Nuevos ejemplares en el Complejo, desde la Coronapeña.

• 18 de diciembre de 2020

Con el inicio de la pandemia algunas personas se la rebuscaron para desplegar iniciativas en busca de bienestar, propio y ajeno. Este es el caso del nodocente de la FIO Martín Graff y su pareja Cecilia Fernández, que un 3 de abril, guitarra en mano, tocaron en vivo por Facebook para amistades de la red social. La Coronapeña virtual creció tanto que en ocho meses de construir una comunidad alrededor del folclore y la solidaridad, la iniciativa llevó a hacer una colecta de árboles para el Complejo Universitario.

En principio, el público era regional, con olavarrienses y lapridenses (Martín y Cecilia son de Laprida) en primera fila. Pero luego, el boca en boca, el circuito folclórico y compartir en redes amplió la geografía. Hoy los escuchan de distintos puntos del país, y también de Estados Unidos, España, Colombia, Perú, Chile. “Desde Colombia nos siguió unos meses un médico que se sumó a las transmisiones, nos hablaba de cómo cuidarnos en pandemia”, recordó Graff, y contó que en agosto casi sale “al aire” un peñero de Córdoba, integrante del equipo del satélite SAOCOM que se lanzó a mitad de año.

Recibir y dar

El lema de la Coronapeña virtual es “de la gente para la gente”, porque con la música como excusa se tejieron redes humanas. Así se promovieron colectas de alimentos, frazadas, juguetes, pelo para pelucas oncológicas, y a su vez, el público donaba algunas cosas para sortear. “En aislamiento la gente ofreció su trabajo para el resto de los peñeros. Hubo mucho compromiso de la gente para la gente, de ahí surge el lema””, señaló Martín. Hubo donaciones como gallinas, rollos de pasto, vuelos bautismo y gorros de lana, entre otros. Todo a voluntad.

Finalmente, fue el turno de aportar al bienestar ambiental. La idea surgió cuando los incendios de 11 provincias argentinas ocuparon parte de la agenda mediática por unos días. El objetivo era poder poblar de ejemplares un espacio verde que sea público, por lo que se consultó con Secretaría General de la FIO para ver la posibilidad de que el destino sea el Complejo Universitario, dado que como trabajador de Mantenimiento, Graff puede estar cerca para cuidarlos hasta que se acostumbren al suelo.

En la primera campaña compraron seis árboles: un fresno, tres aguaribay y dos aspen que ya se plantaron en instalaciones de la UNICEN. Los aportes llegaron desde Lobos, Santa Fe y hasta de Mendoza. Al continuar abierta la donación creció y se sumaron cinco ceibos, un roble, un aguaribay y un aromo, que llegaron de un vivero de Juárez. Además hay 32 robles que aún son pequeños, y Martín enraizó otros cuatro sauces. Al menos doce se pueden plantar el año que viene, el resto deberá crecer un poco más.

“Esto es colaborativo. Mi idea es que sea un trabajo en conjunto, que de a 3 o 4 coronapeñeros hagamos los pozos, plantarlos, todo en la medida que se pueda por el tema del contexto sanitario”, adelantó el nodocente. “La FIO ya ha hecho campañas de árboles, nosotros nos sumamos a esa voluntad”, sostuvo.

Como un balance de los ocho meses de una comunidad solidaria que crece y crece, Martín destacó la cantidad de personas que les han escrito palabras de agradecimiento por la compañía, el apoyo, con recuerdos de infancias en el campo que el folclore ayudó a revivir. “Las personas son parte de cada una de las iniciativas, y eso es muy emocionante”, concluyó Graff, que con su música en cuarentena llegó a grabar un disco y la FM 88.3 emite su interpretación en vivo, cada sábado de 8 a 10 horas.