El 1 de julio de 1920 se dictaba en Santa Fe la primera clase de Ingeniería Química del país. Por eso, se ha adoptado ese día para conmemorar a la profesión, que después de un siglo muestra una renovada vitalidad y se prepara para seguir su adaptación a los cambios de contexto.

En la FIO, Claudia Wagner dirige el Departamento de Ingeniería Química y Tecnología de los Alimentos. Se prepara para afrontar los cambios que impregnan la carrera y sostiene que el perfil profesional no corresponde solo a ingenieros que están en los laboratorios.

¿Cómo es su formación académica?
Me recibí en la Facultad de Ingeniería de Olavarría de Ingeniera Química, en el año ’95. Después hice el Doctorado en Química, en La Plata, el cual finalicé en el año 2002. En ese momento no existía la posibilidad que existe hoy de hacer el doctorado acá. Mi formación en docencia venía para el lado de las químicas básicas, encontré la posibilidad de hacer mi tesis doctoral en Química, particularmente en Química Inorgánica, que es donde creo que tengo mis mayores conocimientos.

Con los años se dio la posibilidad de ser Directora del Departamento, ¿cómo fue ese proceso?
Cuando volví de realizar mi Doctorado empecé al poco tiempo a trabajar en gestión como Jefe de Área, en esa época teníamos una estructura de Áreas. Y ahí trabajé con varios Directores. Cuando desaparecen las Áreas seguí participando en la gestión formando parte del Consejo de Carrera y como Responsable del laboratorio de Química.
En la anterior elección de Director de Departamento, que ya pasó a ser elegido mediante la decisión de quienes formamos parte del Departamento, me habían preguntado mis compañeros si me interesaba, y sentía que no, que todavía no. Pero siempre tengo la idea de que, si vemos a la Facultad como una empresa, somos nosotros los que gestionamos esta empresa. Creo que, en algún momento, todos tenemos que pasar por cargos de gestión. Con mayor o menor rango, pero tenemos que devolverle de alguna manera a la Universidad. Siempre estamos protestando que “esto no se hace, aquello no se hace, yo lo haría distinto”, me parece que hay venir, poner el cuerpo y hacer algo para poder opinar después. Hay que estar en el puesto de gestión para ver qué se puede hacer. Entonces, frente a esta última renovación del cargo de Director, nuevamente me plantearon lo mismo. Eso está bueno, me gustó que mis compañeros me dijeron que les gustaría que estuviera en este lugar. Entonces esta vez dije que sí. Ahí surgió la propuesta.

¿Cómo está la ingeniería química hoy en Argentina?
A ver, yo creo que la Ingeniería química siempre está en desarrollo, porque siempre están surgiendo aplicaciones y avances tecnológicos que afectan a los procesos, tanto químicos como físicos u otros. Y el Ingeniero químico es un ingeniero del proceso, le incumben todas las cuestiones que tienen que ver con el proceso. Y con el avance de la tecnología ese proceso va cambiando. Entonces la ingeniería química siempre está en avance, modificándose. Los que formamos a los futuros ingenieros, no podemos dejar de estar detrás de ese cambio constante.

Usted menciona que el Químico es un Ingeniero “de proceso”. Eso contrasta con el estereotipo de que pertenece al laboratorio…
Sí, pero no es así. Si vas a una fábrica vas a ver que no es así, el ingeniero químico es el que anda con casco recorriendo la fábrica, mirando cómo está el proceso, dónde falla, cómo resolver un problema, mirando también el tema de calidad. No es el que está en el laboratorio, necesariamente. Puede que, ocasionalmente, tenga esa función, pero es más el que maneja todo el proceso y va buscando la mejora de calidad, de seguridad, medio ambiente, la gestión de residuos. Siempre han importado estos temas, pero hoy la mirada al medioambiente es otra, se le está dando otro peso. Las cuestiones ambientales tienen su costo, el uso de materiales no renovables, la gestión de residuos, la peligrosidad y toxicidad de las materias primas y de los productos que se manipulan, son cuestiones a tener en cuenta en el diseño de un proceso. Entonces los Ingenieros químicos, como conocemos de estos temas, podemos buscar el mejor proceso que no afecte al medioambiente. Y después, trabajar con todo lo que queda para que no sea dañino.

En su rol de Directora le toca afrontar en la FIO las modificaciones en los Planes de Estudio, algo que es inminente. ¿Qué impacto prevé en esa etapa, qué cambios ve que se avecinan para la carrera?
Nuestra carrera en particular tiene que hacer muchas modificaciones, sobre todo comparado con otras carreras de la Facultad, porque los descriptores de nuestra carrera han cambiado. No son los mismos que en el Plan anterior. Ahora incluyen temas como medioambiente (fuertemente), la parte biológica que en nuestra carrera no se estaba dando salvo como cursos. La formación del cuerpo docente que va a tener que afrontar estos cambios es adecuada, considerando también la otra carrera que tiene el Departamento que la Licenciatura en tecnología de los alimentos; por ese lado tenemos la formación necesaria. Estos son temas que no estaban contemplados en el Plan anterior y ahora hay que incluirlos. Tenemos un gran desafío que es modificar adecuadamente y en corto tiempo nuestro Plan de Estudios. No es solo cambiarle el nombre o destacar más contenidos que otros, o bajar las horas porque el estudiante quiere estar menos horas dentro de la Facultad. Habrá que atender a la idiosincrasia nueva del estudiante, pero el desafío grande es incluir todos los descriptores incluidos por el Ministerio, armar las nuevas materias y reasignar las funciones de los docentes; habrá que analizar quiénes están mejor formados para las nuevas asignaturas que vamos a tener. Considero que lograr un buen Plan de estudios 2023 y la correcta gestión del cuerpo docente del departamento son los grandes desafíos que me toca afrontar desde la Dirección del Departamento.