Gonzalo Yungblut descubrió la vocación dentro de la vocación cuando cursaba Ingeniería Química. Se propuso trabajar en la Barrick Gold, a 4600 metros de altura, y lo logró. Con escalas previas y posteriores, todas valiosas. Hoy es gerente en una firma francesa dedicada al litio. Viaja por el mundo y mira hacia África, con la huella FIO guiando sus pasos.

Instantáneas de un sueño hecho realidad. Así podría plantearse el camino recorrido por Gonzalo Yungblut. Un ingeniero químico nacido en Olavarría que se diplomó en la FIO y supo, desde entonces, que no pararía hasta llegar a la Barrick Gold Corp.. Hubo escalas previas y posteriores pero se dio el gusto de trabajar en la segunda productora de lingotes de oro del mundo y después seguir con vuelo propio. Hoy es gerente en Adionics, una empresa francesa que en Argentina apuesta al litio y el cobre.

Tiene 37 años, es inquieto y curioso por naturaleza. De mente abierta y voluntad imparable, sintió un imán especial con el oro y la plata desde que estudiaba en la Facultad de Ingeniería de Olavarría. Y hoy su hoja de ruta certifica que no estaba equivocado.

Experiencias que cotizan

 
“Me manejo por sueños, en lo profesional y personal. Y los sueños están para cumplirse”, asegura asumiéndolo como un lema de vida. El puntapié inicial fue la cursada de Química Inorgánica en 2004, ese fue el clic. “Un tema que me llamó atención y empecé a investigar en profundidad fue la lixiviación del oro y la plata, y ese año me empezó a picar el bichito de trabajar en esa minería metalífera”, sostiene el profesional.

“Lógicamente, apunté a la Barrick”, cuenta con increíble naturalidad. Y lo consiguió pero con escalas dado que en 2005 la multinacional puso en marcha una planta de proceso en San Juan donde solo incorporaba profesionales con experiencia que lo dejarían fuera de juego.

Entonces, se propuso indagar sobre la minería de oro. Contactó a una compañía de Santa Cruz que convocaba a ingenieros que quisieran radicarse en la provincia aunque no tuvieran demasiados pergaminos laborales. “Hice dos años y medio y medio ahí. Eso me sirvió de escuela como ingeniero de procesos en la minería de oro y me abrió la puerta a cumplir mi sueño que era trabajar en la Barrick Gold, que en ese momento era la productora de oro más grande del mundo; hoy es la segunda. Eso me dio un plus para mi carrera profesional”, observa, como si hubiera necesidad de aclararlo.

La experiencia fue breve pero muy enriquecedora y determinante. “Estuve un año, de 2017 a 2018, y nos tocó certificar el código internacional del cianuro. Estuvo difícil pero se logró”, explica, tras referenciar que era un trabajo a 4600 metros de altura en un lugar donde las noches están apenas por debajo de los 30 grados.

Litio sin fronteras

Fue un gran paso profesional, muy valioso, que disparó un nuevo proyecto ligado a la industria del litio. “En 2019, cuando empieza a ser un boom, me vine para Salta y hacia 2021 surge la propuesta de un ex gerente de una minera de litio para encarar el proyecto de la empresa francesa Adionics, con procesos de extracción directa de litio”, cuenta Gonzalo Yunglubt con ganas que resultan contagiosas.

Así se convierte en parte del equipo de esta firma europea como gerente de operaciones en Latinoamérica. “Somos una empresa chica donde también hago tareas como ingeniero de procesos o supervisor de operaciones. Tenemos tres plantas piloto donde demostramos que a una salmuera, como tiene cualquier salar de acá del noroeste en el triángulo de litio, lo ponemos en contacto con un líquido y selectivamente lo extraemos”.

Lidera el equipo y da soporte a todos los ensayos que solicitan clientes de Alemania, Francia y Chile. “Es un equipo multicultural porque somos profesionales de todas partes: franceses, chilenos, iraníes, alemanes y nuestro idioma de trabajo es el inglés. Gracias a estas empresas tuve oportunidad en 2022 de trabajar 6 meses en Europa”, destaca el ingeniero químico.

En 2022, uno de los destinos que el Ing. Gonzalo Yungblut inspeccionó fue la planta piloto alemana, ubicada a 200 kilómetros de Berlín.

Su misión fue activar la extracción de litio y realizar un monitoreo de la producción: estuvo tres meses en Calais y un mes en Bethune, ambas en Francia. Luego permaneció tres meses en Sondershausen, Alemania y posteriormente supervisó tareas en el norte de Chile, durante dos meses.

Un gracias a la FIO

 
En cada paso y frente a cada desafío aparece la huella de la FIO. “La Facultad cumplió un rol muy importante y fundamental para llegar a donde llegué. Me dio la capacidad de resolver problemas de todo tipo y a tomar las mejores decisiones. Siento que le debo muchísimo a la Universidad pública. Este año, en marzo, volví a la FIO y la encontré cambiada para bien. En algún momento voy a poder devolver parte de todo lo que me dio”, asume el Ing. Yungblut.

Avanza sin pausas y jamás se detiene. “Mis expectativas están asociadas a los sueños. Tengo 2 hijos, Marco y Thomas, y quiero que sean felices. Ahora, como proyección profesional, quisiera seguir creciendo. En esta empresa buscamos ir a escala industrial y me propongo seguir conociendo otros lugares de la Tierra”, comenta, y es para creerle.

Vive en Salta capital, uno de los lugares turísticos mejor posicionados en el ranking de Sudamérica. "Es una ciudad muy bonita y tranquila. Es enorme y se vive muy distinto respecto de Olavarría. El clima es caluroso y seco”, dice sin adaptarse del todo. “La gente es muy solidaria, cálida y abierta. He tenido la suerte de hacer amigos y eso hace que extrañe menos a Olavarría”, reconoce.

Su destino siempre está más allá y hoy atraviesa el océano, con el horizonte puesto en África. “Estoy por buen camino; aún no es momento pero estoy viendo de desarrollar un emprendimiento propio para tener alternativas a la ingeniería”, plantea sobre el final, sin dar detalles sobre esa próxima “instantánea” que seguramente se las ingeniará para hacer realidad.