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 DIA MINERIA

•7 de mayo de 2024
•Tiempo de lectura: 4´30"
 

Hace cuarenta años el objetivo era reutilizar parte del material de descarte de las canteras de la región. Hoy el desafío es aprovechar el 100% optimizando recursos y neutralizando las emisiones de la producción de cemento. Investigaciones con el sello de la Facultad de Ingeniería que abren surcos, generan normativas y son referencia internacional.

 

 

“Nuestras investigaciones sobre la minería hoy están contribuyendo a la reducción de la huella de carbono”, asegura el ingeniero Fabián Irassar mientras repasa la generación de conocimientos y tecnología que desde hace cuarenta años impulsa la FIO bajo criterios de sosteniblidad.
 
En el Día de la Minería recreamos esa línea de tiempo que comienza en 1983, cuando se creó el Laboratorio de Materiales del Departamento de Ingeniería Civil y era impensable imaginar arenas trituradas con valor de mercado o disponer de una variedad de cementos sustentables. Por entonces, un 30% de la producción de piedra era descarte y justamente ahí estuvo la lupa de Facultad de Ingeniería hasta llegar, finalmente, a reconvertir esos residuos en un insumo para la construcción que actualmente cuenta con el respaldo de las normas IRAM.
 
“La FIO aportó el conocimiento para que otros se apropien y hagan el desarrollo”, señala el Ing. Irassar, poniendo en valor el prestigio que tiene la comunidad científica de la FIO en la región, en el país y en el mundo.

 

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Con menos emisiones y mayor aprovechamiento de la industria extractiva. Eso propone la Facultad de Ingenierá poniendo la lupa en la minería de la región.

 

“Nuestra base de formación fue el LEMIT, en los años 80, pero las problemáticas de los grandes centros de consumo de hormigón eran diferentes. No había en el país trabajos sobre hormigones con arenas trituradas. A nivel mundial tampoco porque los recursos no renovables no estaban en la agenda”, apunta el ingeniero Oscar Cabrera, testigo directo de aquellos primeros pasos que dieron bajo la guía del Laboratorio de Ensayos de Materiales para la Investigación Tecnológica (LEMIT) de La Plata.

 

Desde entonces, la FIO tuvo como objetivo generar aportes científicos centrados en las demandas más próximas y uno de los puntapié iniciales fue “una investigación de la ingeniera Viviana Bonavetti sobre el desarrollo de cementos con filler, que más tarde interesó a las cementeras y finalmente se transformó en una norma donde se admitía que los cementos tuvieran clinker, yeso y hasta un 25% de filler”, que es el polvo de trituración, tal como destaca el Ing. Cabrera, hoy vicedecano de la institución.

 

 

Rol protagónico

 

El volumen de producción académica destinado a idear sistemas industriales más sustentables se fue consolidando con el tiempo y ha tenido varios avances significativos como la tesis doctoral sobre arenas trituradas que “contemplaba la durabilidad, la vida útil, las bajas emisiones y la corrosión para poder hacer un buen hormigón”, observa el Ing. Cabrera, con mirada retrospectiva sobre ese trabajo que lleva su firma.

 

En ese paso a paso, la Facultad de Ingeniería logró asumir un rol protagónico tanto en la formación de recursos humanos como en el campo de la investigación y el desarrollo de tecnología destinada a la generación de procesos industriales más amigables con el ambiente.

 

“En estos 40 años nuestro grupo se convirtió en uno de los más estables en cantidad, producción y permanencia dentro de los ámbitos de discusión sobre temas de hormigón. Antes era el LEMIT; ahora la FIO es referencia nacional e internacional no solo porque registra las demandas sino porque plantea cómo solucionarlas”, remarca Oscar Cabrera.

 

 

Aprovechar todo

 

“Hoy el 30% de las hormigoneras de Buenos Aires usan este tipo de arenas trituradas, algo que estaba prohibido y era un pasivo ambiental pasó a ser un activo de uso cotidiano. Y seguimos trabajando para que se utilice todo”, enfatiza el Ing. Fabián Irassar, referente de un grupo de investigadores que cada año suma nuevos profesionales en dicha cruzada.

 

El desafío actual es recuperar el residuo que queda de aquellas “montañas de arena” que hoy cotizan en la industria de la construcción. “Hay un 10% del polvo de piedra que queda y que va a tener valor nominal muy alto” pero “hay que hacer la beneficiación o mejora, y las investigaciones apuntar a eso, a las micropartículas. El desafío es cómo obtenerlas en forma económica para que se puedan usar en todos materiales de construcción”, explica con entusiasmo el ex decano de la Facultad, consciente de que es viable sumar este ingrediente a la receta científica que ya aplica en Argentina y otras latitudes.

 

Un punto a favor es que Olavarría es uno de los centros más cercanos de provisión de materiales para la construcción pero tiene, como contrapeso, los costos del transporte, por lo que es necesario “obtener mayor valor agregado de nuestros productos para poder competir con los polvos de piedra que se generan en todas las canteras”, sostiene Irassar.

 

 

Hacia las cero emisiones

 

La industria de la construcción es una de las más contaminantes en términos de emisiones de gases de efecto invernadero y hay datos que grafican el impacto significativo que tiene en cuanto al uso de materiales: “Demanda el 35% del aluminio que se produce, casi el 50% del hierro, un 80% de cerámico y el 60% de vidrio. El 30% de las emisiones provienen del transporte y de los materiales de construcción. Lo más complejo es el volumen y las soluciones deberán ser sectoriales y regionales”, advierte el Ing. Fabián Irassar.

 

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El Ing. Fabián Irassar integra el eqipo de investigadores de la FIO que plantea soluciones regionales que son referencia a escala internacional.

 

Por eso, cada proyecto de investigación es definido a partir de las necesidades del territorio apoyándose en la evaluación de soluciones sustentables, en este caso, aplicadas a cuestiones mineras. “La mayoría piensa que se resuelve con la no minería y eso es incorrecto. No hay reemplazo ecológicamente sustentable. El cemento portland no va a dejar de ser uno de los ingredientes de la construcción porque no hay posibilidad de encontrar un sustituto en los volúmenes que se necesitan”, aclara el investigador.

 

Sí es determinante avanzar con indicadores de sostenibilidad a partir de líneas de estudio como las que actualmente desarrollan dos investigadoras del CONICET en la FIO: “La doctora Silvina Zito sobre residuos de construcción y cómo incorporarlos dentro de economía circular y la doctora Gisela Córdoba en el análisis de sostenibilidad de materiales”, ejemplifica el Ing. Irassar.

 

De hecho, la minería del futuro no deberá plantearse como producción masiva sino a partir de materiales que generen menos residuos y más valor agregado. “Se necesita conocimiento, investigaciones y diseño de tecnología. Cuando lo hayan adoptado pasará a ser el patrimonio de muchos empresarios que darán trabajo en nuestra zona y seguiremos siendo una región minera sustentable para la construcción”, evalúa Irassar.

 

El plan para reducir en forma significativa, rápida y sostenida las emisiones contaminantes y avanzar hacia una descarbonización en 2050 es crucial para el Planeta. “Bajar las emisiones a cero es clave. Nuestro desafío es cómo llegamos a esas emisiones cero en todos esos procesos productivos de la industria de la construcción y eso incluye a toda la minería de la región”, concluye el Ing. Irassar, convencido de que rol estratégico de la FIO, siempre, es anticiparse al futuro a partir de la producción de saberes, transferencia de conocimiento y desarrollo tecnológico.

 
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