero civil Fabio Arrignon, quien tiene una extensa experiencia en el ámbito de la construcción, advierte que “es esencial bajar los porcentajes de energía que se usa en el mundo para sostener los procesos constructivos”.
Argentina está en la fila de los países en desarrollo que usan, para construir y durante la vida útil de esa construcción, más de la mitad de la energía que producen. “Una construcción sustentable se trata, en definitiva, de hacer que nuestra comunidad, nuestro país, sea un mejor lugar para vivir”, definió el ingeniero.


Por dónde empezar
Sin tener que esperar un cambio general del modelo, es posible incorporar otras tendencias constructivas. La bioconstrucción es efectivamente una de ellas, aunque Arrignon advierte que “en nuestro país todavía estamos lejos, por costos de producción, por la necesidad de capacitación para construir, y porque en Argentina tiene un gran peso nuestra idiosincrasia. Acá se conciben las paredes bien robustas, y cuesta aceptar que las divisiones sean de paneles. Muchas veces se incurre en el error de creer que una pared solida es sinónimo de buena aislación térmica. En muchos casos, los materiales más livianos (y no por eso menos resistentes) y las nuevas tecnologías se asocian a lo descartable, cuando a veces es todo lo contrario”, graficó.
Aun así, hay varias cosas que se pueden hacer para reducir la energía en torno al ciclo constructivo. Un nuevo esquema incluye aislaciones y cerramientos más eficientes, la incorporación de energías renovables, un uso más eficaz del agua y, sobre todo, el cumplimiento de muchas leyes y normativas que regulan ese esquema.
“El secreto de una construcción sustentable, que nosotros tenemos a mano, es la aislación”, manifestó el ingeniero.

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Ingeniero Fabio Arrignon.
“Tiene un costo inicial más importante, pero redunda en una disminución importantísima en el gasto de la energía durante el periodo de vida útil, que es de 50 a 60 años. Toda la energía que se consume en ese periodo se puede reducir drásticamente si nosotros aislamos bien”, enfatizó.
Otra acción sería “sustituir parte de nuestra energía por una generada en forma renovable. Fotovoltaica, por biomasa, por molinos eólicos. Pero básicamente son los paneles solares los que nos dan una rápida solución a nuestra matriz”, precisó.
Un punto más a tener en cuenta es “la recuperación del agua de lluvia para riego, es algo sencillo de hacer con tanques de captación. O instalar inodoros de doble efecto, para evitar hacer una descarga completa solo para líquidos”, ejemplificó el constructor.
Si bien los costos iniciales de estos cambios pueden ser más elevados, derivan en un ahorro a futuro y, esencialmente, protegen el planeta. “Los que hacemos construcción tenemos la obligación y el compromiso de fomentar estas acciones que representan, en una mirada más integral, un beneficio ambiental”, sentenció Arrignon.
“Lo que tenemos a nuestro alcance son leyes, normas que ya están reglamentadas y que apuntan a regular un mínimo de confort habitacional con sistemas de eficiencia energética. Por ejemplo la Normas IRAM de Certificado de Eficiencia Energética y de Acondicionamiento Térmico de Edificios, las cuales las últimas son de cumplimiento obligatorio en la Provincia de Buenos según Ley Nº 13.059. El tema es que no se cumplen como deberían”, indicó el ingeniero. “La mitad de las construcciones no se podrían hacer porque no están bien aisladas”, admitió.
Lo ideal es que cada construcción tenga una evaluación de la aislación, que es un estudio sencillo que un ingeniero hace según la norma. Éste determina niveles mínimos de habitabilidad, a partir de condiciones de temperatura y humedad relativa interior de un ambiente. “Pero no se cumple”, insistió.

Proyecto integral
Cuando se piensa en un nuevo esquema de construcción, si bien son alentadoras las acciones para reducir la energía que se usa en todo el ciclo, es fundamental tener una noción integral del sistema. Se trata de generar proyectos que comprendan el total de las alternativas. Si se trata, por ejemplo, de una construcción ecológica, hay que definir también para qué terreno fue pensada, en qué clima, en qué lugar geográfico.
Asimismo –apunta Arrignon-, “no sirve de nada instalar aberturas con buenos aislamientos y hacer una pared común. O no hacer el cálculo integral para colocar un sistema de energía renovable”. El ingeniero admite que es más difícil reconfigurar sobre construcciones ya hechas, que lo ideal es tener un proyecto antes del inicio de la obra, pero que estás instalaciones se amortizan cada vez más rápido.
Uno de los problemas es, justamente, “que se construye con muy pocos proyectos de manera integral donde esté todo tenido en cuenta”, confió el docente de Ingeniería. “Nuestro rol como ingenieros es incorporar la realización de un proyecto integral como parte esencial de las construcciones, y a la vez es nuestra responsabilidad social como profesionales generar una conciencia cada vez mayor hacia el cuidado de nuestro planeta. También es nuestra misión explicarle al potencial cliente el beneficio a largo plazo, y fomentar la utilización de nuevas alternativas constructivas”, reflexionó Arrignon.
Así como tienen los electrodomésticos, las construcciones también son clasificadas según su eficiencia energética, aunque actualmente no se aplica. El desafío es, entonces, que el ciclo de la construcción contemple también las normas que aseguran un mínimo confort, haciendo que el sistema sea cada vez más sustentable.

 

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