Aún conserva la libretita donde anotaba absolutamente todo lo que pasaba en ese Hospital donde la marea de consultas triplica a la población de Benito Juárez. Ahí, entre esos enormes pasillos de alta complejidad, encontró la receta que luego aplicaría en el Hospital Eva Perón, a unos 150 kilómetros de Olavarría. Hoy, Enzo Beltrán ejerce como técnico universitario en electromedicina tras formarse en la Facultad de Ingeniería de Olavarría. Lo hace en su pueblo con ganas de avanzar hacia una gestión más integral de las tecnologías y el equipamiento médico. Así lo proyectó, las autoridades lo escucharon y en esta nota explica cómo el sentido de pertenencia fue el punto de partida y su principal motivación.

“Como profesional de la salud lo que uno quiere es trabajar para el hospital de su pueblo”, admite el joven de 24 años que planea reconectar con la FIO para hacer la licenciatura cuando se reabra la carrera.

“Soy nacido en Juárez, en este Hospital. Mis viejos, mis abuelos y mis amigos se atienden acá y siempre pensé que iba a querer trabajar acá cuando me recibiera. Tengo un vínculo casi de nacimiento y eso me motivó a aportar mi formación en una institución que cumple un rol tan importante en Juárez”, comenta Beltrán con enorme gratitud.

La receta de Olavarría

 
Inicialmente el rol de Enzo Beltrán fue organizativo. “Tenía que saber qué equipos había, dónde estaban ubicados, si tenían algún preventivo, si le habían realizado algún correctivo o mantenimiento. Después empezamos a armar un taller, a adquirir herramientas, a hacer otro servicio técnico y a controlar con inspección visual, preventiva”, observa con entusiasmo.

Hoy se trabaja a pleno con toda la gama de equipos del Hospital. “Hemos avanzado en la organización, con un listado de proveedores para adquirir equipos, hay un plan de mantenimiento preventivo, tenemos controles rigurosos del equipamiento médico, hay stock y ambulancias equipadas. En dos años el avance es muy grande”, asume con orgullo.

Esta iniciativa tuvo como antesala el Hospital Municipal “Dr. Héctor Cura” de Olavarría, que atiende 75 mil consultas mensuales. Allí hizo sus prácticas de campo. “Iba con mi libretita y anotaba lo que pasaba, lo que charlaba, lo visto y hacía fotos para tener un pantallazo de cómo se maneja el área de electromedicina en ese Hospital para volcarlo en el hospital de mi pueblo, salvando las diferencias”, sostiene, dando cuenta de que la ciudad de casi 23 mil habitantes registra entre 1500 y 2000 consultas en los meses pico.

Por eso, cuando llegó la oportunidad de presentar la iniciativa al Intendente, al director administrativo y a la jefa de Recurso Humanos, “me escucharon y abrieron las puertas, decididos a darme una oportunidad que dio sus frutos. El Hospital hoy cuenta con este servicio adicional y no es porque sea de mi pueblo pero es un Hospital modelo. No es por tirar flores pero hay equipamiento y profesionales de calidad”, remarca.

El proyecto califica y tiene posibilidades de ampliarse. “Todo equipamiento que tiene falla o necesita mantenimiento preventivo lo manejamos en la institución, pero esto es salud y hay que trabajar con la precisión al máximo, y si eso requiere llamar a un colega externo se hace. Los resultados están a la vista. Estamos próximos a seguir mejorando, adquirimos equipamiento y afianzamos lazos con proveedores. Es todo un proceso que se basa en confianza y conocimiento”, sintetiza Enzo Beltrán.

Saberes y valores

 
¿Qué aportes o herramientas generó la FIO en este recorrido? No duda en responder que la facultad lo formó en lo profesional desde la Tecnicatura Universitaria en Electromedicina pero también como persona. “Adquirí códigos, valores, conocimiento técnico que hoy me ayudan a desenvolverme y no solo ser buen técnico. Para mantener vínculos sanos y una relación laboral estable hay que manejar códigos y la facultad te enseña muchísimo sobre lazos humanos”.

De hecho, “no tenés una cátedra exclusiva de eso pero en el día a día los docentes, compañeros, autoridades y militancia estudiantil son herramientas que te forman como profesional y ayudan a insertarte en el ámbito laboral. El 70% de lo que soy hoy me lo ha formado la FIO, no solo lo técnico profesional sino en lo humano, moral, ético”, enfatiza.

Después sí destaca la importancia de la electromedicina, que se centra en “mantener los equipos funcionando y que sean seguros para el paciente y el operario. Las instituciones de salud funcionan porque hay gestión, trabajo administrativo, equipamiento médico de terapia y de diagnóstico y personal que sabe manipular dicho equipamiento”.

Un equipo integral

 
El desafío pasa por “siempre ser mejor, trabajar para ser mejor persona, mejor profesional todos los días; y que eso decante en el mejor funcionamiento de la institución y de los pacientes”, señala el técnico de la FIO que además es docente en la Escuela Técnica de Juárez.
Sueña con poder demostrar que la electromedicina es capaz de anexarse a otras áreas tecnológicas del Hospital. No es una batalla sencilla, lo sabe, pero “tener muchos conocimientos tecnológicos, técnicos y humanos es una fortaleza que puede aportar en muchas áreas”. Por lo tanto, su expectativa es armar un “equipo de trabajo tecnológico del Hospital que se haga cargo de todas las áreas desde cómputos y monitoreo hasta lo técnico de una luz balizadora o una sirena. Un equipo que englobe toda la tecnología hospitalaria”.