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JUBILADOS AS FIO 3
 
• 19 de septiembre de 2022
• Tiempo de lectura: 4'

 

Había ganas y un fuerte sentido de pertenencia entre docentes y nodocentes que habían cumplido sus años de actividad. Por eso, el sí fue unánime ante la propuesta de agruparse como Jubilados/as de la FIO. En pandemia lograron unirse más y el WhatsApp se convirtió en refugio necesario. Hoy están a un paso de brindar, cara a cara y por la vida, como en los mejores tiempos.



“Las anécdotas están en primera fila”, dice Norma Ercoli y suelta la carcajada al desenrollar parte de ese cruce de historias que tiene como denominador común a la Facultad de Ingeniería. Un día, con más de 60 cumplidos y el carnet de ANSES a mano decidió salir en busca de esos vínculos cosechados como docente y graduada. La idea pasaba por re-encontrarse, estar cerca y saber qué era de la vida de colegas y nodocentes con los que había compartido casi 40 años de su vida. Lanzó la propuesta con un par y el sí fue inmediato.


Así comenzó a gestarse la agrupación de Jubilados y Jubiladas de la FIO, en 2018. “Armamos el grupo, los convocamos, hicimos una tarjeta de invitación, realizamos un relevamiento de jubilados y aún hoy seguimos incorporando gente”, cuenta con entusiasmo la ingeniera Ercoli este 20 de septiembre, Día del/a Jubilado/a.

Hubo un primer encuentro en mayo de ese año y, muy antes de la pandemia, hicieron cenas y reuniones. Pero lo cierto es que fue durante el #QuedateEnCasa cuando ese espacio terminó de consolidarse y WhatsApp mediante se transformó en refugio.

 

El festejo es en conmemoración de la creación de la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones. La fecha tiene su origen en el 20 de septiembre de 1904, día en que se sancionó la primera ley 4349 que reconoció por primera vez el beneficio previsional para los empleados públicos de la Nación.

 


Desde el primer jubilado

 

“Había trabajado y estuve toda mi vida ligada a la FIO, desde el año 72 hasta 2016, cuando me jubilé como docente y veía que alrededor los que se estaban jubilando también tenían el corazoncito puesto en la Facultad”, describe, emocionada, Norma Ercoli.

 

Inicialmente fueron 18 integrantes; número que hoy se duplica. Con un dato revelador: el arquitecto Carlos Cáceres, que fue el primer jubilado de la FIO, también es parte de este clan imparable. “A los 92 años, concurre a todas las reuniones. Es muy movilizante”, admite la ingeniera que es parte del ADN de esta institución que acaba de cumplir 53 años.

 

“La idea era y es encontrarnos en la diversidad que somos con una convocatoria que incluye a docentes y nodocentes. Disfrutamos de encuentros hermosísimos, de cada convocatoria, vivimos momentos muy lindos y siempre está presente la FIO como nexo”, cuenta la profesional que hoy brinda charlas para ingresantes y graduados.

 

Acaban de sumar a tres jubiladas de la edición 2022 al grupo “Jubilados FIO”, una red que durante la crisis sanitaria “sirvió para compartir todo, sobre todo los sentimientos que iban surgiendo. Fue muy importante. Una gran compañía. Compartíamos las inquietudes, mucho de lo afectivo. Nos vino muy bien. Siempre hablando de la familia, los hijos y nietos”, valora Ercoli, como impulsora y vocera.

 

Es evidente que había ganas y solo “faltaba la chispita”, como dice Norma, para vincularse más allá del campus universitario, venciendo los prejuicios de la “clase pasiva” y demostrando que están muy activos, desarrollando proyectos.

 

“Conocemos a la mayoría de las familias de cada uno; eso ha sido muy lindo. Muy contenedor y ahora que viene la época linda”, comenta, mientras revisan la agenda para definir cuándo será el encuentro de fin de año, en busca de “celebrar la vida, festejar que estamos juntos y compartiendo este espacio”.

 

Compartían, sin saberlo, la misma necesidad: “Estaban esperando volver a encontrarse”, sintetiza con alegría la ingeniera Ercoli.

 

“No sé si en la Universidad existe otro grupo de jubilados, lo desconozco. Nosotros no somos una asociación pero sí un grupo que está en comunicación y muy conectado. Eso es muy bueno y hace a la nueva etapa que transitamos, que pasa por el disfrute”, observa.

 


Ganas de compartir

 

¿Qué hacen en esta etapa posterior a la FIO? De todo un poco. Pintan, dibujan, estudian idiomas, hacen manualidades, viajan, dedican más tiempo a sus hijos y nietos. Disfrutan y todo eso constituye un “experiencia muy gratificante”.

 

La mayoría ha tenido relación con la FIO desde los inicios: “Muchos hemos sido alumnos de la primera hora y nos recibimos en la Facultad y luego fuimos docentes o nodocentes” siendo testigos del “crecimiento de la institución aportando un granito de arena para que, lo que era un instituto universitario, hoy sea la FIO que es”, expone con orgullo Norma Ercoli.

 

Por eso, hay anécdotas, tiempos compartidos y vínculos que se abrazan. “Lo que nos hemos divertido en la Facultad… Eran otras épocas, otras realidades. Desde el mimeógrafo que nos ensuciaba las manos para fotocopiar los parciales hasta los nodocentes que nos conocían con nombre y apellido a los que íbamos a golpear la ventanilla. Era maravilloso. Los inicios de la FIO son muy conmovedores”, dice una de las promotoras del grupo.


En esta etapa de la vida, donde el reloj deja de tener protagonismo, aparecen hobbies y otros dones. “Nos sentimos con ganas de hacer. Es un grupo muy lindo. Con muchos compartimos 8 horas diarias durante 40 años y por eso es bueno reencontrarnos físicamente, ahora que estamos en condiciones de hacerlo. El que se suma lo hace con ganas de compartir” y con el corazoncito puesto en esa Facultad que todavía une y enorgullece.

 

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