“El desafío es poder contarles que siempre se puede aprender, que nadie tiene un techo y que cada uno tiene un potencial que hay que encontrar y explotarlo como un proceso de aprendizaje”, analiza la Lic. Florencia Bellomo, a pasos de una pandemia que impactó pero a la vez dejó enormes enseñanzas. En el día del/a psicopedagogo/a, su campo de acción dentro de la Facultad de Ingeniería, explica su función, objetivos y metas. En equipo, dentro del área de Orientación, con miradas resignificadas y poniendo el ojo en cada demanda que surge a escala universitaria.

“Trabajamos en el proceso de enseñanza-aprendizaje y hacemos orientación y asesoría a estudiantes, docentes y equipos de gestión”, explica en el marco de esta jornada destinada a conmemorar el fallecimiento de Jean Piaget, uno de los referentes principales de la psicopedagogía.

Detrás del tiempo, siempre

El perfil de las consultas varía y depende del contexto pero “en general es muy orientado a la organización de tiempos y de espacios, de niveles de frustraciones y de motivaciones”, precisa la Lic. Bellomo que integra el equipo junto con las licenciadas María Inés Berrino (trabajadora social) e Ignacia Capitanich (psicóloga).

En la FIO se hace puntualmente el seguimiento de las trayectorias educativas de los y las estudiantes en cuanto a momentos bisagra de la carrera: ingreso, a mitad de cursada y la graduación, con intervenciones que también incluyen la demanda espontánea.

“¿Qué demandas hay? Cómo hacer para adaptarse a la vida universitaria, cuáles son las mejores estrategias para un estudiante de Ingeniería, cómo organizar los tiempos, cómo pensar la modalidad de aprendizaje de cada uno y hacer intervenciones ajustadas a cada consulta; todo eso aparece”, enfatiza la Lic. Florencia Bellomo.

Pero hubo un giro de 180 grados en estos dos años en que el mundo estuvo en pausa. “El impacto de la pandemia fue increíble”, reconoce la profesional, mientras hace retrospectiva y observa cómo se redefinieron vidas y roles dentro del ámbito de la FIO cuando las aulas estuvieron vacías.
Acostumbrada a asesorar a docentes sobre las prácticas que deben llevar a cabo frente a sus estudiantes y abocada a los planes de orientación vocacional ocupacional, plantea que si bien los cambios son una constante, el Covid-19 resultó implacable. Y se encontraron ante un mundo repentinamente superpoblado de pantallas que podían ser ventana o convertirse en una pared. Por eso, fue necesario deconstruir abordajes y repensar acompañamientos.

“Es trabajar bajo una misma variable, que es el tiempo, pero en pandemia hubo una reestructuración y otra manera de pensar el tiempo. Se modificaron los perfiles de ingresantes y eso marca las cursadas. Están muy atentos los docentes de primer año en cómo ir trabajando eso”, apunta la psicopedagoga que también participa del Programa de tutorías.

La crisis sanitaria puso en jaque conductas y saberes y se constituyó en “un gran desafío no solo para los y las estudiantes sino para el equipo y los docentes. Nos encontramos haciendo intervenciones mediante el celular donde hubo que trabajar lo no verbal desde otro lugar: Lo resignificamos. Ese ojo clínico afilado para lo gestual lo tuvimos que resignificar en las intervenciones”, detalla la psicopedagoga.

Justamente, en medio de tanta turbulencia e incertidumbre, “buscar el encuentro desde lo virtual fue el gran desafío y lo hemos podido sortear bastante bien aunque hubo estudiantes que no pudieron adaptarse y dejaron de estudiar o volvieron con la presencialidad”, describe la profesional.

Encontrar-se es la clave

Un legado de la crisis sanitaria es el surgimiento de nuevos retos profesionales y abrir la posibilidad de “pensarnos no solo desde la presencialidad plena como canal de comunicación sino también a partir de lo virtual”.

En ese contexto rescata, una vez más, el trabajo en equipo y la política que desde hace años lleva adelante la gestión de Ingeniería. “Contar con un área como la nuestra habla de una manera de repensarnos desde otro lugar. No todas las facultades tienen psicopedagoga ni equipo interdisciplinario como la FIO, que marca una tendencia distinta”, valora la Lic. Bellomo

“Siempre se busca la eficacia y mucha gente que trabaja para eso pero el gran desafío está en el encuentro, en acotar distancias, con respeto y pensando al otro con necesidades y que somos humanos ante todo, sean docentes o estudiantes. Si podemos pensarlo así será más fácil acercarnos al otro”, sostiene la profesional.

Interviene en diferentes proyectos institucionales, hace tutorías, integra el PCU (Planificación para la Carrera Universitaria) y es parte del programa de Orientación Vocacional Ocupacional (OVO).

“Hay situaciones diagnósticas que vamos acompañando con seguimiento, respetando intimidad, haciendo asesorías a docentes. Hay muchas situaciones donde hay que formalizar marcos legales y teóricos también”, comenta Bellomo.

Lo cierto es que los retos son permanentes y la psicopedagogía un pilar fundamental en los procesos de formación educativa. “Todos los días tenemos desafíos y lo que más me seduce trabajar en la FIO es pensar con otros, tener puntos de contacto. Pensar que las personas pueden aprender toda la vida, dejar ese mensaje”, concluye con el entusiasmo intacto, a prueba de crisis y pandemias.