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Gloria Scrimizzi se jubiló, pero no se queda quieta.

 

 gloria

 
• 18 de octubre de 2019

 

Como esa famosa canción de Laura Branigan, infaltable en fiestas retro, Gloria Szrimizzi siempre estaba en carrera.Algunas académicas, dado que tiene en su haber títulos terciarios, de grado y posgrado, y otros literales para poder cumplir su trabajo como Nodocente de la FIO, vicedirectora de San Antonio, y colaboradora en la Iglesia. Finalmente aminoró su marcha, y desde hace un par de semanas ya no tiene que levantarse temprano para volver a la oficina, porque se jubiló.

Scrimizzi llegó en 1976 a la FIO a través de la profesora de Geografía, Alejandra Perfumo, “que había sido docente mía en el Secundario del Instituto "Santa Teresa" de Colonia Hinojo. Ella a la vez era directora de Alumnos en la Facultad y como me conocía de la escuela, me sugirió que me inscribiera en un concurso en la facultad. Así fue que concursé y entré. Primero en Biblioteca, luego en Decanato, posteriormente en Secretaría Académica, y finalmente en división Alumnos, en la que me he desempeñado hasta el último día, como Jefe de Graduados”, contó. Sin hacer muchas matemáticas y con lo mucho que ha crecido Ingeniería, no es alocado pensar que por sus manos deben haber pasado la mayoría de los títulos entregados en la FIO. Por ahora sus funciones, las continuará desempeñando la directora del área, Gabriela Zanazzi.

Ya en funciones como nodocente finalizó sus diferentes carreras: Asistente Social; Licenciada en Servicio Social; Profesora de Ingles; Magister en Filosofía Contemporánea: Poder, trabajo y Sociedad y Experta en Ciencia Sagrada. En el medio, entre el año 1987 y 1991 fue Subsecretaria de Bienestar Social del gobierno municipal de García Blanco, donde impulsó, entre otras cosas, una de las primeras casas de la mujer en la provincia bonaerense, para personas y sus hijos, en situación de violencia. Algunos años después en 1995, asumió como primera diputada nacional de la historia política de Olavarría, por el Partido Justicialista.

Tanto antes como después de todo esto, fue docente en distintos niveles. Y aún así, cuando lo cuenta, sus ojos no brillan tanto como cuando habla de su esposo y compañero Horacio, y sus tres hijos.

¿Dejará de correr, ahora? “Si Dios quiere, quiero seguir estudiando alguna diplomatura vinculada a la Investigación Teológica (hermenéutica o exégesis), viajar por el país y por el mundo, leer mucho, ir al cine, al gimnasio”, enumera sin cansarse. De algo está segurísima: seguirá colaborando con la Pastoral del Instituto "San Antonio" y la Parroquia "San Francisco-Monte Viggiano", “pasearé con mi nietito, le compraré libros. Quiero disfrutar de mi familia, de mis amigos, y la lista sigue...”, aseguró sin dudar.

 

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