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26 de noviembre: día del Personal Nodocente. Karina Lacaria y Santiago Andía conforman parte del frente joven de agentes FIO. Con menos de diez años en la institución, y mucha juventud en sus documentos y en sus venas, se suman a un equipo añejo de personal Nodocente que es parte sustancial en el crecimiento de la Facultad.

 

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•24 de noviembre de 2021

 

Hablar de la grandeza de la Facultad de Ingeniería, es hablar de su personal Nodocente. Desde aquellos albores institucionales en los que había docentes viajeros y era el personal el que llevaba adelante la marcha, hasta estos tiempos de actualidad en los que los y las Nodocentes exhiben con orgullo sus capacitaciones y diplomas de formación profesional, han pasado años. Más de medio siglo. Sin embargo, aquella mística de equipo que hizo del personal Nodocente FIO una rara avis del empleo público, ha atravesado los tiempos acrecentando el mito.


Santiago Andía visitaba la FIO con su papá Alfredo, un histórico del plantel. Con los años y ya mayor de edad, un concurso lo depositó en el autogestionado Comedor universitario. “Eso fue en 2012”, evoca Santiago, “y dos años después vine a conversar con el entonces decano Marcelo Spina, a comentarle que me interesaba formar parte de Ingeniería, gracias a mi padre yo tenía un aprecio particular por la institución. Un año después existió la posibilidad e ingresé a la FIO, al mismo departamento en el que estoy ahora (Concursos y gestión docente).


La rosarina Karina Lacaria, por su parte, accedió a la institución mediante un contrato hasta que varios meses después pudo concursar. “Así pasé a planta permanente, en 2015. Empecé trabajando en la oficina de Concursos Docentes y actualmente estoy en Despacho y Secretaría del Consejo Académico”.

 


Un día para reflexionar

Para Karina, “este nuevo 26 de noviembre me hace reflexionar continuamente sobre tres conceptos: unidad, lucha e identidad. Unidad, porque se conmemora el aniversario de la unión de la Federación Argentina de Trabajadores de Universidades Nacionales, en el Congreso celebrado en 1973. Lucha, porque no debemos nunca dejar de luchar por el reconocimiento de nuestros derechos adquiridos, por la participación en el cogobierno y por la unidad de las y los Nodocentes. Identidad, porque siento orgullo de pertenecer al claustro que considero una parte fundamental para el funcionamiento de la Universidad Pública”.


Este año Santiago comenzó a trabajar sobre su tesis de grado, y lo hace justamente sobre Nodocentes de la FIO. “Me dediqué a leer todo lo que encontré sobre la formación del claustro a nivel nacional, y un poco de la historia. Lamentablemente no hay demasiada producción al respecto, pero sí tuve una renovada visión del rol que ocupamos no solo dentro de una unidad académica específica sino del sistema académico en general, con participación no solo operativa sino estratégica en algunos casos, y de gestión en otros”.


La mirada acerca de lo que resta por hacer, le permite a Andía trazar un panorama optimista “Aún se puede hacer, desde mi punto de vista, un poco más por el reconocimiento del Nodocente, creo que es un tema que siempre lleva algo de asignatura pendiente. No solo en cuestiones de menciones, sino de apertura a la participación, pero es un camino que se está transitando y con buenos destinos en un futuro”, afirma.



La FIO en la piel

Basta con recorrer los pasillos de la FIO, para notar que hay un fuerte sentido de pertenencia. Lo esgrimen los sectores docentes y estudiantiles, y también el personal Nodocente.


“He notado que trabajar en la FIO no es un empleo público convencional”, afirma Santiago Andía. “Creo que no entramos en el famoso juego del estereotipo de empleado público (independientemente de si está mal o bien ese estereotipo) y me parece que es en gran parte por el prestigio que tiene la FIO en la sociedad de Olavarría. Ha sabido ganarse un lugar de respeto y buena posición, yo imagino que por años de buenos aportes y gestiones. No se relaciona el lugar y la forma de trabajo y aportes con el tradicional empleo público que existe en el colectivo”.


Karina Lacaria coincide en la visión. “Es cierto que hay una identidad y compromiso muy fuertes en la FIO”, reflexiona. “Creo que se debe a la responsabilidad social y al rol que desempeña la institución en la actividad económica en la ciudad y en la región”.


El mito que crearan tantos apellidos ilustres del trabajo Nodocente en la Facultad de Ingeniería, parece no solo sostenerse sino acrecentarse en la piel de las generaciones que han recibido el legado. “Creo que por estar en un ambiente académico siempre ronda la idea de aprender, estudiar, mejorar. Eso motiva, y no hay nada peor para un trabajador que la desmotivación (cosa que abunda en el sector público). Por lo menos eso es lo que percibo yo desde mi posición”, reflexiona Santiago Andía.


La FIO ya existía cuando se celebró el Congreso de 1973 que daría lugar a esta ya tradicional celebración. Seguramente, en aquel momento el personal de la institución no sabía que estaba armando la historia. Como Santiago, Karina y sus compañeros y compañeras de trabajo que cada día, siguen haciendo la historia y alimentando el mito FIO.

 

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