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Participantes de 24 países se sumaron a las jornadas nacionales.

 

 

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• 8 de septiembre de 2021

 

Durante tres intensas jornadas una veintena de profesionales del campo de la electromedicina y la tecnología médica presentaron un estado de situación nacional e internacional que marca un rumbo en el desarrollo. Claramente la pandemia rompió los moldes, y el sector rápidamente tuvo que desplegar estrategias que hoy cimientan nuevos paradigmas. Sobre las nuevas formas de producir tecnología, gestionarla en el sector público y privado de salud, bioseguridad, legislación, arquitectura y experiencias puntuales en el marco del Covid-19, se habló en las IV Jornadas Nacionales de Electromedicina y Tecnología Médica que organizó la Facultad de Ingeniería de Olavarría.


El evento tuvo lugar entre el 1 al 3 de septiembre de forma virtual, y fue seguido por más de mil personas en 20 países diferentes. “Superó las expectativas iniciales por completo”, expresó Pedro Escobar, referente FIO del comité organizador. “Convocamos a 1200 personas que interactuaron, nos escucharon, aprendieron y preguntaron en todas las disertaciones”, destacó.


“Las charlas fueron de un nivel muy alto y tenemos propuestas de replicar la iniciativa en otros lugares, lo que nos alienta muchísimo”, contó. El bioingeniero y docente de la Facultad de Ingeniería destacó también los vínculos que se establecieron.


En las jornadas, graduados de la Tecnicatura en Electromedicina y la Licenciatura en Tecnología Médica también tuvieron oportunidad de hablar sobre sus experiencias profesionales. “Creo que uno de los mayores réditos fue visibilizar a nivel internacional que en Olavarría formamos profesionales en este campo y eso despertó mucho interés”, evaluó Escobar. “El interés pospandemia en profesionales de la bioingeniería, técnicos especialistas o gestores de tecnología abre una nueva expectativa para las carreras de la FIO y nos dio visibilidad a quienes trabajamos en estos aspectos dentro de instituciones de salud”.

 

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Casi como un broche de oro simbólico y en la reafirmación de su potencial académico y científico, la Facultad de Ingeniería a través de la Fundación de Ingeniería para la Innovación, entregó este lunes a la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNICEN un respirador artificial fabricado íntegramente en sus laboratorios. El equipo fue diseñado y elaborado en plena pandemia como complemento para la atención de pacientes críticos en un sistema de salud saturado y cuenta con los más altos estándares técnicos y médicos para ese tipo de dispositivos.


Administración ordenada


En el contexto de las jornadas, cuyo contenido quedó completamente alojado en el canal oficial de la FIO de Youtube, algunos disertantes reflexionaron sobre las grandes discusiones que hoy atraviesan a la disciplina y la tarea de sus profesionales. Ramiro Barreiro, director de Infraestructura del Ministerio de Salud de Salta, disertó sobre los aciertos y errores en la gestión de la tecnología médica. "Una de las mejores decisiones fue poder tomar como punto de referencia lo que estaban haciendo en otros países donde el virus llegó antes, para replicarlo rápidamente", sostuvo el bioingeniero. De todas maneras, el funcionario señaló que hubo que sortear obstáculos para agilizar, sobre todo burocráticamente, el acceso a recursos y así avanzar en el desarrollo de este tipo de tecnología orientada a la asistencia en salud.


Con una trayectoria de una década, el especialista aseguró que fue necesario “cambiar el chip” a contrareloj: “Dedicarse en poco tiempo a transformar estructuras con recursos limitados; reformar edificios viejos y adaptarlos para recibir pacientes que demanden oxígeno, desarrollar redes de oxígeno en lugares que no estaban pensado para ellos, adaptar espacios físicos que no eran de salud para atender a pacientes sanitarios”, contó.


La mirada transversal es clave. “Si fallamos en el diseño luego es muy difícil corregir”, advirtió el ingeniero Armando Negrotti, de la Asociación Argentina de Arquitectura e Ingeniería Hospitalaria. “En Argentina y Latinoamérica en general hay miradas que jerarquizan lo médico por encima de todas las demás disciplinas que conviven en un hospital, un lugar donde interviene la ingeniería, la arquitectura, la economía y más”, enumeró.
“La mirada tiene que tener al paciente en el centro. Y esa es la actividad de la gestión”, expresó el ingeniero industrial, y afirmó: “Los hospitales que cuando llegó la pandemia eran gestionados multidisciplinarmente, fueron los que mejor salieron adelante, porque la gestión tiene dos partes: la rutina de todos los días, y lo imprevisto. Gestionar también es tener un plan B”, concluyó.


Experiencias inéditas


España fue uno de los países a los que Argentina observaba para detectar debilidades y fortalezas en el sistema sanitario. Allí vive, en Sevilla precisamente, el físico José Domingo Sanmartín Sierra, Jefe Servicio de Electromedicina del Hospital Virgen del Rocío y secretario de la Sociedad Española de Electromedicina, quien habló sobre la experiencia en su país.


“Estamos acostumbrados a manejar nuestra planificación de equipamiento a corto, mediano y largo plazo”, sostuvo el especialista en física médica. “Empezamos a necesitar equipos de una manera urgente, soporte a personas de forma inmediata y lógicamente esto te cambia el paradigma de lo que tú estás trabajando”, afirmó. De todas maneras –explicó- lo adquirido sirvió como una gran base sólida “lo que se había hecho hasta entonces era un trabajo válido pero el día a día marcaba nuestro trabajo”, contó desde suelo ibérico.


Nuevos paradigmas


El futuro de la tecnología médica de acuerdo al especialista, estará asentado en avances relacionados con la bioimpresión en 3D para modelos de fibra quirúrgica, la capacitación online y la actualización profesional permanente con las últimas tecnologías. “Es un nuevo paradigma de formación”, aseguró.

 

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Bio-réplicas en 3D para estudiar el órgano antes de la intervención. "Esto reduce los tiempos, y consecuentemente, el riesgo”, explicó Sanmartín Sierra.


Si la formación virtual llegó para quedarse, también lo hizo el trabajo colaborativo remoto. Federico Kapplenbach es bioingeniero y trabaja en la Oficina de Servicios para Proyectos de Naciones Unidas (UNOPS), un área que colabora con proyectos estatales para diversos desarrollos sostenibles sociales, ambientales y económicos.


En plena pandemia Kapplenbach estaba trabajando de forma privada para una empresa responsable de las aparatología en un hospital de San Luis. “Nos tocó acompañar la implementación del sistema Tasy a distancia absolutamente, trabajando con equipos remotos de Brasil, India, Australia, Argentina”, contó. “Jamás hubiésemos pensado que eso sería posible. Es un cambio de paradigma haber podido implementar y testear todo remotamente”, sostuvo, y resaltó el nivel de formación nacional.


Eduardo Sardá es jefe de Tecnología Médica del Hospital Garrahan e integrante de la Sociedad Argentina de Bioingeniería. También resaltó el nivel de reacción de los profesionales en todo el país: "Se han diseñado equipos en tiempos récord", destacó. "El respirador que hicieron en Olavarría es fantástico", elogió el desarrollo de la Facultad local y alentó al desarrollo tecnológico nacional en el campo de la salud: "Creo que sería inteligente seguir dando medios para que este tipo de escenarios se desarrollen. Hay equipos que se están diseñando que permitirá que alguien con una noción muy básica pueda, en lugares alejados, aislados o comunidades pequeñas, asistir a una persona; realizarle un estudio complejo con una aparatología más simple para que de forma remota un profesional de la salud haga un diagnóstico preciso y tome una decisión", adelantó.

 

 

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