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Esa es la hoja de ruta que propusieron los tres activistas ambientales que disertaron en “No hay planeta B: acciones para el cambio”. Organizado por el programa ECO.FIO, en su etapa de relanzamiento, el encuentro fue un imán: 60 asistentes y 90 minutos de análisis, con pistas para actuar ya frente al cambio climático.

 

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•24 de noviembre de 2021

 

“Todas las profesiones tienen algo para aportar. El cambio climático se toca con la salud, la educación, los alimentos, el suelo, el árbol, el nivel del mar, las casas de la gente. Es incorporar esta mirada y tener visión integral, trabajar en equipo, ampliar la mirada y poder generar acciones”, apuntó la psicopedagoga María Aguilar con entusiasmo contagioso. La joven pertenece a Eco House Global (organización que hace eje en la educación, política, economía y voluntariado para la sostenibilidad) y disertó junto a otros dos activistas ambientales en la charla “No hay planeta B: acciones para el cambio”, organizada por ECO.FIO.

 

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“Relanzamos ECO.FIO tras la pandemia con más fuerza. Se conformó un equipo de trabajo para generar y promover actividades en la comunidad de la facultad y puertas afuera. La problemática del cambio climático es la de mayor impacto pero no es la única”, explicó el Mag. Ing. Gabriel Blanco en la apertura de este exitoso encuentro que se realizó el 17 de noviembre con 60 asistentes. Blanco es referente nacional e internacional en problemáticas ambientales y dirige este programa institucional de la Facultad de Ingeniería ideado para instalar las problemáticas socioambientales como eje transversal dentro y fuera del campus universitario.


El punto de partida en esta nueva etapa fue debatir sobre el calentamiento global y hacer visible la militancia “verde” que lideran los jóvenes a través de diferentes ONGs de nuestro país.
Multidisciplina, interdisciplina, trabajo en red, transversalidad y alianzas fueron las palabras clave que recorrieron esta jornada en la que cada disertante aportó tanto experiencia como análisis, dando paso luego a un ágil intercambio con las/os asistentes.


La multidisciplina como receta

“Las cuestiones ambientales eran un bicho raro”, planteó inicialmente Luz Falivene al recordar su formación de grado y rescatando que hoy sea tema de agenda. Es licenciada en Relaciones Internacionales, maestranda en Economía y Derecho del cambio climático y actualmente asesora técnica en adaptación de la Dirección Nacional de Cambio Climático del MAyDS. Se sumó a la propuesta de ECO.FIO como cofundadora de Sustentabilidad sin Fronteras y tras agradecer la invitación compartió un video de dos minutos para contar cómo la fundación se las ingenia para generar acciones contra el cambio climático en función del Acuerdo de París.

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Nahuel Pugliese también integra Sustentabilidad sin Fronteras. Es licenciado en Ciencias Ambientales y maestrando en Derecho y Economía del Cambio Climático, con experiencia en el sector público en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en la Agencia de Protección Ambiental. Como especialista en inventario de gases de efecto invernadero y mitigación, señaló que “un problema como el cambio climático requiere de soluciones integrales, de equipos multidisciplinarios. Bajar a lenguaje común temas complejos para que más gente acceda a esa información y se pueda involucrar”.


María Aguilar asumió que llegó a preguntarse “¿qué tenía que ver mi bicicleta con el oso polar?” cuando su mirada estaba centrada en otras latitudes y alguien interpeló sus hábitos. Hasta que “entendí que cada decisión que tomaba tenía impacto global y podía generar impacto positivo aportando mi granito de arena (…) con mirada propositiva. Todos somos parte de la solución, desde usar la bicicleta, ir a una marcha o hacer click y mandar mensaje a un diputado que va a votar por una política pública. Es despertar ese espíritu”, apuntó la joven.


En realidad, pasa por “promover el desarrollo sostenible de la mano de lo social y económico, con la educación como columna vertebral en todas las acciones y desde el voluntariado. Contamos con 700 personas a nivel país y nos expandimos en pandemia”, explicó como responsable de los departamentos de Educación Socioambiental e Investigación y Política Socioambiental de Eco House Global.


La clave para este trío de disertantes es la multidisciplinariedad. “Sin ese bagaje teórico tendríamos una visión más acotada. Cada uno aporta desde la lente con la que se formó”, destacó Luz Falivene. Nahuel Pugliese recordó que “recién ahora se incorporan contenidos ambientales en la formación y ahí es cuando la multidisciplina se vuelve rica y un desafío complejo a trabajar”.


Leyes y retos

En medio de la exposición destacaron los alcances de la Ley Nacional de Educación Ambiental Integral 27.621 vigente desde junio de 2021 que plantea una política pública permanente, transversal e integral en todos los establecimientos educativos del país. “Cada profesional que se reciba tendrá ese chip incorporado”, valoró María Aguilar. También mencionaron la Ley Yolanda 27592, sancionada hace un año, cuyo objetivo es garantizar la formación en ambiente para quienes se desempeñan en la función pública.

 

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Hay avances en la discusión y en los hechos, que a la vez abren nuevos retos. Una de las asistentes elogió, por ejemplo, el edificio sustentable donde se ubica la sede del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en el barrio Parque Patricios, donde trabajan 1200 empleados. Nahuel Pugliese no tiene su oficina ahí pero destacó la construcción diseñada para reducir al máximo el uso de energía artificial. “Lo edilicio estaba pensado para consumir poco pero costó la implementación” y hacer que “la gente se capacite en esa nueva tecnología”, aclaró el licenciado, dando cuenta que la transición no es sencilla.


En red y con mirada transversal

¿Cómo definen los objetivos y las prioridades dentro de sus organizaciones? María Aguirre respondió que es un trabajo “en equipo, con coordinadores que organizan a los voluntarios y los objetivos dependen de la coyuntura. Lo que va sucediendo marca la agenda, con interdisciplina y trabajo en red, generando alianzas. Si empujamos todos juntos llegamos más lejos”.


“A la multidisciplina sumo la transversalidad. El que incorpora esa habilidad ya es una gran parte de una solución exitosa”, añadió Luz Falivene, recién llegada de la COP26 que se realizó en Glasgow. La profesional comentó que su fundación se apoya en cuatro estrategias de intervención: mitigación, adaptación, concientización e incidencia en las políticas públicas.

 

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Las prioridades, en todos los casos, surgen a partir del entorno. “Lanzamos una web para calcular huella de carbono cuando nos dimos cuenta de que había una necesidad. En adaptación, análisis de riesgo climático, trabajamos con municipios. Hay que formar equipos y buscar lo que nos falta, con soluciones”, ejemplificó Pugliese.


En realidad, “es ver la necesidad, hablar sobre eso con otras organizaciones para estar alineados, complementarnos y ver qué herramientas hay disponibles para definir qué necesidad puedo cubrir”, enfatizó Aguirre.
Uno de los puntos de base es la ley 27520 que establece presupuestos mínimos de protección ambiental para garantizar acciones, instrumentos y estrategias adecuadas de adaptación y mitigación al cambio climático. “Nos sirve para la elaboración de planes de respuesta”, indicó casi sobre el final del encuentro Luz Falivene.


Tres ejemplos de militancia verde que predican con hechos y que en 90 minutos de charla son capaces de activar nuevas preguntas pero también de multiplicar las ganas de hacer. En sintonía con los objetivos de ECO.FIO, el espacio ideado para promover acciones colectivas dentro y fuera de la Universidad mediante un trabajo en equipo, multidisciplinario y también en red.

 

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