Es un servicio gratuito y de puertas abiertas que la Facultad creó en 1983 pensando en sus estudiantes pero también en función de toda la comunidad. Desde entonces casi 15 mil alumnos/as del secundario accedieron a esta propuesta donde el derecho a elegir, alentado desde la Universidad Pública, es un valor distintivo que cada año se abraza con más fuerza.

Elegir, democracia, trabajar o estudiar, Universidad pública, Facultad de Ingeniería. Todas palabras clave que ayudan a poner en contexto y dimensionar el Programa de Orientación Vocacional Ocupacional (OVO) de la FIO que nació en 1983 y ha acompañado tanto la toma de decisiones de casi 15 mil estudiantes del secundario como la trayectoria educativa de sus propios/as alumnos/as.

“Siempre me conmovió mucho la relación de OVO con la democracia y es algo que llama la atención en los congresos y con colegas, que una Facultad de Ingeniería se haya propuesto en el retorno de la democracia contar con un servicio de orientación vocacional para toda la comunidad y no solo para sus potenciales estudiantes”, destaca la licenciada en Trabajo Social María Inés Berrino, actual coordinadora de la propuesta.

En la primavera de 1983 el país volvió a elegir y desde entonces abraza democracia como forma de vida. Ese mismo año la FIO se propuso tener voz y voto entre quienes terminaban el secundario y debían decidir qué hacer. Un desafío que se mantuvo en el tiempo, que se fortaleció con el paso de las décadas hasta convertirse en el GPS más buscado entre quienes recibirán su título secundario este diciembre.

Herramienta clave

Hay números que, puestos en contexto, hablan por sí mismos y construyen sentido. Desde 1983, cuarenta Promos optaron por el OVO a la hora de pensar qué hacer en el futuro. El relevamiento de este año, por ejemplo, contabilizó a más de 1300 estudiantes.

“Esto está intrínsecamente relacionado con el derecho a estudiar y fortalecer esto de pensarse a sí mismo, de respetarse, de tener una vida digna, de ir construyendo una vida desde un proyecto de vida, donde la carrera es una herramienta más”, analiza la Lic. Berrino que desembarcó en el OVO en 1991.

Hoy el abanico es amplio y los dispositivos muy diversos. Se ofrecen cursos presenciales, jornadas con escuelas, charlas por Zoom y consultas virtuales en el marco de este servicio que es gratuito y se potencia en cada edición. Pero además, el equipo del OVO realiza un relevamiento para determinar cuáles son las elecciones estudiantiles. El mapa vocacional 2023 arroja que las Ingenierías, Medicina, Sistemas, Psicología, Abogacía, Educación Física, Policía y Penitenciaría siguen siendo las carreras con más votos mientras que las ofertas de la ciudad y la región continúan encabezando las preferencias. De hecho, en Olavarría se opta más por la tecnología que en otras zonas del país, probablemente por el aporte que hace la Facultad de Ingeniería.

El programa está vigente hasta diciembre tanto para quienes sigan estudiando como para quienes opten por el mercado laboral. Está a cargo de las licenciadas María Inés Berrino (trabajadora social) y María Florencia Bellomo (psicopedagoga) junto con Andrés Álvarez (psicólogo).

En el grupo original de psicólogas estuvieron Marilín Poggio, Marta Depaolo, Susana Schwindt y luego Ana Hansen. A partir de 1991 se optó por una propuesta más interdisciplinaria y se incorporó a la Lic. Berrino que hizo una especialización en Orientación Vocacional Ocupacional. En 2015 sumaron la dimensión psicopedagógica y posteriormente la psicológica “para acercarnos más al proyecto de vida”, indica la coordinadora.

Poder elegir

“Lo más valioso es ofrecer la posibilidad de prevenir, de pensar en un proyecto de vida, en la inserción laboral o elegir una carrera. Me atraviesa en lo personal porque yo pude elegir y es muy valiosa la oportunidad de tener muchas facultades públicas acá, y este servicio brinda eso: ayudar a pensar en las oportunidades y el proyecto de vida para todos y todas”, reflexiona la Lic. Florencia Bellomo.

Actualmente, los talleres se desarrollan a lo largo de cinco encuentros, uno por semana, de 1 hora y 45 minutos de duración a contraturno escolar. En ese contexto, desde el OVO se atienden consultas vinculadas con la oferta educativa local y regional pero también reciben planteos puntuales respecto de carreras de todo el país.

Es “una experiencia fantástica tanto para estudiantes de Olavarría y la región como para nosotros, los coordinadores de los grupos, porque es proceso de ida y vuelta, de acompañamiento en la búsqueda de respuestas en un momento clave en la transición de la vida de un adolescente”, destaca Andrés Álvarez.

Desde los tradicionales cuadernillos que sirven de guía al igual que los encuentros presenciales hasta las consultas puntuales a través de las redes sociales, por Zoom o vía WhatsApp son parte del menú.
“En 40 años de democracia la idea es construir un proyecto de vida que conlleva valores personales, propuestas de capacitación y estudio, metas de inserción laboral y de trabajo, que hacen a la formación de la ciudadanía y a tomar decisiones con libertad democrática”, enfatiza la Lic. María Inés Berrino.

El valor de lo público

De todos modos, “no es la figura del coordinador la que orienta sino el proceso en sí, el conocer y compartir diferentes estímulos educativos, de intercambio, de profundización, de preguntas, de buscar deseos conscientes e inconscientes y de identificar según la posición del otro que está en la misma situación, con las mismas dudas y miedos y tener valor necesario para tomar una decisión sabia”, observa con entusiasmo el psicólogo.

En la pospandemia, los universos estudiantiles se muestran “más inquietos en esta búsqueda, más activos, más protagonistas de su propia historia, que es lo que queremos transmitir, que siempre puedan ser ellos. Nosotros estamos ahí para acompañar”, dice la Lic. Florencia Bellomo y su expresión resulta contenedora.

Definir qué tipo de trabajos o de profesiones se adaptan mejor a cada estudiante y que “es muy valioso que los chicos y chicas que se acercan sepan que es público, que conozcan el funcionamiento y cómo se subvenciona. Es algo en lo que hacemos mucho hincapié en el ingreso (a la FIO). Destacamos el valor de lo público y de las oportunidades que eso nos brinda”, destaca la psicopedagoga.

Cada año se potencia la importancia que tiene el OVO. “Es un servicio que está aprovechado, las escuelas lo reconocen y es muy heterogénea la cantidad de chicos de instituciones públicas y privadas, con imposibilidad de ir en contraturno a las escuelas. Y en paralelo OVO trabaja con los estudiantes de FIO”, comenta el psicólogo.

Un servicio de brazos abiertos, de escucha atenta, que vincula dentro y fuera del campus, que está en carrera desde hace cuatro décadas. “Todo esto habla de una institución universitaria que quiere conocer a la población que egresa” pero que también “acompaña a sus estudiantes en su tránsito por la universidad y uno puede construir esa democracia a través de conocer. Tener información permite tomar decisiones más acertadas en estas etapas que necesitan de una gestión de los cambios”, plantea sobre el final María Inés Berrino.