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21 de septiembre, Día de Estudiante
• 21 de septiembre de 2022
• Tiempo de lectura: 4'

Día de estudiante 01

 

Cuando el 21 de septiembre de 1888 fueron repatriados los restos de Domingo Sarmiento, no podía intuirse que ese día quedaría instalado como el Día de Estudiante. Una jornada para revalorizar las características de un perfil que tiene el futuro en sus manos.
Candelaria Fernández es estudiante de la Facultad de Ingeniería y, además, representante estudiantil en el Consejo Académico de la cincuentenaria institución.
Trata de equilibrar el estudio con su vida personal, y siente orgullo de representar a sus pares.



Presentate como estudiante: en qué etapa estás de tu carrera, qué actividades complementarias hacés…
Empecé en Facultad de Ingeniería de Olavarría estudiando Ingeniería Química, hice tres años. Después, en 2018, me pasé a Ingeniería Industrial en la misma Facultad y ahora estoy en 4º año.
En las elecciones de 2019 entré al Consejo Académico como representante estudiantil, era la última suplente. Simplemente fue porque una amiga que militaba para Franja me acercó a todo ese mundo. Yo no sabía muy ni qué era ni que hacían, pero me fui acercando de a poco y me fui enamorando de todo ese mundo y me encantó. Actualmente soy primera consejera electa estudiantil, es un laburito que fui haciendo de a poco y me gustó.

La representación de otros estudiantes supone una gran responsabilidad. ¿Cómo responden hoy tus compañeros/as ante la posibilidad de participar en las cuestiones universitarias?
La realidad es que representar a los otros estudiantes en el Consejo es una gran responsabilidad, y también un gran orgullo, por lo menos a mí me encanta. Hay de todo tipo de estudiantes, tenés los que se quieren comprometer, involucrar en la toma de decisiones y en el cogobierno de la Facultad. Y tenés a los estudiantes que no, que solo se enfocan en su carrera y esas cosas les pasan por el costado. Sí valoran mucho y te agradecen, “uh gracias por haber hecho esto”, pero no consideran tener el tiempo, las ganas o el espíritu necesarios para ponerse a hacer esas cosas: tomarse un tiempito de su carrera e ir a una reunión de Consejo, o armar una carta, o pelear por alguna injusticia.

¿La pandemia tuvo algún efecto sobre ese espíritu de participación?
Creo que la pandemia tuvo un efecto perjudicial para algunos y beneficioso para otros. Hubo muchos chicos que, lamentablemente, no es que se alejaron del mundo del cogobierno sino que al estar en sus casas se enfocaron en otros problemas: se enfocaron en el día a día y tenían también otras cuestiones que resolver, y no contaban con el tiempo para asignarle a un Consejo Académico. Pero hubo también otros chicos que despertaron las ganas de decir “bueno, ¿quién está gestionando esto?”, porque hubo mucha gente que dijo, por ejemplo, “ahora podemos rendir en pandemia finales virtuales y ¿quién lo logró?”. Esa inquietud, esa intriga, les despertó también unas ganas de participar.
Lamentablemente, también se creó una brecha muy grande entre los que ya venimos participando y los chicos de los primeros años a los que en pandemia no pudimos acercar. Eso fue una lástima porque perdimos mucho contacto con los alumnos en pandemia, mucho…

¿La condición de estudiante universitario permite construir un colectivo que une esas coincidencias? ¿Cómo se logra, cuál fue tu experiencia?

Sí, ¡totalmente! El estudiante universitario se identifica con otro estudiante universitario y a veces ni necesita explicar razones. En mi caso los primeros años de la carrera los hice viviendo con mi familia, luego se tuvieron que mudar a otra ciudad y yo quedé viviendo acá en Olavarría, sola. El resto de estudiantes universitarios son más que unos amigos, son más que tu grupo de estudio. Pasan a ser tu segunda familia. ¡Y tu primer familia en la ciudad! Hay un “no sé qué” entre los estudiantes universitarios, que vos sabés que si el otro está viviendo, por ejemplo, solo, o está frustrado, o está pasando por un momento de exámenes finales, vas a estar para la otra persona sí o sí. Como que hay una incondicionalidad y un apoyo que no hace falta explicar. Tanto para los momentos buenos como para los malos. Porque también así se festejan y se celebran los momentos buenos. Cuando alguien pasa desde un Parcial hasta un Final, uno se alegra por su compañero universitario porque sabe lo que costó eso. Entonces tiene que haber un grupo que se identifica ante los mismos obstáculos y ante los mismos logros que creo que nos hace como una especie de familia.

Para mucha gente la imagen de estudiar ingeniería remite a estar horas y horas sentado frente a los números, ¿cómo es la vida cotidiana de una/a estudiante FIO?

Y sí… Yo siempre digo que estudiar Ingeniería es constancia, pero también es saber organizarse y saber aprovechar para poder tener un equilibrio con tu vida externa. Yo por ejemplo, en particular, tengo una gran vida externa, que va desde amigos, deporte, el fútbol… Varias actividades mías que hacen que mi cabeza logre despejarse y estar al 100 para la Facultad. Pero sí, por supuesto, hay momentos, o cuatrimestres, donde no tenés mucho tiempo para hacer ciertas cosas. Pero no son todas horas de números y números. En los primeros años puede ser que sea así, pero ya ahora llegando a los últimos años la Ingeniería se convierte en algo mucho más bonito, que son las materias donde se enfocan en las habilidades blandas, donde vemos cosas que no corresponden a las matemáticas duras, que nos van a servir en nuestra vida laboral y personal, de una manera mucho más productiva.
Sí, requiere de un esfuerzo, pero es posible. Y siempre es muy importante la gente con la que te rodeás en la Facultad, porque quieras o no son tu sostén en los días difíciles.

Día de estudiante 02

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