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Durante 8 semanas se realiza el Ciclo Introductor

 

 
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•22 de febrero de 2023
Tiempo de lectura: 6'
 
Hay estudiantes de Olavarría y la región pero también de Mendoza, Ushuaia, Chaco, Tucumán y hasta de Bolivia, Paraguay y Colombia. Un 30% de la matrícula son mujeres, por encima de la media nacional. Los desafíos de una facultad que se distingue por su formación, además de poner el acento en lo social, económico y emocional.
 

Camila tiene un imán con la matemática y siente que la ingeniería civil es lo suyo. Acaba de llegar de Mar del Plata y su desembarco en la FIO aumentó las expectativas. Sabe que no será fácil pero está convencida de su elección y el curso de ingreso potenció esas ganas. A su alrededor una marea de estudiantes comparte la misma hoja de ruta como ingresantes 2023 de la Facultad de Ingeniería de Olavarría.

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“Me gustó mucho la integración ya que va puntualmente a lo que es la carrera y lo que podemos hacer con el título”, valora la joven marplatense. A su lado, está Mora. Es de Olavarría, optó por Ingeniería en Agrimensura y asume que “me gustan las matemáticas y me gusta la carrera”. Sol las mira y se sonríe. También es olavarriense y tanto la matemática como la química son sus preferidas.

 

Comenzaron el ciclo introductorio el 6 de febrero, con la primera materia que se extenderá durante ocho semanas. Lo comparten con más de 300 estudiantes: un 60% de Olavarría y el resto proveniente de la región pero también de otras provincias e incluso hasta de países vecinos.

 

Introducción a la Vida Universitaria, Introducción a las Ciencias Básicas e Integración a las carreras que se dictan en la FIO son parte de esta oferta inicial. “Tenemos un cambio importante. Antes era un Programa de Ingreso, ahora es un Ciclo Introductor a las carreras que ya es parte de la currícula y mantenemos una leve suba en la matrícula de ingresantes”, destaca la Ing. María Peralta, decana de la FIO, respecto de años anteriores.

 

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Otro dato a señalar es que hay un 30% de mujeres. “En las carreras científico-tecnológicas la brecha de género es importante por la cual trabajamos a nivel Latinoamérica para la inclusión. Este año, Ingeniería Electromecánica de la FIO, con alrededor de 50 ingresantes, tiene 10 mujeres, lo cual es un número que llama la atención porque siempre son 1 o 2 inscriptas”, valora la decana.

 

No obstante, aclara que la FIO está por encima de la media nacional (que oscila entre el 20 y 25%). “Trabajamos para eso”, enfatiza la Ing. Peralta. 

 

 

 

Expectativas superadas

 

La Facultad de Ingeniería ofrece cinco carreras de Ingeniería siendo Civil la que encabeza el listado de preferencias, seguida por Electromecánica e Industrial. Luego se suman Agrimensura, Química, y Seguridad e Higiene en el Trabajo. También se incluyen el profesorado de Química, y las licenciaturas en Tecnología de los Alimentos, en Tecnología Médica, y en Enseñanza de las Ciencias Naturales. A eso se le suma un convenio con la Facultad de Ciencias Exactas de la UNICEN para que, quienes estudian Ingeniería en Sistemas, puedan hacer su primer año en la FIO.


En el caso de Franco, decidió seguir los pasos de su hermana y se anotó en Agrimensura. “La integración me ayudó a decidirme más. Me gustó lo de la salida laboral, cómo es hacer el trabajo, ir a los lugares…”, describe el joven, durante la pausa del Ciclo Introductor.

 

El cara a cara con los docentes y la cercanía con sus pares suman puntos a favor. “Tener un grupo antes de ingresar a la carrera hace que todo sea más fácil. Y cuando te gustan las materias, y las exactas, se hace más llevadero aún”, remarca el joven que es de Olavarría.

 

Lucas tiene en sus planes ser ingeniero civil luego de ver la experiencia transitada por amigos, familiares y algunos graduados. “Me gusta la salida laboral y realizar ese trabajo más que el trayecto de la carrera en sí”, reconoce.

