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La FIO analiza otra gran matrícula de ingresantes.

 

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• 20 de febrero de 2019

 

2019 había marcado para la Facultad de Ingeniería de la UNICEN un hito singular: cumpliendo su cincuentenario, la institución había marcado un nuevo record de estudiantes inscriptos para cursar sus carreras. Sin embargo, no se trató de un hecho aislado: los jóvenes han venido marcando su preferencia por la FIO de manera progresiva y constante en los últimos años. A tal punto, que el 2020 volvió a significar una nueva marca histórica.

Poco más de 300 aspirantes registraron su ingreso a la FIO en este 2020, un número que suele incrementarse durante el año en función de algunos trámites rezagados o la reapertura de inscripción para el segundo semestre.


Al momento de analizar las razones de este fenómeno, las causas son múltiples. Dos de ellas son de alcance nacional, y exceden a la casa de estudios olavarriense. Es que, aunque parezca paradójico en contexto de crisis macroeconómica, los ingresantes siguen eligiendo las carreras técnicas. “La ingeniería no falla, podrá pasar cualquier cosa pero los ingenieros siempre van a conseguir trabajo”, asegura Agustín, un veinteañero que llega a Olavarría buscando desarrollar “una profesión que me gusta pero que además me asegura salida laboral”. Esto va en línea con las estadísticas nacionales que marcan esta misma tendencia.


Pero, por otra parte, esas mismas dificultades económicas provocan que varios jóvenes que hubiesen optado por seguir carreras fuera de su localidad, deban quedarse por no poder afrontar los costos de un emprendimiento de esa envergadura.


“Eso se marca en los números”, asegura Gabriela Unzaga, responsable del Área de Promoción de la FIO. “En estos últimos años ha crecido la cantidad de olavarrienses que se anotan para estudiar aquí, lo que estaría confirmando esa hipótesis”, afirma.

La opción FIO


Más allá de esas explicaciones, queda flotando la pregunta sobre las razones por las que la Facultad de Ingeniería de Olavarría termina siendo la opción elegida. “Parece inmodesto hablarlo en estos términos”, dice el decano Marcelo Spina, “pero cuando se ve que tenemos prestigio académico, rápida salida laboral, una escala perfecta para que cada estudiante preserve su individualidad, una oferta de servicios paralelos a lo académico que ayuda a la vida cotidiana, es claro que terminamos siendo una alternativa muy seductora”. Perteneciendo a la Universidad Pública, la FIO permite disfrutar de las ventajas que esa condición implica. Pero, además, ha trabajado mucho para marcar la diferencia respecto a unidades académicas con mayor volumen de matrícula, por su acompañamiento a los estudiantes. Comedor, servicio de tutorías, transporte gratuito, deportes, becas, cursos, actividades de Innovación, orientación vocacional, son solo algunas de las propuestas mejoradoras de la casa. “Y todo esto en medio de un predio extraordinario, que garantiza las mejores condiciones para estudiar”, remata Spina.

 

spina


El fenómeno FIO cobra especial valor si se considera que la oferta de estudios universitarios o terciarios de inserción regional ha crecido de manera vertiginosa en el país. Hoy, prácticamente cada localidad del interior tiene instituciones de enseñanza a poca distancia. La competencia es sana y muy intensa, y los jóvenes disponen de una amplia grilla a la hora de elegir.

Carreras ganadas


Según Gabriela Unzaga, “las carreras clásicas como Ingeniería Civil, Química o Electromecánica sostienen su matrícula. Pero otras carreras que son más jóvenes han agregado atractivo y contribuyen al crecimiento. Las Ingenierías Industrial o en Agrimensura, las Licenciaturas en Tecnología Médica, en Enseñanza de las Ciencias Naturales, o en Tecnología de los Alimentos, así como el Profesorado en Química, empujan mucho porque son cada vez más reconocidas y buscadas”.


La Ingeniería resulta un caso especial porque, ante los cambios tecnológicos del mundo, se ha visto obligada a reforzar la multiplicidad de su oferta académica, inaugurando nuevas especialidades. “Pero las carreras clásicas, las Ingenierías convencionales, conservan una vigencia plena, tanto en la elección de los aspirantes como en la salida laboral”, sostiene Unzaga.

 

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Por otra parte, agrega que “en la FIO tenemos una agresiva política de inserción en la región, con un programa de promoción que nos permite llegar a las localidades cercanas. En esa instancia, no solo damos a conocer nuestra oferta, sino que nos permite pulsar la realidad de esos lugares para hacer los ajustes necesarios”.

Ser mujer


Los indicadores nacionales muestran un crecimiento sostenido de la mujer en su participación en las carreras de Ingeniería. Las barreras que apuntaban a considerarlas como carreras orientadas al mundo de los hombres se han derribado, y cada vez más chicas se inscriben para estudiarlas.


No obstante, la FIO resulta un caso particular. Según Gabriela Unzaga, “hemos sido pioneros en la inserción femenina no solo para estudiar Ingeniería, sino para conducir la institución, investigar, innovar. Las mujeres encuentran en la FIO un lugar especialmente amigable, y el hecho de que cada estudiante no sea un número ayuda mucho a comprender la problemática singular de cada mujer. Por eso este año registramos un 35% de matricula femenina, un número que repite la tendencia de los dos años anteriores y que está muy por encima de la media nacional para carreras similares, que apenas supera el 20%”.

Números que no mienten


La FIO crece y crece. Mientras varias instituciones estatales tambalean, la facultad olavarriense se afirma sobre bases cada vez más sólidas.
Las causas del fenómeno son varias y diversas. “Uno trata de generar una institución prestigiosa y confiable”, afirma el decano Marcelo Spina, “porque estudiar una carrera universitaria es un esfuerzo gigante y quien elije quiere contar con las mayores garantías de que esa inversión se verá recompensada. Trabajamos muy duro para estar en el tope de la excelencia, y eso se ve a cada paso. Basta con transitar por las instalaciones para advertir el estado de ebullición en el que estamos. Por eso, ver que cada año superamos nuestros propios registros es, de alguna manera, lógico. Y, a la vez, resulta una satisfacción enorme”.

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