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Claudia Wagner y Laura Orifici, ingenieras químicas de la FIO
 
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• 25 de octubre de 2022
• Tiempo de lectura: 3' 30"

 

Claudia Wagner es Directora del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología de los Alimentos; Laura Orifici es Coordinadora de la carrera de Ingeniería Química. Ambas coinciden en la mirada: el perfil de la Ingeniería Química está percibido como perteneciente al mundo de los laboratorios, las probetas y los reactivos. “Y no es así”, afirman a dúo. “Tenemos múltiples capacidades que son parte de nuestra formación. La química es un punto de partida, pero de ninguna manera es el horizonte de una carrera que es muy versátil”.


Pensar en la Ingeniería Química parece estar asociado al guardapolvo y las probetas. Ese mito se ha ido alimentando con el tiempo, y hoy ha quedado instalado en muchos sectores del sistema socio – productivo. “Es una asociación equivocada y, al mismo tiempo, riesgosa”, afirma Wagner. “Creer que formamos a nuestros estudiantes para desempeñarse en un laboratorio recorta hasta posibilidades laborales. Tenemos una formación química pero no es más importante que la matemática o la física, como todas las ramas de la Ingeniería. Nuestras fortalezas pasan por otro lado: los productos y los procesos industriales, las maquinarias y recursos asociados a esos procesos, los recursos naturales y el medioambiente, son solo algunos de los campos laborales de quienes se gradúan en la FIO con este título”, completa.

 

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Ing. Claudia Wagner: "Nuestras fortalezas pasan por otro lado: los productos y los procesos industriales, las maquinarias y recursos asociados a esos procesos"


Quizás en algún momento de la historia profesional el campo de acción se volvió bien específico. Pero los tiempos cambian, las demandas del ecosistema mutaron y hoy se requieren profesionales versátiles, interdisciplinarios, con capacidad de adaptación y un conjunto de competencias blandas que están por encima de lo puramente disciplinar. “Pensar que un Ingeniero Químico se dedica al laboratorio es como creer que un Civil está todo el día lleno de hormigón o un Electromecánico solo se dedica a las redes eléctricas o los motores”, enfatiza Laura Orifici.


Llámame por tu nombre

 

Hace años que la carrera de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN se llama así: Ingeniería Química. En sus orígenes era “Química Industrial”, lo que le daba una amplitud diferente al menos en lo discursivo. Parece paradójico, reflexiona Claudia Wagner, porque “en esos tiempos la orientación de los graduados estaba fuertemente inclinada a abastecer la industria minera de la región. Entonces quizás era más razonable pensar en ese perfil de reactivos y probetas”. Hoy, con otro nombre, el mito popular ha crecido peligrosamente. “Tal vez no sería descabellado hablar de Ingeniería de Productos y Procesos”, evalúa Claudia, “pero la Ingeniería Química es una rama con decenas de años de historia y eso también pesa”.

 

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La ing. Laura Orifici es coordinadora de la carrera de Ingeniería Química


Laura Orifici abunda en detalles: “Formamos a los estudiantes en competencias tan amplias como procesos industriales, diseño de productos, contaminación ambiental, también se aborda el uso de recursos; hasta las cuestiones legales o financieras vinculadas con los esos temas son campo de nuestro ejercicio profesional. Nuestros graduados pueden insertarse en muy distintas modalidades de trabajo, incluso en el campo independiente o autogestionado”.


La Ingeniería Industrial generó su propia carrera. “Es posible que no queden claros los alcances de ambas”, dicen a dúo las profesionales, “pero la Ingeniería Química se distingue de la Industrial, entre otras cosas, en que focaliza sobre los procesos químicos, físico-químicos y de bioingeniería y sus instalaciones complementarias, así como sobre el diseño de los productos”.


Dónde trabajar

 

Los campos laborales de la Ingeniería Química son amplísimos. A veces se asocia la profesión a los laboratorios, pero desde la FIO han surgido profesionales que se han desempeñado en empresas multinacionales con cargos de conducción gerencial, por ejemplo. Las industrias son un terreno fértil, y “la perspectiva ambiental nos ha abierto un nuevo escenario de desarrollo”, acota Wagner. La región está vastamente poblada de profesionales FIO que han alcanzado puestos de conducción, porque “es un proceso lógico”, señala Laura Orifici. “El inicio profesional puede conducirte a ocupar lugares operativos pero el crecimiento en experiencia y saberes te conduce a los puestos de dirección. Muchísimos egresados de esta carrera han hecho ese camino”.

 
Cuestión de género

 

A contramano de la tendencia generalizada en Argentina, la Ingeniería Química es percibida como una carrera con fuerte presencia femenina. “No hay ninguna razón de valor real para afirmar esto. Es otro de los mitos que nos condicionan”, afirma Orifici. “En esta especialidad, como en todas las Ingenierías, hablamos de personas, no de géneros. Es una discusión que poco a poco se va superando. En otras especialidades es al revés y las mujeres todavía deben lidiar con el estigma del género. En la Ingeniería Química es paradójico: se observa ese prejuicio en el ámbito laboral-industrial, pero no en el académico donde con frecuencia se la percibe como una carrera de mujeres. En ningún caso responde a la mirada que, en nuestra mirada, corresponde: es una profesión con competencias, y en eso no hay géneros sino personas”, completa.

 

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