 

ingreso2 Emilio, Agustín y Abril durante un pequeño recreo del Ciclo Introductor

 

Poco a poco se va apropiando de los espacios dentro del complejo universitario; también de los contenidos. “Tuvimos una primera clase de integración a la carrera. Son 7 clases y hay proyectos relacionados con la ingeniería civil. No me lo esperaba. Superó mis expectativas”, admite, con indisimulado entusiasmo.

 

Emilio empezó Ingeniería Química para “poder progresar y llevar la carrera al día lo máximo posible”. Lo dice y reflexiona que en su caso dudó entre varias carreras hasta que se encontró con “una Facultad muy buena, que es grandísima, con muchísimos lugares. Y los profes son buena onda, copados. Todo muy bien”.

 

Química y matemática son las predilectas en el caso de Abril, que también proyecta ser ingeniera química. En su agenda tenía claro que “me quería quedar en Olavarría. Mi mamá y mi hermano estudiaron acá. Tengo muchas expectativas pero me lo quiero tomar tranquila”, comenta.

 

La realidad de Julián es diferente. Arrancó en Electromedicina con idea de vivir en “una ciudad diferente y ver cómo me iba, además de conocer gente. Y me voy adaptando. Solo he tenido problemas con el transporte y lo mejor supongo que será el comedor”, comenta sonriente, mientras busca información sobre el menú del día, cuyo costo es de 150 pesos.

 

 

Lo educativo, lo social y lo emocional

 

“No solo transmitimos conocimientos para la especificidad de carrera sino que en los planes de estudio se contempla formar en competencias genéricas donde hay mucho de lo social, de lo humano, de trabajar en equipo, compartir y rescatar valores, que hacen falta”, reflexiona la Ing. María Peralta, mientras recorre ese complejo universitario que enmudeció durante la pandemia y que ahora se va repoblando con los 1.300 estudiantes que en total tiene la institución.


La decana explica que el objetivo es formar recursos que logren “saber, saber hacer y saber ser. Trabajar con el otro, comunicarse mejor, reconfigurar los espacios curriculares, en cuanto a cómo se dictan y cómo se evalúan” la enseñanza.


Desde la FIO se apuesta al acompañamiento en la formación pero también con becas, tutorías, el servicio de comedor y las residencias. La deserción universitaria es un indicador que preocupa a nivel país y esta casa de estudios no es la excepción.

 

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“Como Universidad pública nos preocupamos y ocupamos de la inclusión, de desarrollar programas y cuestiones vinculadas con lo económico, social, pedagógico y emocional. Estamos preparados. Se trabaja mucho para que tengan el mejor tránsito posible y que cada cuestión a tratar tenga un espacio donde recurrir”, remarca María Peralta.


Además de dar la bienvenida junto con el equipo de gestión, docentes, nodocentes y estudiantes de otros años, la FIO organizó un encuentro informativo familiar donde se resaltó el rol de la Universidad pública en la formación de profesionales, la necesidad de tener en cuenta el contexto para satisfacer cambios constantes, y se habló sobre las modificaciones en los planes de estudio.


“Generamos un espacio para recibir a las familias y los entornos de cada estudiante” para “mostrar quiénes somos y cuáles son nuestros planes”, en sintonía con “los lineamientos a nivel país, e incentivar que las y los estudiantes tengan mayor protagonismo aún. La Universidad debe ser un espacio inclusivo en el que nadie quede afuera. Tratamos de estar atentos y desplegar todas nuestras herramientas para que entiendan que están acompañados”, concluye la decana.


A pocos metros del despacho donde se define la gestión de la FIO, Franco admite que “voy viendo lo que me va gustando. Lo práctico lo llevo más al día que estar leyendo o estudiando”. El hecho de “tener un amigo o compañero al lado te ayuda a ir llevando la teoría, se hace más fácil”, asegura mientras ya comienza a descubrir ese sentido de pertenencia que tanto identifica a la FIO.

 

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