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Un logro tecnológico universitario con el aporte de muchas voluntades.

 

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• 8 de septiembre de 2021

 

La Facultad de Ingeniería de la UNICEN, a través de la Fundación de Ingeniería para la Innovación, le donó a la Facultad de Ciencias de la Salud un respirador artificial diseñado y fabricado íntegramente en sus laboratorios. Es el resultado de la innovación tecnológica impulsada desde la Universidad Pública, con el aporte de empresarios, funcionarios, y profesionales de distintas disciplinas, quienes unieron energías y compromisos para atender una demanda puntual del sistema de salud, en un momento de grandes dificultades para la atención de pacientes críticos, en plena pandemia.


El equipo se denomina RAC1 (Respirador Argentino de Crisis). Fue construido en un tiempo récord, cumple con los más altos estándares de robustez tecnológica y funcionamiento sanitario, y ha sido sometido a todos los testeos necesarios en los organismos provinciales y nacionales encargados de la aprobación de este tipo de dispositivos.


Como requiere de ciertos requisitos eléctricos para ser considerado comercial, y como actualmente cambiaron las urgencias de la pandemia, el RAC1 se transformó en una inmejorable plataforma para el entrenamiento médico, y como soporte de simulaciones en la formación de profesionales de la medicina. Por eso esta donación de la FIO a la Facultad de Ciencias de la Salud es un fiel reflejo de la transferencia tecnológica, la innovación, la capacidad de la universidad argentina para brindar soluciones ante una crisis.

 

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El RAC1 es el resultado del trabajo de una gran diversidad de esfuerzos. Desde el aporte de estudiantes, docentes, graduados y autoridades de la FIO, de otras instituciones educativas, pasando por empresarios locales y de la región, funcionarios gubernamentales de diferentes niveles, hasta profesionales de variadas disciplinas, todos se sumaron detrás de un proyecto trascendente y de alto impacto social y sanitario.

 
Este lunes, en una sencilla ceremonia de entrega del respirador en la Facultad de Ingeniería, todos los involucrados destacaron la importancia de este proyecto y su influencia educativa, sanitaria y tecnológica.


Unión de voluntades

El primero en exhibir la importancia de este desarrollo fue el ingeniero Marcelo Spina, decano de la FIO en el inicio del proyecto y actual presidente del Consejo de Administración de la Fundación de Ingeniería para la Innovación (FIPI). “Este es un logro de la Universidad Pública. Hace más de un año fue un gran desafío y hoy estamos en una fábrica de respiradores homologada. Es la unión de voluntades dispersas que tenían ganas de hacer un esfuerzo, en un momento en que los respiradores eran un tema crítico”.

 

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Destacó “la decisión de trabajar en un respirador profesional, con el ejercicio de transferir un primer subproducto, entonces pensamos en este equipo para entrenamiento de los servicios de salud, de la Facultad de Salud, y para las tecnologías que puedan necesitar equipos de estas características”.


En ese camino, “La FIPI fue la financiadora de todo el producto, y la que accedió a distintos fondos, y desde Ingeniería sabemos que será de gran importancia para formar nuevos recursos en función de la experiencia de la pandemia”, subrayó.


A su vez, el decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, Héctor Trebucq, agradeció a la FIO, a la FIPI, “al equipo de personas que estuvo trabajando en esto. Para nosotros es un gusto, es un ejemplo más de lo que es el trabajo interfacultades, del compromiso social de la Universidad”.

 

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Este respirador artificial “es muy necesario para nosotros, porque la formación clínica de nuestros estudiantes se ha visto fuertemente dificultada. Entonces poder contar con dispositivos que permitan simulaciones contribuye enormemente con su formación”, insistió.


La decana de la FIO, María Peralta, también destacó este logro, “porque nos permite vislumbrar un futuro promisorio. Se ha demostrado que están los recursos humanos, la infraestructura, el equipamiento, tenemos la Unidad de Vinculación Tecnológica, la Fundación que nos posibilita gerenciar desde el punto de vista económico y financiero los proyectos. Y creo que ese camino andado es lo tenemos que capitalizar”, resaltó.

 

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Asimismo, “vamos a proponer desde nuestra gestión, pensando en un futuro no tan lejano, un Polo de Tecnología Médica. Recientemente finalizaron unas jornadas sobre electromedicina y tecnología médica organizadas por la FIO, donde ha quedado demostrado el gran interés que existe y la necesidad de generar recursos humanos, y nuevos proyectos y desarrollos”, señaló Peralta. “Solo queda felicitar a todo el equipo que hizo realidad este respirador, han hecho un trabajo fantástico, han marcado un camino con excelentes resultados”, agregó.


Fábrica de respiradores

El director ejecutivo del proyecto, ingeniero Marcos Lavandera, admitió que “es difícil poner en palabras toda esta situación, lo que vivimos acá es incontable. Pudimos mostrar lo que la Facultad, las empresas, pueden hacer cuando se ponen de acuerdo en un objetivo común”.

 

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Esta iniciativa “también despertó otros proyectos, porque el respirador terminó siendo un medio para hacer cosas nuevas, distintas. En sí mismo, el respirador es la definición de una política de desarrollo tecnológico donde se pueden hacer muchas cosas que el país necesita”, resaltó.


Lavandera agradeció el apoyo del Ministerio de Salud, de Desarrollo Productivo, del ministerio de gobierno bonaerense, a funcionarios públicos involucrados, y empresas, entre las que destacó a Silicom y Redimec.


Por último, el coordinador técnico del RAC1, bioingeniero Pedro Escobar, destacó que “desde lo técnico nos llena de orgullo. Todo es perfectible, pero en seis meses es imposible desarrollar un respirador de alta complejidad. A las empresas les lleva entre 5 y 10 años hacerlo. Nosotros teníamos voluntades. Hay gente que se quedaba hasta las 3 de la mañana acá. Fue con gente que venía de distintos rubros de la ingeniería: gente que sabía de neumática, otros de electrónica, de electromedicina, pero nadie, nunca, había hecho un respirador”, repasó.

 

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“Y hacer un respirador, que es un equipo de área crítica, pensado para soportarle la vida a un paciente, que sin ese equipo se muere, nos desbordaba de voluntad”, reconoció Escobar. “Tener este respirador acá habla de que hemos hecho las cosas más que bien desde lo institucional, lo político, lo humano, desde la ingeniería misma. Era un placer venir acá a trabajar”, reforzó.


En plena pandemia, “los únicos que dijimos vamos a hacer un respirador en serio, fuimos nosotros. Ninguna universidad encaró un proyecto similar a este. Y muchas empresas y asociaciones fueron hacia sistemas menos complejos. Y ahí marcamos la diferencia. Nos metimos todos detrás de esto, y haberlo logrado en seis meses es una cosa increíble. Por supuesto que si nos dan un año más hacemos un mejor equipo, y de hecho estamos en camino de hacer algo mejor”, adelantó.


En plena pandemia pero con otro paradigma en la atención de pacientes, “el RAC1 mutó su propósito como dispositivo para entrenar, de simulación. El bioingeniero precisó que ya está creado “el corazón de un nuevo respirador artificial, mejorado, que tendrá lo que le falta al que entregamos en esta ocasión. Va a ser un respirador inteligente, con un nuevo diseño neumático, con una nueva estructura eléctrica, todo más robusto”, especificó.

 

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