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 seguridad e higiene 2
• 27 de abril de 2023
• Tiempo de lectura: 5´30"
 

La minería, el agro y la construcción son los ámbitos donde más accidentes de trabajo, discapacidad y muertes hay a nivel país. Tres actividades que están en el ADN productivo regional. Eso generó la demanda empresarial y motivó la decisión académica de una institución que es referente en la formación de recursos capacitados para garantizar entornos de empleo seguros y saludables.

 

 

“La Seguridad e Higiene en el Trabajo es una oportunidad laboral”, asegura el Ing. Bernardino Veiga mientras revisa las estadísticas más recientes y confirma que la minería, el agro y la construcción son los ámbitos donde más accidentes de trabajo, discapacidad y muertes hay a nivel país. Y de inmediato vuelve sobre la realidad más próxima, por ser tres actividades que están en el ADN regional frente a las cuales la Facultad de Ingeniería ha tenido un rol protagónico con más veinte años en la formación de recursos capaces de garantizar entornos laborales seguros y saludables como derecho fundamental.


El papel que juega la academia se pone en evidencia cada 28 de abril en que se celebra el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, fecha que Argentina sitúa en el 21 de abril para recordar la sanción de la ley 19.587 en 1972 donde se fijaron normativas salubres y seguras en el ambiente laboral. No obstante, “se toma toda esta semana como instancia de reflexión, debate y análisis de esta problemática”, explica el Ing. Veiga.

 


La realidad mundial

 
El mapa mundial arroja cifras preocupantes: alrededor de 2,9 millones de trabajadores mueren cada año debido a accidentes y enfermedades profesionales y al menos 402 millones de personas sufren lesiones profesionales. Las largas jornadas de trabajo seguida de la exposición a partículas, gases y humos son las principales causas de deceso.

 

 

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 El Ing. Bernardino Veiga destaca el rol de la FIO en la formación vinculada con la Seguridad e Higiene en el Trabajo.


Por eso la Organización Internacional del Trabajo (OIT) asume que la prevención es clave pero debe ir acompañada de un diálogo social que involucre a gobiernos y organizaciones de empleadores y de trabajadores.
En ese contexto, en la FIO “estamos a la vanguardia porque se ha incorporado la seguridad e higiene del trabajo en todas las materias y hace más de 20 años que tenemos un posgrado. Además el Departamento de Ingeniería Industrial tiene una Diplomatura sobre Ergonomía y en la ciudad también hay una tecnicatura en Seguridad e Higiene”, destaca el profesional, que en las carreras de grado es titular de “Seguridad y Salud Ocupacional”.

 


Qué suma y qué resta

 

En la región de las Américas existen desafíos importantes relacionados con salud y seguridad. Las cifras indican que hay 11,1 accidentes mortales por cada 100.000 trabajadores en la industria, 10,7 en la agricultura, y 6,9 en el sector de los servicios. Algunos de los sectores más importantes para las economías de la región, como minería, construcción, agricultura y pesca, figuran también entre aquellos en los cuales se produce la mayor incidencia de accidentes.


En Argentina, se registran “300 muertes al año sobre 9.600.000 de trabajadores registrados. Por año, hay 300.000 accidentes y enfermedades de trabajo, sin contar el trayecto de ida y vuelta hacia el trabajo. Y sin tener en cuenta los trabajadores que no están registrados, que no tienen cobertura”.


La problemática está instalada en términos de enseñanza mediante la preparación de futuros técnicos pero también se evidencia como una demanda del sector productivo. “Cuando estudié, en los años 80, se comentaba específicamente dentro de una materia. Luego hubo leyes complementarias de la original y las empresas empezaron a tomar conciencia no solo por el deber ser sino desde el punto de económico y los juicios laborales que debían afrontar”, analiza el docente de la FIO. “Hay que trabajar para bajar la cantidad de accidentes, de discapacidad y muertes”, enfatiza.


El uso de la tecnología influyó positivamente ya que aumentó la seguridad en el ámbito laboral y ayudó a las empresas y los/as empleados/as a ser más conscientes de los riesgos y peligros que enfrentan. Incluso contribuyó a que la comunicación fuera más rápida y sofisticada, cuestión determinante para prevenir accidentes o actuar con celeridad cuando se producen.

 

“La tecnología reemplazó algunas operaciones y eso también evitó accidentes pero lo que dio vuelta la estadística ha sido la toma de conciencia y tener profesionales a cargo pensando en la seguridad e higiene”, remarca el ingeniero Bernardino Veiga.

 


Salir del día a día

 

Hay un paraguas legal que ubica a Argentina como pionera en toda la región. La ley 19587 de 1972 establece las características que debe reunir todo establecimiento con el fin de contar con un adecuado funcionamiento en la distribución y características de sus locales de trabajo previendo condiciones de higiene y seguridad.


En 1995 se sumó la Ley de Riesgos del Trabajo (24557) que marcó un punto de inflexión al normar la prevención de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, además de asegurar al trabajador adecuada atención médica en forma oportuna, procurando su restablecimiento.


De todos modos “es necesario actualizar” la normativa para adecuarla a los cambios sociales, laborales y tecnológicos. “En nuestro país la legislación está más en el día a día. La prioridad la tienen otros temas. Esto lo tuvo cuando fue el ´negocio´ de los juicios laborales. Hay que buscar el punto medio”, sugiere el ingeniero Veiga.

 

 

seguridad e higiene agro

 El agro es una de las actividades donde mayor cantidad de accidentes laborales y muertes se registran en el país. 


“La creación de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo cambió la mirada y sirvió como controlador de las ART y de las empresas”, observa el docente, en relación con el organismo que depende del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y debe garantizar el cumplimiento del derecho a la salud y seguridad de la población cuando trabaja.

 


Formación y cambio cultural

 

La carrera de Ingeniería en Seguridad e Higiene de la FIO apunta a la prevención frente a riesgos laborales, para crear ambientes saludables y seguros. Es una oferta de grado pero funciona como un pos título que requiere un título de grado de ingeniero en aeronáutica, civil, electricista, electromecánica, electrónica, en construcciones, industrial, mecánica, metalúrgica, naval, u otra especialidad con currícula similar expedida por universidad pública o privada reconocida. Tiene dos años de duración y en más de 20 años de trayectoria supera las 400 graduaciones.


“Se opta mucho por esta propuesta y en las carrera de grado tienen una materia obligatoria y el rediseño de planes de estudio hizo que se incorpore en los primeros años porque esos profesionales tienen que estar conscientes” desde el ingreso a la universidad.

 

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 La construcción y la minería son dos de las ramas productivas que están bajo la lupa por el impacto del riesgo laboral. 

 

“En la FIO hay excelentes profesionales y seguimos teniendo inscriptos de todo el país. Incluso y hay gente que ejerció la profesión de base y luego vio esta posibilidad. Es una oportunidad laboral”, plantea Bernardino Veiga, titular de “Riesgo Eléctrico”, “Riesgo Mecánico” y director de Campo de Ingeniería en Seguridad e Higiene en el Trabajo.


Finalmente, el profesional destaca que “los jóvenes son más conscientes y nos están empujando al desafío de adecuar las leyes” aunque “los tomadores de decisiones estén en otro tema. Pero hubo un cambio cultural, eso fue primero. Es fundamental tomar conciencia como empresario porque no se trata de venir y llenar un formulario sino de cambiar la mentalidad y los procesos”.

 

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